¿Desajustados?

por María Isabel Jaramillo

El matrimonio es una etapa de ajuste permanente, pues los seres humanos somos constantemente cambiantes, así que permanecer en sincronía requiere un trabajo continuo que no siempre resulta tan fácil.

A medida que atravesamos diferentes etapas de la vida y que evolucionamos como personas, nuestras relaciones interpersonales cambian, en especial los matrimonios. Estos cambios son determinados, en muchos casos, por las circunstancias que vive cada uno de los miembros de la pareja, individualmente y en conjunto. Esto causa un “desajuste” en la armonía del matrimonio que se debe trabajar para evitar consecuencias desastrosas, pues a veces, cuando nuestros objetivos de vida cambian, no logramos avanzar juntos. No logramos conectar.

Es un reto para ambos integrar sus cambios personales a la relación matrimonial y mantener vigente a lo largo de la vida ese pacto de compartir cada etapa. Hay momentos que todos los matrimonios experimentamos y que tienen el potencial para acabar con nuestra relación, muy fácilmente. ¿Cuáles son estos momentos? Aquellos en los que hay un cambio significativo. Por ejemplo, un duelo, un cambio de trabajo, un traslado de ciudad, una quiebra económica, un emprendimiento, la llegada de los hijos, etc.

Muchos de esos momentos son felices para la pareja, pero como son cambios tan grandes y requieren un alto grado de concentración, pueden desencadenar un nivel de desconexión entre los esposos. Por eso es importante prepararse antes de pasar por estos ajustes, porque incluso los momentos felices pueden significar el fin de la relación si no se afrontan con sabiduría.

Ajuste y desconexión

Cuando estamos en una relación de pareja, y aún más cuando estamos casados, en todas las interacciones que tenemos con nuestra pareja, de alguna manera estamos buscando conectar con ella. Cuando pasamos por estas etapas de “ajuste”, uno o los dos puede estar concentrado o abrumado por factores externos. Esto se traduce en algo así como una “conexión fallida” que afecta directamente la comunicación, la sensación de estima, la confianza y, cuando se suman, llevan a la monotonía.

En esos momentos de desconexión, abundan los malos entendidos y es casi imposible ponerse de acuerdo en cualquier cosa, incluso cuesta planear el futuro juntos. Por eso es tan importante no dejar que las cosas avancen, sino trabajar en la comunicación.

Superar esta etapa determina que el matrimonio se fortalecerá. El vínculo crece y es el paso previo a una relación madura y duradera, pues la etapa de ajuste es necesaria para que una pareja pueda afianzarse y durar para toda la vida. La mala noticia es que no todos los matrimonios sobreviven a esta etapa. De acuerdo con cifras de Notariado y registro, en 2022 se divorciaron 20.284 parejas, en su mayoría, por infidelidad. Sin duda la desconexión puede ocasionar que se genere infidelidad y muchas otras causantes de divorcio.

El caso de Andrés y María Camila

Llevábamos 14 años de matrimonio cuando Andrés fue ascendido de cargo en la empresa en la que trabajaba. Fue una alegría muy grande para los dos, porque era un reconocimiento muy merecido. Yo, por mi parte, seguía trabajando freelance y comenzaron a surgir grandes proyectos. Sin embargo, cuidaba que no interfirieran con mis obligaciones como esposa y mamá y menos con mi tiempo en familia.

Mi esposo comenzó a quedarse hasta tarde en la oficina, primero por el empalme con su nuevo trabajo y luego porque ese se le convirtió en el horario habitual de trabajo. Se quedaba una, dos o tres horas de más y yo tenía que hacer tareas con los niños, comer con ellos y acostarlos.

Luego me ponía a trabajar un rato o a leer, cosa que me permitía cumplir mejor con mis obligaciones. Cuando él llegaba, estaba tan cansado que ni podíamos hablar. Veíamos una serie juntos y luego a dormir. La desconexión era total, cada uno estaba en su mundo.

Para no hacer largo el cuento, este ascenso casi nos cuesta el matrimonio. Yo me sentía sola y abrumada en casa y él se sentía agobiado por su trabajo. Dejamos de comunicarnos y la relación se deterioró bastante. Gracias a Dios buscamos ayuda y en consejería, Dios  nos mostró cómo volver a conectarnos y a expresarnos nuestras necesidades mutuas. Entendimos que estábamos pasando por una parte de “desajuste” y pudimos volver a nuestro punto”, cuenta María Camila Romero a Hechos&Crónicas.

¿Cómo superarlo?

Para vivir esta etapa de ajuste y lograr que el matrimonio no solo sobreviva, sino que se afi ance, existen dos factores muy importantes:

Conversen

…que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan. Efesios 4:29.

No solo del clima o de las cosas cotidianas de la familia. Hablen de verdad sobre cómo se están sintiendo y cómo están viviendo esta etapa. Ambos deben tener claras las expectativas de cada uno.

Expresen también sus necesidades y anhelos y pregúntense cómo pueden apoyarse. ¿Qué esperas de mí? ¿Cómo te puedo apoyar? Puntualmente, ¿qué necesitas de mí?  No se encierren, no se callen ni guarden sus necesidades. No hay nada más peligroso que quedarnos callados cuando realmente necesitamos algo de nuestra pareja.

Tengan conversaciones profundas en las que puedan hablar sin herir (1 Pedro 3:10) y escuchar con el corazón inofendible. Y, por su puesto, lleven a la práctica lo que surja de esas conversaciones.

Busquen espacios para conectar

Uno de los problemas que lleva al deterioro de los matrimonios es precisamente la desconexión. Por ejemplo, con la llegada de los hijos es muy difícil tener tiempo para la pareja: ambos están cansados y deben estar atentos a las necesidades de ese nuevo ser las 24 horas del día, pero ser intencionales con ese tiempo de los dos, marca abismalmente la diferencia. Recuerden lo que dice Proverbios 24:3-4: Con sabiduría se construye la casa; con inteligencia se echan los cimientos. Con buen juicio se llenan sus cuartos de bellos y extraordinarios tesoros.

Busquen diferentes tipos de planes que les permita realmente pasar tiempo juntos. No necesariamente tienen que salir, si no les es posible, y menos gastar dinero, pero busquen algo que les permita tener citas y tiempo para ustedes, alejados de la rutina. Tomen tiempo para hablar, para permanecer en intimidad y compartir como Dios nos ha enseñado. Sean sabios e intencionales en trabajar por su matrimonio, así superarán la etapa de ajuste sin fracasar en el intento.

Por: María Isabel Jaramillo – isabel.jaramillo@revistahyc.com

Foto: Freepik (Foto usada bajo licencia Creative Commons)

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