De la flora intestinal depende… ¿mi salud?

por Revista Hechos&Crónicas

¿En dónde cree que se incuban las enfermedades? ¿En el aire, en los cromosomas, cree que los culpables son los virus y bacterias? ¿Considera que la genética tiene algo que ver? A simple vista responderíamos, “sí, podría ser”, pero los males que nos aquejan inician en la flora intestinal que básicamente es el conjunto de microorganismos vivos que habitan en nuestro intestino y que nos defiende de bacterias, virus o enfermedades. Además aseguran el correcto funcionamiento de nuestro sistema digestivo y colaborar en la producción de vitaminas y absorción de minerales.

Actualmente vivimos en un mundo complejo: hambre, escasez de alimentos, enfermedades, virus, epidemias y afecciones que atacan a un gran número de personas como los trastornos digestivos y aquellos que afectan al cerebro y al aprendizaje como: autismo, TDAH, dislexia, dispraxia, depresión, Parkinson, Alzheimer, entre otros. Hipócrates tenía razón con esta frase que no pierde vigencia: “Toda enfermedad comienza en el intestino”.

Hechos&Crónicas, habló con la neuróloga, neurocirujana y nutricionista, Natasha Campbell McBride, creadora del protocolo nutricional GAPS, y quien a lo largo de su vida se ha dedicado a la investigación y al tratamiento de miles de pacientes con diversos trastornos.

Según Campell, su estudio minucioso empezó cuando tuvo a su primer hijo quien fue diagnosticado con autismo a los tres años, presentaba problemas digestivos severos y además dificultades en el lenguaje. Todo esto la llevó a trabajar con niños que presentaban esta condición. Se dio cuenta que si todos los seres humanos tienen una dieta adecuada, pueden librarse de diversos trastornos en su salud.

Doctora Campbell, usted afirma que todas las enfermedades empiezan en el intestino, ¿cómo es eso?

N.C.McB: Los descubrimientos recientes dicen que nueve de cada 10 células del cuerpo humano habitan en nuestra flora intestinal, esto quiere decir que nuestro cuerpo es un hábitat, una especie de cascarón donde residen 90% en el tracto digestivo. Estas células tienen como función encargarse de todo lo que hacemos, sentimos y nos gusta: desde la producción hormonal, los alimentos que preferimos, de cómo está nuestra salud, cómo se está manteniendo el equilibrio en el cuerpo, entre otros. El funcionamiento de nuestro cuerpo no depende de nosotros sino de estas células que están en el tracto digestivo y se encargan del sistema inmunológico. El 85% del sistema inmune está en la pared intestinal.

¿Qué tiene qué ver la flora intestinal con el sistema inmune?

La relación entre estos dos es bastante fuerte. Hasta la historia mundial tiene que ver en todo esto. Después de la Segunda

Guerra Mundial, cuando surgieron los antibióticos, la composición de la flora intestinal empezó a dañarse. En la industria agroquímica también se utiliza una cantidad de estos cuando se producen alimentos. Es decir que cuando comemos también consumimos sustancias antibióticas que matan las bacterias. Pero tengamos en cuenta que en la flora intestinal no solo hay bacterias sino muchos otros organismos: protozoos, hongos, etc., y todo es atacado por los antibióticos.

Se calcula que el ser humano tiene en su interior unas 2.000 especies bacterianas diferentes, de las cuales solamente 100 pueden llegar a ser perjudiciales. En conclusión: entre más antibióticos consumimos, más ciclos de estos debemos tomar.

Esto causa un desbalance entre los organismos buenos y los malos que tenemos en nuestro interior.

¿Cómo ha cambiado la flora intestinal en los últimos años?

