Mujeres de armas tomar

por Revista Hechos&Crónicas

Ni el maquillaje, ni el pelo arreglado, ni las curvas, ni nuestra sensibilidad y fragilidad y ni siquiera nuestros papeles de madre y esposa nos definen como mujeres. ¡No somos solo eso! No existimos por esas características, o atributos generales. Nuestra existencia va más allá.

El deseo del corazón de una mujer y la realidad en su vida, parecen estar separados por un océano. Anhelamos romance y belleza, pero esa no es la vida que tenemos. El resultado es una sensación de vacío. Después de haber escuchado el corazón de mujeres por muchos años, tanto en el contexto de amistad, como en la oficina de consejería, me sorprende con cuanta profundidad y universalidad las mujeres luchan con su autoestima.

“Me siento como un artefacto, un electrodoméstico”, me confesó una mujer; es decir, se sentía tan útil, amada y protegida como la licuadora. Los hombres también luchan con su autoestima.  Pero hay algo mucho más profundo en esta lucha para la mujer y existen razones únicas para Eva y sus hijas.

¿Por qué existimos?

La lucha de una mujer con su sentido de valía, señala que nosotras fuimos diseñadas para ser. El gran vacío que sentimos, apunta hacia un gran lugar para el que fuimos creadas. Todas esas leyendas y cuentos de hadas sobre las princesas sin descubrir, son más acertadas de lo que pensamos. Hay una razón por la que a las niñas le hacen tanto eco.

En lugar de preguntar en este día, que nos han asignado: ¿Qué debe hacer una mujer? La cultura, la sociedad, la familia, el colegio y el gobierno, nos recuerdan el respeto y admiración por nuestro género y la lista de obligaciones y deberes, de nuestros roles: la maternidad, crianza de los hijos, la atención y el cuidado del hogar.

En vez de hacernos esa pregunta, hagamos estas: ¿Qué es una mujer? ¿Cuál es su diseño? ¿Por qué Dios nos creó? Las respuestas están en el inicio, en la historia de Eva. Aunque ustedes hayan escuchado esta historia, es digna de repetirse para no olvidar sus lecciones y recordarles a los hombres que, si nos trataran diferente, nosotras nos veríamos bajo una luz más brillante.

La creación en sus etapas iniciales, es una gran obra de arte, comienza con una piedra en bruto o una masa de barro, un diseño preliminar o una hoja en blanco. Génesis 1: 2: desordenada y vacía. Entonces, Dios comienza a darle forma a los materiales en bruto que Él ha creado, es un artista que trabaja con la piedra o dibujo inicial: luz y oscuridad, cielo y tierra, tierra y mar, todo empieza a cobrar forma.

Con pasión y sabiduría Dios trabaja en grandes y rápidos movimientos a gran escala. Enormes dominios son diferenciados el uno del otro y son establecidos. Entonces el Señor regresa a ellos para darles la segunda mano y ahora comienza a añadir color, detalles y líneas más finas.

Creó Dios entonces, los bosques y las praderas, tulipanes, pinos y piedras con musgo. Nos damos cuenta que la obra maestra de la creación se está volviendo más y más elaborada. El Señor, llena el cielo nocturno con millones de millones de estrellas y las llama por su nombre, el que Él mismo les puso y las divide en constelaciones.

Dios abre su mano en el mundo y salen los animales: aves de todas las formas y tamaños que levantan vuelo, halcones, canarios, ruiseñores. Todas las criaturas marinas se lanzan al océano: ballenas, delfines y peces de mil colores y formas. Retumbando, corren los caballos, las gacelas y los búfalos. ¡Es más asombroso de lo que podríamos imaginar!

Del agua a la piedra, de la fruta a la rosa, del leopardo al pelícano, la creación asciende en belleza y sale la más  maravillosa de todas las obras maestras: lo que antes estaba desordenado y vacío, ahora rebosa de vida, color; sonido y movimiento, en miles de variaciones. Más importante todavía, es que cada criatura es más compleja, noble y misteriosa que la anterior. Un grillo es maravilloso, pero no se puede comparar con la imponencia y majestuosidad de un león.

Entonces, ocurre algo increíble. Dios establece su propia imagen en la tierra. Crea a un ser como Él. Crea a un hijo (Ver Génesis 2:7). Fue cerca del final del sexto día, cuando crea a Adán; a imagen de Dios, el triunfo de Su obra. Solo él es llamado “el hijo de Dios”. Nada en la creación ni siquiera se le acerca.

La obra de arte parece estar terminada. Sin embargo, Dios dice que algo no está bien. Ese “algo” es Eva. (Ver Génesis 3:21–23). Ella es la final y majestuosa obra de Dios: la mujer. En un último brochazo, la creación no culmina con Adán sino con Eva. Ella es el toque final del Maestro.

Si tenemos en cuenta la manera en que se desarrolla la creación, ¿Puede quedar alguna duda de que Eva sea la corona de la creación? No fue una idea de último momento, no fue una linda añadidura como el adorno de un árbol. Eva es el toque final de Dios, su pieza culminante, ella ocupa un lugar en el mundo, que nada ni nadie puede llenar.

La historia de Eva esconde ricos tesoros para que los descubramos. La esencia y el propósito de una mujer, se revelan aquí en la historia de su creación. Estos temas, profundos, eternos y hasta míticos, no solo están escritos con su llegada, sino también en el corazón de cada mujer, después de ella.

Somos corona de la creación de Dios

La respuesta a la pregunta inicial ¿qué es una mujer? La podemos responder de la siguiente forma: La mujer es la corona de la creación. La más compleja y deslumbrante criatura sobre la tierra. Recordemos que no somos electrodomésticos, no somos la añadidura de la creación y mucho menos lo último creado por olvido de Dios. Somos la más deslumbrante criatura con la que Dios coronó Su creación.

