Más que un snack

por Revista Hechos&Crónicas

Cada vez que comparto acerca de la importancia de profundizar en el estudio de la Palabra de Dios, hago esta analogía: “Hay cristianos que sólo leen la Biblia los domingos, y porque se tiene el detalle de proyectar el pasaje bíblico en pantalla gigante. Se alimentan de lo masticado por el predicador de turno en el servicio dominical y nunca más abren sus Biblias (física o digital). Suelo decir, que están acostumbrados a comer un snack, que los entretiene pero que no los alimenta”.

Y permítame decirle que así como un snack no es nutritivo al cuerpo, la falta de comunión diaria con la Palabra de Dios también carece de nutrición espiritual. ¿Cuántas veces una barrita de cereal es usada para engañar al estómago? ¿Cuántas veces usamos lo que escuchamos y leímos en el culto dominical para engañarnos a nosotros mismos y convencernos que es suficiente para sobrevivir una semana hasta el próximo culto?

En un nivel básico se puede hacer una diferenciación a grandes rasgos entre macronutrientes y micronutrientes. Los primeros incluyen hidratos de carbono, proteínas y grasas.

Aportan energía al cuerpo humano. El segundo grupo incluye las vitaminas, minerales (y oligoelementos) y fitoquímicos.  Aunque no aportan energía como lo hacen los macronutrientes, no podríamos vivir sin ellos. Cumplen funciones muy diferentes en todo el cuerpo: el transporte, la recuperación y conversión de energía no sería posible sin los micronutrientes.

¿Qué quiero decir con la lección sobre nutrientes? Que hay momentos en que necesitamos recibir la prédica del domingo. Nos hace bien, nos da fuerzas. Compartimos con la congregación, empatizamos con las personas, vivimos en comunidad, (aunque sea virtualmente). Pero en casa, en la intimidad de mi cuarto, o mi oficina, necesito compartir con el Espíritu Santo de Dios un tiempo de conocer de él a través de las Escrituras, y de mi devoción y alabanza personal.

Como los macro y micronutrientes no funcionan bien sin los otros, de igual manera sucede en la vida cristiana. Sin esforzarme por recibir de Dios en lo privado, lo que recibo en público y en comunidad, no alcanza para brindarme una vida espiritual equilibrada y sana.

¡No se conforme! Vaya por algo más que un snack. ¡Busque el banquete que el Señor tiene preparado hoy para usted! Verá grandes cambios en su vida.

¡Grande es la fidelidad de Dios! Mientras que nosotros somos infieles, y tratamos de entretenernos con snacks espirituales, el Señor siempre es fiel y nos promete renovar sus bondades para con nosotros cada día. Su compasión nunca se acaba, ni se agota.

Digamos ¡basta! al snack de un mensaje masticado por otro y volvamos a los nutrientes que podemos tomar, de primera mano, de la Palabra de Dios.

El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad! Lamentaciones 3:22-23. Buscar ánimo con un pasaje de Lamentaciones suena paradójico, pero en la lógica de Dios es su amor que nunca se acaba y que genera bendiciones grandes cada día. Al decir, cada día, digo ¡TODOS LOS DIAS!

Por: Esteban Fernández. Director del Ministerio Latino de Bíblica, y presidente del ministerio de capacitación a líderes “Nuestra Fortaleza”.

Foto: Aaron Burden – Unsplash (Foto usada bajo Licencia Creative Commons)

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