Tanto la madre como el padre, pasan la flora intestinal al niño en el momento del nacimiento. Hemos visto cómo esta ha cambiando a partir de la Segunda Guerra Mundial porque las personas que nacieron en ese momento tenían una flora completamente diferente a la que tenemos hoy. Entonces, ellos pasaron a sus hijos una flora diferente y estos hijos nacieron y crecieron en un mundo disparejo donde la agricultura vino con todos los antibióticos, hubo un cambio de medicamentos, alimentos, etc. Eso ha hecho que la flora intestinal cambie generación tras generación y se vaya degenerando.

¿En qué lugar del mundo se nota más?

Se da con más fuerza en el mundo occidental. Hoy vemos a nivel mundial problemas de autismo, hiperactividad, diabetes tipo 1, enfermedades mentales, problemas físicos y enfermedades autoinmunes. Nuestra constitución está en el tracto digestivo y cada vez empeora debido al ambiente en el que vivimos hoy. Por eso nos estamos enfermando más.

Qué consejos le da a las nuevas generaciones

Antes que nada, los padres deberían pensar dos veces si están en condiciones o no para tener un hijo. Las parejas jóvenes que piensan encargar no están preparadas para dejar de recibir tanta toxicidad, tienen problemas en su flora intestinal, algunos sufren enfermedades; entonces tanto el padre como la madre deberían tener un tiempo de preparación previo para tomar la decisión de engendrar una vida.

¿Cómo es esa preparación?

Ellos necesitan cambiar su dieta completamente y preparar todos los alimentos en casa. Necesitamos volver a la cocina, tenemos que cocinar, ¡sea quien sea! El hombre, la mujer, la abuela, la señora que va a hacer el oficio de la casa… Hay que tomar unas medidas para limpiar nuestro cuerpo porque todos los problemas que tenemos en este momento se han vuelto epidémicos.

Sé que para los jóvenes de hoy cumplir esto es muy difícil, hay una baja posibilidad de que sus hijos vayan a ser saludables. Si papá y mamá no se preparan, lo más probable es que su descendencia va a presentar enfermedades o tal vez a padecer algún problema de salud y no hay dolor más grande que tener un hijo enfermo.

Usted enfatiza en sus libros la importancia de que todos estemos educados al respecto Sí, la educación es importante, precisamente la iglesia puede hacer mucho. Esta vida moderna es muy cómoda, atractiva y la gente cae en la trampa. Lamentablemente pagamos el precio con nuestra salud y se lo pasamos a nuestros hijos. La naturaleza es sabia, no podemos estar destruyendo el planeta sin destruirnos a nosotros mismos en el proceso. Mucha gente dice: podemos destruir su planeta y vamos a mudarnos a Marte. Antes de que el planeta expire, seguramente ya no estaremos acá y eso está ocurriendo.

GAPS, el síndrome psico-intestinal

Para la experta Natasha Campbell es fundamental salir de los canales convencionales en cuanto a alimentación se refiere. La enfermedad de su hijo la llevó a diseñar el protocolo GAPS que ha ayudado a varias personas en el mundo a tratar diversos problemas de salud.

GAPS es un término desarrollado por la doctora Natasha Campbell para denominar al Síndrome del Intestino y la Psicología, en inglés Gut And Psychology Syndrome (GAPS). En su libro GAPS, el síndrome psico-intestinal, la experta explica que es necesario eliminar diferentes alimentos que son difíciles de digerir porque el aparato digestivo de la gente GAPS está deteriorado.

“Un alimento difícil de digerir para el ser humano son las plantas, todas ellas, aunque los más complejos son los cereales y las leguminosas. Los cereales contienen un tipo de proteínas venenosas, el trigo tiene muchas otras que son tóxicas, dañan la pared intestinal, las articulaciones, el cerebro. Cereales como el arroz, la avena, el centeno, la cebada, todos ellos tienen proteínas perjudiciales que son indigeribles para el aparato digestivo humano y alimentan a microorganismos patógenos.

La papa también es perjudicial debido al almidón, ya que es una molécula muy grande que cuando la miras a través del microscopio parece un gigantesco arbusto con muchas ramas. Por eso cocinamos las papas, porque conseguimos que sean un poco más digeribles.