Tenemos un papel crucial para desempeñar y un destino en nosotras mismas. Pero ¡ojo!, también tenemos la imagen de Dios de una manera que solo el género femenino puede expresar con su feminidad y la búsqueda de las relaciones. Dios es relacional en su esencia. Eva fue creada, porque las cosas no estaban bien sin ella (ver Génesis 2: 18). Esto es asombroso, pensemos: en el paraíso Adán es inocente, camina con Dios y nada se interpone entre ellos. Comparte algo que ninguna de nosotras, ni hombre alguno ha conocido… solo lo hemos anhelado una amistad intacta con Dios, que no ha sido tocada por el pecado. Y resulta, que, aun así, algo falta, ¿qué puede ser? Eva, la mujer, la feminidad.

Para ser más específica, lo que no  estaba bien era que el hombre estaba solo (Ver Génesis 2: 18.) Sin importar qué más sepamos sobre nosotras mismas, no cabe la menor duda, que somos criaturas relacionales en esencia. Con los niños esto es claro: Mientras que los niños están librando batallas y enfrentando situaciones difíciles en el juego, las niñas están negociando relaciones. Si queremos saber quién está saliendo con quién, qué sentimientos han sido lastimados, ¡que nos pregunten a nosotras! Los hombres no cuentan con detalles.

La mayoría de las mujeres nos definimos en término de nuestras relaciones y la calidad que consideramos tienen estas: “soy la mamá de…”, “soy la hermana de…”, “soy la esposa de…” o, “estoy sola”. Esto no es una debilidad de las mujeres, es una virtud que refleja el corazón de Dios. Cuando Dios llama a Eva, la llama “Ezer kenegdo” (ver Génesis 2:18) le haré Ezer kenegdo. Los entendidos, los eruditos del idioma hebreo, que se han dedicado años a la traducción del libro de Génesis, entre ellos Robert Alter, dice lo  siguiente: “es particularmente difícil de traducir”. Los varios intentos que tenemos en español son: “compañía”, “ayuda idónea”. Lo que nos tenemos que preguntar, mujeres es: ¿por qué esas traducciones son tan débiles, aburridas y decepcionantes?

¿Qué es ayuda idónea después de todo? ¿Será que una niña va cantando por la casa: “algún día seré ayuda idónea, tralalala”?… ¿Compañera? ¡Un perro puede ser un compañero! ¿Ayudante? “suena la propaganda de detergente mil usos: Mijter Múculo (acento argentino)”.

Mujer: salvavidas del hombre

Una buena traducción de Ezer, sería “salvavidas”, de kenegdo, sería “al lado”. ¿Te das cuenta? Fuimos creadas para ser los salvavidas de los hombres, para estar a su lado. Nuevamente hay que decir que somos la corona de la creación y que tenemos un papel crucial para desempeñar. Ese anhelo que tenemos en el corazón de compartir la vida, viene directo del corazón de Dios.

Mujeres: Dios no quiere ser una opción en nuestras vidas, Él no quiere ser una añadidura, nosotras tampoco queremos serlo, ¿verdad? Y esa es la razón, mujeres, por la cual Dios nos dotó con una devoción apasionada; una habilidad para sufrir grandes adversidades, con una visión para hacer del mundo; un lugar mejor.

Génesis 2:18 en la Biblia Hebreoespañol, versión castellana conforme a la traducción judía por Moisés Katznelson, dice: Y dijo Dios el Eterno: “No es bueno que el hombre esté solo” Le haré una ayuda opuesta a él. Ojo, somos opuestas a ellos, es demasiado claro.

Características de las muejres que nos hacen únicas

Las mujeres tenemos habilidades que nos hacen únicas, pues Dios en su sabiduría nos diferenció de los hombres:

CAPACIDAD MULTITAREA Somos capaces de realizar diferentes actividades al mismo tiempo, sin confundirnos, estresarnos y sin queja. No significa mucho esfuerzo y todo nos queda bien hecho.

CORAZÓN La sensibilidad femenina es una extensión de los brazos de Dios. Todas, tengamos hijos o no, tenemos  ese instinto para proteger y cuidar a los indefensos. Aunque a veces el corazón no es buen consejero y allí radica nuestra principal debilidad.

DETALLE Los hombres son generales, pero las mujeres nos fijamos en el detalle, en las minucias. Esto permite que las cosas queden perfectas.

DELICADEZA La suavidad y ternura de las mujeres son una muestra

TOLERANCIA AL RIESGO Evaluamos todos los escenarios antes de tomar una decisión, si lo peor posible es tolerable, ¡nada nos detiene!

INNOVACIÓN Y CREATIVIDAD Es difícil aburrirse con una mujer, pues nosotras tenemos el don de reinventarnos continuamente y con esto afectamos positivamente a nuestro entorno.

PLANEACIÓN Somos capaces de visualizar el futuro y diseñar el plan y la estrategia incluso para los proyectos más sencillos, esto aumenta las posibilidades de que nos vaya bien.

Algunas cifras:

74 años es la esperanza de vida de las mujeres, cuatro puntos más alta que la de los hombres, aunque esta aumenta dos puntos en los hombres casados, debido a los cuidados de la mujer.

50.8% es la población de mujeres en Colombia

Los países con una población más alta de mujeres son Lituania (53,9%), Hong Kong (53,9%) Ucrania (53,8%) y Portugal (52,7%).

Por: Isabel Riascos de Arcila. Coordinadora junto con su esposo, el pastor Mario Arcila, de la Unidad Bíblica de Consejería de la Iglesia Casa Sobre la Roca.

Foto: 123RF

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