Claves bíblicas para lograr transiciones exitosas

por Revista Hechos&Crónicas

Este año Dios me ha inquietado mucho respecto al tema de las transiciones. En mi propia vida he experimentado de primera mano varias que han sido fallidas.

Recuerdo, por ejemplo, que cuando falleció mi abuelo materno, dejó como principal herencia un colegio en el sur de Bogotá que en su momento de mayor auge llegó a tener más de 2.000 estudiantes. Pero sus sucesores no lograron ponerse de acuerdo para continuar este legado, y hoy en día el colegio ya no existe. Motivado por esta inquietud, busqué en la Biblia casos de transiciones exitosas, y la verdad encontré muy pocas. Son más los ejemplos de transiciones desastrosas, como las que vemos en los libros de Samuel, Reyes y Crónicas: cada nuevo rey era peor que el anterior, hasta que el pueblo de Dios terminó siendo desterrado.

¿Por qué hay tantos ejemplos de transiciones fallidas en la Biblia, si el deseo de Dios para sus hijos es el de bendecirnos de generación en generación, como lo dice el Salmo 119:90-91 (RVR 1960)?

De generación en generación es tu fidelidad; Tú afirmaste la tierra, y subsiste. Por tu ordenación subsisten todas las cosas hasta hoy, pues todas ellas te sirven.

La palabra hebrea usada aquí para  generación es dor, que significa “una revolución de tiempo, una edad, era o generación”. Se utiliza como sinónimo de “linaje, morada, nación, descendiente, posteridad, o siglo”. Pero también está relacionada con dur que significa “girar (o mover en círculo), permanecer, habitar o habitación”.

Entendiéndolo así, lo que este Salmo nos dice es que Dios no solamente nos quiere bendecir de generación en generación familiar, sino de ciclo en ciclo de nuestras vidas, de transición en transición.

Me gustaría concluir dejándoles algunas claves bíblicas generales respecto a las transiciones:

  • Dios quiere bendecirnos de generación en generación. Somos hijos de Abraham por adopción, y a través de él son bendecidos todos los pueblos de la Tierra. Te haré tan fecundo que de ti saldrán reyes y naciones. Estableceré mi pacto contigo y con tu descendencia, como pacto eterno, por todas las generaciones. Yo seré tu Dios y el Dios de tus descendientes. Génesis 17:6,7.
  • Las transiciones a menudo se convierten en desiertos y Dios tiene un propósito en esto. Dios no quiere que seamos los mismos antes y después de una transición. Recuerda que durante cuarenta años el Señor tu Dios te llevó por todo el camino del desierto, para humillarte y ponerte a prueba. Así llegaría a conocer lo que había en tu corazón y vería si cumplirías o no sus mandamientos.  Te humilló y te hizo pasar hambre, pero luego te alimentó con maná, comida que ni tú ni tus antepasados habían conocido, con lo que te enseñó que no solo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del Señor. Deuteronomio 8:2,3.
  • El éxito de una transición no depende completamente de nosotros, pero lo que hagamos puede arruinarla por completo, o alargarla.…no endurezcan sus corazones, como en Meribá, como aquel día en Masá, en el desierto, cuando sus antepasados me tentaron, cuando me pusieron a prueba, a pesar de haber visto mis obras. Cuarenta años estuve enojado con aquella generación y dije: «Son un pueblo que siempre se aleja de mí, que no reconoce mis caminos. Salmos 95: 8-10.
  • Si le tememos y le obedecemos, Dios promete estar con nosotros antes, en medio y después de la transición. De generación en generación se extiende su misericordia a los que le temen. Lucas 1:50.

Por: Hernán Restrepo – Diácono, periodista y miembro de la alabanza de la iglesia Casa Sobre la Roca Bogotá.

Foto: Chris Lawton – Unsplash (Foto usada bajo Licencia Creative Commons)

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