En el libro “Pat Robertson responde a las preguntas más inquietantes de la vida”, se habla específicamente sobre el tema:
“El aborto constituye definitivamente un mal. Es suprimir una vida humana, ya que la Biblia muestra que la vida comienza con la concepción. Dios nos da forma cuando aun estamos en el vientre de nuestra madre (Salmo 139:13). El profeta Jeremías y el apóstol Pablo fueron llamados desde antes de su nacimiento (Jeremías 1:5). Juan el Bautista saltó en el vientre de su madre cuando se escuchó la voz de María, la madre del Señor (Lucas 1:44). Obviamente, los niños ya poseen identidad espiritual desde que están en el vientre de sus madres.
Desde el momento en que ocurre la concepción comienza un proceso de desarrollo que continúa hasta la edad adulta. Dios condenó a los israelitas que sacrificaban sus hijos al dios pagano Moloc. Esas criaturas se consumían en el fuego del sacrificio (Levítico 20:2), ofrecidos a un dios de la sensualidad y las conveniencias humanas. Lo mismo ocurre en nuestros días, y al actuar de esa manera confesamos que los seres humanos no valen nada para nosotros. Esta es una terrible mancha en nuestra sociedad.
La Biblia no es más específica en el caso del aborto porque tal práctica era algo impensable para el pueblo de Dios. Por ejemplo, cuando Israel estaba en Egipto, un faraón cruel forzó a los israelitas a matar a sus niños recién nacidos. En la Biblia se considera este incidente como el más alto exponente de la crueldad y la opresión (Éxodo 1:15–22). La idea de matar a sus propios hijos era anatema entre los hebreos. A todo lo largo del Antiguo Testamento, las mujeres soñaban con los hijos. Los hijos se consideraban un don de Dios. Las mujeres imploraban no estar estériles. ¿Cómo puede una mujer creyente destruir a su propio hijo? El aborto no solo es inconcebible, sino el máximo exponente de la barbarie pagana”, expresa Robertson.
¿Puede Dios perdonar un aborto?
Randy Alcorn en su libro “¿Por qué a favor de la vida?” explica millones de mujeres y hombres tanto en la sociedad como en la iglesia, están sufriendo por culpa del aborto.
“Dios te ama y desea perdonarte por tu aborto, hayas sabido o no lo que estabas haciendo. Pero antes de poder apreciar la buena noticia, hay que conocer la mala noticia: todos somos culpables de muchos delitos morales en contra de Dios (Romanos 3:23). Pecar nos separa de una relación con Dios (Isaías 59:2), nos engaña, nos hace creer que lo malo es bueno y lo bueno es malo (Proverbios 14:12).
Cuando Cristo murió en la cruz por nosotros, dijo: “Consumado es” (Juan 19:30 R.V. 1960), que significa “pagado en su totalidad”. Cristo murió para pagar en totalidad nuestra deuda.
Debido a la obra de Cristo hecha por nosotros, Dios nos ofrece gratuitamente el perdón. Estas son solo algunas de esas ofertas: Él no nos trata como merecen nuestros pecados, no nos paga conforme a nuestras iniquidades. Él dice en Su Palabra: si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. 1 Juan 1:9. Por lo tanto, ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús. Romanos 8:1.
Dios nos ofrece el don del perdón y vida eterna, pero no es automáticamente nuestro. Para obtener el regalo, debemos elegir a aceptarlo.
Puedes estar pensando, “Pero yo no merezco el perdón después de todo lo que he hecho”. Eso es exactamente correcto. Ninguno de nosotros merece el perdón. Si lo mereciéramos, no lo necesitaríamos. Ese es el punto de la gracia. Cristo obtuvo lo que nosotros merecíamos en la cruz para que nosotros pudiéramos obtener lo que no merecemos: borrón y cuenta nueva, un nuevo comienzo.
Dios no quiere que vayas por la vida castigándote por tu aborto o por cualquier otro mal que hayas hecho. Jesús le dijo a una mujer inmoral, “Tus pecados han sido perdonados. Tu fe te ha salvado, vete en paz” (ver Lucas 7: 47-50).
No importa lo que hayas hecho, ningún pecado va más allá del alcance de la gracia de Dios. Puedes sentirte limpia inmediatamente cuando confiesas tus pecados, o tal vez necesites ayuda para lidiar con ellos. De cualquier manera, estás perdonada. Debes tratar de olvidar lo que queda atrás y caminar hacia adelante a un futuro positivo hecho posible gracias a Cristo (Filipenses 3:13-14). Cada vez que empecemos a sentirnos culpables, es hora de volver a la Biblia y recordarnos a nosotros mismos, y unos a otros, del perdón de Dios.
Recuerda que un paso saludable que puedes tomar es acercarte a mujeres que pasaron por lo mismo que tú. Dios puede eventualmente utilizar tu experiencia para ayudar a los demás y compartir con ellos el amor de Dios”.
Por: Jennifer Barreto – jennifer.barreto@revistahyc.com
Foto: Freepik