Pequeños protagonistas, grandes lecciones

por David Bernal

Dios ha permitido que cientos de niños sean quienes lleven el amor, la alegría y la inspiración bíblica de muchos adultos. La fe, inocencia y capacidad de los niños para asombrarse son las herramientas que Dios usa para transformar a la familia y amigos.

Dios tiene un espacio muy especial para los niños en las Sagradas Escrituras y enseñó y transmitió al mundo varios conceptos espirituales del amor, la humildad, el servicio y el reino de Dios a través de los niños.

Desde el Antiguo Testamento hasta el Nuevo, Dios usó a los niños para dar lecciones básicas del mensaje de salvación a los adultos, incluso llegando a concluir que: el reino de los cielos es de quienes son como ellos. Sin embargo, este no es el único ejemplo donde El Señor pone a los niños como protagonistas a la hora de enseñar principios bíblicos a los más grandes e incluso a los 12 discípulos o grandes personajes bíblicos como Elías, José y María.

El hijo de la sunamita

Este caso es algo especial. La sunamita tuvo un hijo que había llegado a su vida como una bendición de Dios tras ser respuesta de una promesa hecha por el profeta Eliseo, tiempo atrás. Sin embargo, el niño murió en extrañas circunstancias produciendo una tristeza incomparable en su madre, quien dolida aún seguía creyendo en el poder de Dios y en el profeta, tal como lo reseña 2 Reyes 4:8.

Cuando Eliseo llegó a la casa, encontró al niño muerto, tendido sobre su cama. Entró al cuarto, cerró la puerta y oró al Señor. Luego subió a la cama y se tendió sobre el niño boca a boca, ojos a ojos y manos a manos, hasta que el cuerpo del niño empezó a entrar en calor. Eliseo se levantó y se puso a caminar de un lado a otro del cuarto, y luego volvió a tenderse sobre el niño. Esto lo hizo siete veces, al cabo de las cuales el niño estornudó y abrió los ojos. 2 Reyes 4: 32 – 35.

El Señor usó la vida de este niño para bendecir a una familia que había abierto su casa para el bienestar del profeta, pero la vida de este pequeño fue testimonio del poder de Dios sobre la vida y la muerte. Desde su concepción, la vida de este niño fue un instrumento divino para impactar las vidas de su familia, su pueblo e incluso para el profeta.

La hija de Jairo

Mateo 9:18-26 narra un episodio donde un dirigente en Israel le pide a Jesús que reviva a su hija que acaba de morir. La fe de este hombre que abogaba por su hija, lleva a Jesús y a sus discípulos a dirigirse a la casa para conocer de primera mano el caso.

Cuando Jesús entró en la casa del dirigente y vio a los flautistas y el alboroto de la gente, les dijo: —Váyanse. La niña no está muerta, sino dormida. Entonces empezaron a burlarse de él, señalan las Sagradas Escrituras.

Al llegar y ver que ya están en el velorio de la niña, Jesús desafía la fe de quienes están allí al asegurar que solo está dormida. Al recibir burlas, Jesucristo revive a esta pequeña y con “guante blanco” vence a la muerte y demuestra a quienes estaba allí que el poder de Dios sobrepasar a la mismas leyes de la naturaleza. Pero cuando se les hizo salir, entró él, tomó de la mano a la niña, y esta se levantó. La noticia se divulgó por toda aquella región.

Profeta Samuel

Desde muy pequeño fue encomendado para el servicio a Dios y mientras se preparaba estuvo bajo la tutela de Elí durante una gran parte de su infancia y adolescencia. Cuando era un pequeño, Samuel tuvo su primera visión por parte de Dios donde le mostraba el castigo que recibiría Elí por no haber corregido a sus hijos (1 Samuel 3: 1 – 21).

Entonces el Señor se le acercó y lo llamó de nuevo:

—¡Samuel! ¡Samuel!

—Habla, que tu siervo escucha — respondió Samuel.

—Mira —le dijo el Señor—, estoy por hacer en Israel algo que a todo el que lo oiga le quedará retumbando en los oídos. Ese día llevaré a cabo todo lo que he anunciado, de principio a fin,  en contra de Elí y su familia.

Dios usó a Samuel para enviarle este duro mensaje a Elí pero también fue una preparación para todo lo que haría este profeta frente a reyes, dirigentes y el pueblo de Dios durante todo su ministerio. Esta fue una confirmación para Samuel de la misión y propósito de vida, como lo comparte la Biblia en 1 Samuel 3: 19 – 20:

Mientras Samuel crecía, el Señor estuvo con él y cumplió todo lo que le había dicho. Y todo Israel, desde Dan hasta Berseba, se dio cuenta de que el Señor había confirmado a Samuel como su profeta.

Jesús a los 12 años

El mismo hijo de Dios nos da una lección sobre buscar siempre la guía divina y de obediencia a la edad de los 12 años.

El único vistazo de la infancia de Jesús en la Biblia se nos presenta en una situación durante un viaje familiar a Jerusalén para la Fiesta de la Pascua. Al retornar de la tradicional fi esta judía, María y José se dan cuenta que Jesús no estaba con ellos y después de una intensa búsqueda de tres días lo encuentran en el templo.

Al cabo de tres días lo encontraron en el templo, sentado entre los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían se asombraban de su inteligencia y de sus respuestas. Cuando lo vieron sus padres, se quedaron admirados. Lucas 2:46-48.

Allí, José y María reprenden a Jesús por haberse perdido por tres días, más no por su afán de conocer más a profundidad las Sagradas Escrituras en el templo. Tras este episodio, Jesús es obediente a sus padres sujetándose a su autoridad pero creciendo en sabiduría divina.

Así que Jesús bajó con sus padres a Nazaret y vivió sujeto a ellos. Pero su madre conservaba todas estas cosas en el corazón. Jesús siguió creciendo en sabiduría y estatura, y cada vez más gozaba del favor de Dios y de toda la gente, relata Lucas 2:51-52.

Por: David Bernal – david.bernal@revistahyc.com

Foto: Freepik (Foto usada bajo Licencia Creative Commons)

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