Tampoco recomiendo alimentos procesados y refinados. Toda la comida basura. Esto está lleno de productos químicos e ingredientes perjudiciales.

Por lo tanto, nos enfocamos en carne, pescado, verduras, huevos, lácteos fermentados. Cuando se prepara un caldo con un buen pedazo de carne y huesos, como la espina dorsal del animal o las articulaciones con las partes más gelatinosas, el líquido que resulta es muy rico en colágeno, glucosamina, gelatina, y otras moléculas que son las que forman nuestra pared intestinal.  Son materiales de construcción en estado puro que llegan justo para que puedan nacer nuevas células epiteliales.

Tenemos toda la familia de las coles, las crucíferas, tenemos puerros, cebollas, zanahorias, calabacines, calabazas… hay una gran variedad de verduras. Comemos  muchas verduras cocinadas. Al cocinarlas, las verduras son más fáciles de digerir y más suaves para el aparato digestivo que las verduras crudas. Las verduras crudas se incluyen más tarde”, explica Campbell en su libro.

La dieta GAPS incluye seis fases que se realizarán dependiendo de cómo la persona la tolere. Mientras unos demoran un mes, otros pueden durar un par de años. “Tengo pacientes con colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn que se han recuperado maravillosamente con la dieta de introducción, pero les ha llevado un par de años pasar por todas las fases y poder introducir los alimentos de la dieta GAPS”, cuenta la experta.

¿Qué pasa con los frutos secos? “Estos irritan el aparato digestivo, son indigeribles, por lo que es el alimento perfecto para los microbios buenos y los patógenos. Si tu aparato digestivo está sano, y poblado por bacterias beneficiosas, comer mucha fibra será bueno para ti. Pero si tu intestino es GAPS, y está poblado por microbios patógenos, la fibra y el almidón te enfermarán”.

En cuanto al vegetarianismo su posición es:

“En mi libro Vegetarianism Explained: Making an Informed Decision explico todo. Para resumir: Las plantas no nos alimentan en ningún grado, estas sirven para desintoxicarnos. Mantienen el cuerpo humano limpio por dentro, ¡no puedes vivir exclusivamente de plantas! Desde mi punto de vista los seres humanos podemos vivir solo a base de alimentos de origen animal y estar muy sanos, pero no podemos vivir exclusivamente con plantas. El veganismo es una forma de ayuno, no una dieta.

Un hombre en ayuno vegano termina convirtiéndose prácticamente en un eunuco, porque las hormonas sexuales se producen a partir de colesterol, y en las plantas no hay colesterol. Es un proceso que ocurre lentamente. Las mujeres en ayuno vegano pierden su menstruación y su capacidad reproductiva. De hecho, el veganismo fue inventado por monjes cristianos en la edad media que vivían en comunidades aisladas en celibato. Estaban buscando una manera de reducir su deseo sexual, ya que eran hombres jóvenes y sanos. Y se dieron cuenta de que cuando dejaban de comer alimentos de origen animal, la libido desaparecía. Así que, si te quieres convertir en monje o monja, una dieta vegana puede ser una buena idea. Pero si quieres tener una familia, entonces no es muy buena idea”, explica Campell a la editorial Diente de León.

Las personas con GAPS tienen que mantenerse en la dieta más o menos durante toda su vida, aunque ocasionalmente quizá puedan comer lo que quieran por ejemplo si están viajando. Pero si vuelven a ir al supermercado a hacer la compra, y comen pan para desayunar, comer y cenar, se estarán buscando problemas. Nuestra  responsabilidad es alimentarnos sabiamente con todo lo que Dios nos ha dado para alimentarnos: Todo lo que se mueve y tiene vida, al igual que las verduras, les servirá de alimento. Yo les doy todo esto. Génesis 9:3.

Foto: Hechos&Crónicas TV

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