¿Cómo te ven tus hijos, tu esposa y los demás? ¿Eres amoroso o gruñón? ¿Eres respetuoso o Gritón? A continuación lee los siguientes consejos que te convertirán en un papá 10.
1 – Ama y respeta a mamá
…tratando cada uno a su esposa con respeto, ya que como mujer es más delicada… 1 Pedro 3:7b.
Si no tienes una relación amorosa con tu esposa, o de amistad con la mamá de tus hijos, esto afectará tu familia. El buen trato entre los padres es vital aunque las cosas no vayan del todo bien. Hay que hablar del otro y con el otro con aprecio, aun en las discusiones y cuidar todas las facetas de la relación: amistad, compromiso, comunicación, resolución de conflictos, corresponsabilidad o negociación. Si esto no se logra, lo mejor es buscar ayuda. La relación entre los padres crea una atmósfera en la que el niño crece y va formando su identidad. No es lo mismo que haya confianza y armonía entre los padres a que papá y mamá se contradigan y descalifiquen entre sí.
2 – Sus hijos le importan
Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará. Proverbios 2:6.
Cuando el niño es relegado en tus intereses, se refugia en mamá y se vuelve demasiado dependiente de ella. Tu principal función es ayudar a tu hijo a sentirse seguro en el mundo más allá de los brazos de la madre, para eso el pequeño debe sentir que es importante para ti.
3 – Regala alegría
…para el que es feliz siempre es día de fiesta. Proverbios 15:15b.
Una infancia feliz es casi una garantía de una vida feliz. Llegar a casa con dulces, planificar una excursión en familia, contar chistes para reírnos con ellos, jugar a las escondidas, contarles historias, fortalece a tus hijos y los hace más valientes para afrontar las dificultades propias del crecimiento o las circunstancias adversas. Tener una bicicleta o una muñeca es estupendo, pero reírse con papá es necesario.
4 – Saca tiempo para estar con sus hijos
Hay una temporada para todo, un tiempo para cada actividad bajo el cielo. Eclesiastés 3:1.
Aprovecha el momento de las comidas, cuando se alista la maleta del colegio o mientras van en el carro para compartir con tus hijos. A pesar de que las obligaciones sean absorbentes y agobiantes, estar presentes en la vida de los chicos es prioritario. No te engañes con eso de que no importa la cantidad sino la calidad de tiempo; por muy buenos que seamos, 15 minutos no son suficientes. La personalidad de tus hijos se desarrolla a partir de la relación con los padres. Por eso cuando estés con ellos, no leas el periódico ni te quedes pegado al celular o pensando en tus cosas.
5 – Está en los tiempos buenos y no tan buenos
…un tiempo para llorar, y un tiempo para reír… Eclesiastés 3:4a
Tus hijos te necesitan en todo tiempo y momento para muchísimas cosas. Quieren que los arropes, los mimes, los subas al árbol, los montes encima de tu espalda para jugar a caballo o para que se enfrenten en el Playstation. Es necesario que aprendas a decir “sí” o “no” y a establecer límites. A veces, los padres, conscientes de que pasan poco tiempo con los hijos, priorizan una faceta y se convierten en papás que solo juegan o miman y desatienden los conflictos o, por el contrario, en papás ogros que solo saben reprender como si vivieran enfadados. O se interesan nada más por algunas de las actividades del hijo y desatienden las otras: no se pierden ni un partido de fútbol del niño pero no se enteran de cómo le va en el colegio o con los amigos. Un padre tiene que poder ser amigo, compañero, protector, sabio y estar en los tiempos buenos y no tan buenos.
6 – Brilla con su ejemplo
Con tus buenas obras, dales tú mismo ejemplo en todo… Tito 2:7a.
Tus hijos se fijan en todo lo que haces. No te ha pasado que alguien diga: “Eso lo sacó de ti”, “de tal palo, tal astilla”, “hablan igualito”. Tú eres el modelo de tu hijo (a), aunque no te des cuenta, ellos copian tu forma de ser, afrontar, resolver, de relacionarse con las cosas, con los demás y consigo mismos. Así, muchas veces nos muestran nuestros propios defectos. Si al verlos, en lugar de enfadarnos, intentamos corregirnos y educar con el ejemplo, les enseñaremos a corregirse y mejoraremos nosotros también.
7 – Los escucha
…escucha atentamente lo que digo. Proverbios 4:20b.
No pases por alto lo que dicen y expresan. Para enterarte de lo que pasa por sus cabecitas hay que escuchar atentamente porque es un acto de amor. Cuando lo hagas, no te burles de ellos, así aprenderán a compartir contigo sus tribulaciones o temores. Es una forma para convertirte en su mejor amigo.
8 – Educa con amor
El amor es paciente, es bondadoso. 1 Corintios 13:4
Disciplina es una de forma de amor. Si marcas límites, si les niegas algo que te piden pero no les conviene o te opones a sus deseos porque no son razonables, será siempre por su bien, para ayudarles. No los educamos «para que no molesten a los mayores», sino para que sean felices y cabales. Y recuerda esto: Corrige a tu hijo mientras aún hay esperanza; no te hagas cómplice de su muerte. Proverbios 19:18.
9 – Habla de Dios
Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. 2 Timoteo 3:15.
Enséñales de Dios, has el devocional con ellos. Léeles la Biblia de forma entretenida y divertida. Si tus hijos están en la adolescencia invítalos a que asistan a la iglesia, intégralos en el grupo de jóvenes y déjales ver la importancia de tener una relación con Dios. Tu ejemplo les servirá.
10 – No descuida los asuntos de chicos
Nada me produce más alegría que oír que mis hijos practican la verdad. 3 Juan 4.
Los “asuntos de chicos” son importantes. Aunque no existen recetas, hay una fórmula básica que consiste en que acostumbres desde pequeños a tus hijos a que te cuenten sus cosas, sin presiones y con respeto. Si estas a su misma altura y puedes mirarlos a los ojos, mejor. Conviértete en su amigo.
Por: Jennifer Barreto – jennifer.barreto@revistahyc.com
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