No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Romanos 12:2.
Una evidencia del genio creativo de Dios, es la mariposa, con sus colores increíblemente brillantes y vistosos. En su poema Mariposa del aire, el escritor García Lorca, expresa lo hermosa que es:
“Mariposa del aire,
qué hermosa eres,
mariposa del aire dorada y verde.
Luz del candil,
mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!
No te quieres parar,
pararte no quieres…
Mariposa, ¿estás ahí?”
Para desarrollarse y llegar a tal hermosura, las mariposas deben pasar por un periodo de metamórfosis. La compañía Illustra Media editó un video titulado Metamorphosis: The Beauty & Desing of Butterfly, en el que muestra de forma detallada esta maravilla de la creación, su proceso de transformación de la oruga, para dar lugar al nacimiento de la mariposa, prodigio de belleza y delicadeza voladora.
El productor y director de la película, Lad Allen, dice las razones que lo llevaron a editarlo: “Este proyecto ha estado rodeado de maravilla. El ciclo de vida de una mariposa sigue siendo uno de los grandes misterios del mundo natural. Una oruga terrestre se encierra en una crisálida, entonces, sus órganos se disuelven en una sopa molecular, después se reorganizan construyendo alas, ojos compuestos, sistemas de reproducción y un conjunto de órganos que no existían en la oruga. Es un proceso increíble que reclama a gritos un propósito, una anticipación, ingeniería y diseño”.
La transformación en el creyente
Porque a los que Dios conoció de antemano, también los predestinó a ser transformados según la imagen de su hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos. Romanos 8:29.
Como la mariposa, también el creyente fue predestinado para ser transformado por medio de la renovación de la mente. El apóstol Pablo escribe: Ser transformados, aquí se trata de un proceso y no se realiza en un solo acto.
Para llegar a ser hermosos y únicos como las mariposas, se necesita de la obra regeneradora del Espíritu Santo y es cada cristiano quien pone de su parte para limpiar, purificar, nutrir, llenar la mente con pensamientos nuevos, renovados mediante la Palabra de Dios que cambia todas esas palabras negativas, de acusación o maltrato verbal, recibidas en la infancia y se quedaron envueltas como en una crisálida en el interior del ser, obstruyendo así el desarrollo y la transformación conforme a la imagen de Cristo.
Dios no llama a las personas por lo que son, sino por lo que pueden llegar a ser, ve más allá de aquello que les dijeron que eran, de sus errores. Él ve su labor y la increíble mariposa que llegará a ser.
Lo que se llega a ser
Al renovar la mente se cambian los pensamientos condenatorios, negativos, que marcaron la vida, se crecerá y vivirá de acuerdo con lo que Dios dice: como hijos amados, hermosos, únicos, libres, redimidos, perdonados, salvados, limpiados, sanados, valiosos y victoriosos.
Un ejemplo de transformación de Dios, es Jacob: mentiroso, engañador, de poco carácter, deshonesto. Quitó a su hermano su progenitura, tenía muchas fallas, pero Dios le cambió el nombre por el de Israel, que significa Príncipe con Dios, pasó de ser llamado tramposo a ser el padre de doce hijos que se convirtieron en patriarcas de las doce tribus que formaron el pueblo de Dios. Cambió sus pensamientos de: “ya no soy tramposo, engañador” por los de “soy un príncipe, escogido por Dios” con un destino qué cumplir, con una tarea encomendada, renovó su mente y la transformó y así poder cumplir lo encomendado.
Dios no juzga, no ve el exterior de la mariposa, ve el corazón y quiere transformarlo, dar otra oportunidad para que nos veamos diferentes, con su luz que brilla, ve la mariposa única y maravillosa en el gusano, solo que no hay qué temer, confiar en que Dios mismo es quien lo hará:
No temas, gusano Jacob, pequeño Israel —afirma el SEÑOR—, porque yo mismo te ayudaré; ¡el Santo de Israel es tu redentor! “Te convertiré en una trilladora nueva y afilada, de doble filo. Trillarás las montañas y las harás polvo; convertirás en paja las colinas. Isaías 41:14-15
Este proceso de transformación, tanto en la mariposa como el hombre está rodeado de ingenio y creatividad por parte del Creador. El creyente, al igual que la mariposa en su proceso de metamorfosis, para llegar a ser maravillosa y única, necesita vivir adversidad, trauma, rechazo, soledad, abandono, dificulta y dolor para ser transformado conforme a la belleza y esplendor de Cristo.
En la mariposa, la transformación es externa, perecedera y de corta vida. En el creyente es interna, de mayor esplendor y belleza y nunca acabará pues es eterna.
Por: Hilda Cristina López – Twitter: @forjatalentos
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