Los secretos de la fe

por Revista Hechos&Crónicas

Creer que Dios tiene autoridad sobre todo.

A veces olvidamos las cosas más simples y elementales. Por ejemplo, oramos preguntando: Señor, ¿dónde estás? Vaya simpleza, Él está en todo lugar, inclusive allí donde lo llamamos. También solemos increpar: Señor ¿no te das cuenta cuánto sufro? ¡Qué insolencia piadosa!

El todo lo sabe. Somos muy torpes para acercarnos a la realidad de Dios. El tiene autoridad absolutamente sobre todo: lo natural y lo sobrenatural.

Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo: -Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Mateo 28:18.

Jesús es el Mediador ante Dios, la autoridad sobre cuanto existe, la cabeza de todo principado y potestad.

Buscar la voluntad de Dios

Hay personas que oran conforme a sus caprichos, como diciendo: Hágase mi voluntad. Excelente forma de no obtener respuesta. Pues, ¿qué dice la Escritura? Esta es la confianza que tenemos al acercarnos a Dios: que si pedimos conforme a su voluntad, él nos oye. Y si sabemos que Dios oye todas nuestras oraciones, podemos estar seguros de que ya tenemos lo que le hemos pedido. 1 Juan 5:14-15. Sencillo, ¿verdad?

No mirar las circunstancias ni las limitaciones

Abraham es un paradigma de fe, ni para qué resaltarlo. Su descendiente Pablo de Tarso se refiere a él en términos elocuentes.

Contra toda esperanza, Abraham creyó y esperó, y de este modo llegó a ser padre de muchas naciones, tal como se le había dicho: ¡Así de numerosa será tu descendencia! Su fe no flaqueó, aunque reconocía que su cuerpo estaba como muerto, pues ya tenía unos cien años, y que también estaba muerta la matriz de Sara.

Ante la promesa de Dios no vaciló como un incrédulo, sino que se reafirmó en su fe y dio gloria a Dios. Romanos 4:18-20.

Abraham es el padre de la fe, porque El no miró las circunstancias ni las limitaciones.

Estar plenamente convencido

Es el propio padre de la fe quien una vez más nos enseña lo correcto. Plenamente convencido de que Dios tenía poder para cumplir lo que había prometido. Vers. 21.

La convicción plena de Abraham en el poder divino fue el soporte para confiar en la promesa. El entendió que Dios, siendo perfecto, mal podría prometer algo que no cumpliría.

No cambiar de parecer

Frecuentemente obstaculizamos nuestra fe por la falta de precisión y dirección. No estamos seguros de lo que queremos recibir.

Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace. Santiago 1:6-8.

No se refiere Santiago, como es obvio, a la duda mental; habla más bien de la incredulidad y la indefinición de propósitos.

Pedir en el nombre de Jesús

Muchas personas no reciben lo que piden, porque lo hacen incorrectamente. Jamás pasemos por alto que la petición debe elevarse en el Nombre de Jesús. De lo contrario caerá en el vacío eterno.

Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré así será glorificado el Padre en el Hijo. Lo que pidan en mi nombre, yo lo haré. Juan 14:13-14.

Esta enseñanza nos entrega la llave maravillosa de la fe para usarla en forma consistente en nuestra vida. Es una de las llaves que el Señor entregó a todos los que como Pedro hemos proclamado: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.

Nada será imposible para ti, si aprendes estas técnicas sencillas. Anímate leyendo Hebreos 11, el gran capítulo sobre los campeones de la fe. Ello mejorará grandemente la calidad de tu vida.

Por Rev. Darío Silva – Silva. Fundador y presidente de Casa Sobre la Roca, Iglesia Cristiana Integral.

Foto: David Bernal / RevistaHechos&Crónicas

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