Vale más la preventiva que la curativa

por Revista Hechos&Crónicas

Nos identificamos plenamente con esta frase pero ¿cómo enfocarla en la influencia del cristianismo en la niñez?

En primer lugar, debemos partir de una verdad absoluta: Instruye al niño en el camino correcto y aun en su vejez no lo abandonará. Proverbios 22:6.

Pareciera sencillo pero la realidad nos muestra algo muy diferente. ¿En qué momento debo educar al niño en el conocimiento de Dios? La respuesta es: 20 años antes de su nacimiento. Es cierto, yo no puedo enseñar algo que no creo, no conozco, no vivo y no soy buen ejemplo a seguir.

El problema no está en la niñez. Ellos son un tesoro que Dios nos ha dado, para que de una manera responsable, les demos una formación integral basada en el amor de Dios. Si queremos edificar familias sólidas como base de la sociedad, Dios nos brinda muchas ayudas, empezando por su Palabra divina.

La ausencia de una figura paterna ha jugado un papel dañino en el tejido social de nuestra sociedad colombiana y latinoamericana, puesto que ha desdibujado los planes de bendición que Dios ha diseñado para nuestros niños trayendo abandono , desprotección, abuso, maltrato, explotación y desatención de las necesidades básicas, etc. Esto ha permitido que la niñez pierda el rumbo que Dios tiene trazado para cada uno de los niños y niñas, quienes son los que edificarán los hogares que fortalecerán o debilitarán nuestras sociedades.

Recordemos que los planes que Dios tiene para nosotros son de bienestar y no de calamidad, pero esto depende del cuidado que tengamos desde la niñez. Nunca es tarde para brindar ayuda, cuidado, apoyo y amor a los tesoros que Dios nos ha dado.

Es a través de la formación con principios y valores que encontramos en las Sagradas Escrituras, podremos otorgar bienestar y formación integral para el presente y futuro de la sociedad. Es necesario buscar ayuda, sabiduría, orientación y consejo para convertir en vivencia, la creencia y así, nuestra sociedad verá el fruto de la siembra en sabiduría que hemos realizado con cada niño.

Sin embargo, esta labor se debe realizar primero en nuestra casa. Los padres, acudientes o tutores de los niños requieren de mucho valor, paciencia, esfuerzo, dedicación y mucho amor para lograr los resultados esperados. En muchos casos es posible que no logremos ver estos resultados pero sabemos que Dios es fiel y cumple sus promesas: Pues la visión se realizará en el tiempo señalado; marcha hacia su cumplimiento y NO dejará de cumplirse. Aunque parezca tardar espérala; porque sin falta vendrá. Habacuc 2:3.

Las Iglesias y colegios son apoyos, pero la labor es 100 % nuestra y Dios nos va pedir cuentas de lo que hagamos. Si tus hijos crecieron y no realizaste tu trabajo como debía ser ¡Ánimo! Todavía hay tiempo para actuar con ellos y además vienen los nietos, sobrinos, vecinos o cualquiera que esté cerca de ti. Puedes ser un “influencer” positivo que ayude a transformar vidas, siendo un buen ejemplo.

Si eres servidor de Dios o has permitido que Jesús transforme tu vida para impactar la vida de tus hijos o los niños a tu cuidado, te comparto este verso esperanzador: No trabajarán en vano ni tendrán hijos para la desgracia; tanto ellos como su descendencia serán simiente bendecida del Señor. Isaías 65:23.

Por: Luis Fernando Cortés. Pastor de la iglesia cristiana Casa Sobre la Roca.

Foto: Kelly Sikkema – Unsplash (Foto usada bajo licencia Creative Commons)

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