¿Medicina y alimentación prohibidas?

por Revista Hechos&Crónicas

La medicina es una ciencia aprobada por Dios. Jesús dijo que los enfermos, y no los sanos, necesitan médico. Uno de los Evangelios y Hechos de los Apóstoles, son libros escritos por un médico: Lucas.

Todas las ramas de la medicina son válidas (incluidas la homeopatía y la acupuntura), siempre y cuando permanezcan en el ámbito científico, pero se vuelven fraudulentas si incursionan en el ocultismo; entonces pasan a ser medicina religiosa, magia y hechicería. Hoy se observa a curanderos enfundados en batas de doctores, que trabajan con horóscopos, hierbas, péndulos y varas radiestésicos, quiromancia y otras manifestaciones sospechosas. Y en las zonas rurales, el chamanismo disfruta de enorme popularidad y aceptación.

El Libro de Enoc, muy llevado y traído a través del mundo en este inicio millenial, no entró a formar parte del canon judeocristiano del Antiguo Testamento, porque pudo comprobarse que su texto genuino había sido objeto de interpolaciones para justificar doctrinas satánicas. Pero hay algunas cosas que la Biblia avala sobre tal libro, especialmente en la Epístola de Judas Tadeo. Es Enoc quien dice que los ángeles caídos (últimamente identificados por algunos como extraterrestres) enseñaron a los primeros hombres, entre muchas artes, las propiedades curativas y letales de las plantas. Con razón las brujas son expertas en baños, unciones y bebedizos vegetales.

En la alimentación, en concordancia con religiones orientales, se predica el vegetarianismo, dieta que algunos ligan a la reencarnación. No se debe comer carne animal porque es necesario quitar una vida, lo cual interrumpe bruscamente el karma. Pero las Sagradas Escrituras no prohíben consumir carne animal, sino más bien lo recomiendan. Todo lo que se mueve y tiene vida, al igual que las verduras, les servirá de alimento. Yo les doy todo esto. Pero no deberán comer carne con su vida, es decir, con su sangre. Génesis 9:3-4.

He allí una dieta balanceada de carne y vegetales. La única veda bíblica vigente es sobre consumir la sangre de los animales. Pedro tuvo una singular experiencia, debido a que la Ley de Moisés prohibía algunas especies para el consumo humano. Hallándose en Jope, mientras oraba en la azotea, sintió hambre y tuvo un éxtasis:

Vio el cielo abierto y algo parecido a una gran sábana que, suspendida por las cuatro puntas, descendía hacia la tierra. En ella había toda clase de cuadrúpedos, como también reptiles y aves.

—Levántate, Pedro; mata y come —le dijo una voz.

—¡De ninguna manera, Señor! — replicó Pedro—.

Jamás he comido nada impuro o inmundo. Por segunda vez le insistió la voz:

—La que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro. Esto sucedió tres veces, y enseguida la sábana fue recogida al cielo. Hechos 10:11-16.

Esta visión es fundamentalmente una orden de predicar el evangelio a los gentiles; pero tiene un profundo significado, también, sobre las prohibiciones alimenticias. Pablo hace esta tremenda admonición:

Prohíben el matrimonio y no permiten comer ciertos alimentos que Dios ha creado para que los creyentes, conocedores de la verdad, los coman con acción de gracias. Todo lo que Dios ha creado es bueno, y nada es despreciable si se recibe con acción de gracias, porque la palabra de Dios y la oración lo santifican. 1 Timoteo 4:3-5.

Hay quienes afirman que Jesús era vegetariano. Eso se cae por la base, puesto que el Señor comió la Pascua judía, cuyo plato fuerte es cordero; y, después de su resurrección, preparó un desayuno de peces a la orilla del lago y lo compartió con sus amigos pescadores.

Foto: David Bernal / Revista Hechos&Crónicas

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