Ghosting y otras formas de irresponsabilidad afectiva

por Norma Elizabeth Pinzón

Tener en cuenta el mundo emocional del otro hace parte de la empatía básica del ser humano; aún en una sociedad individualista que desvaloriza las emociones y en donde la mayoría parece ensimismada en sus problemas, se hace cada vez más necesario activar la responsabilidad afectiva.

Imagina que conoces a alguien. Esa persona te cae tan bien que quieres saber más de ella. Luego de varias salidas te sientes tan conectado con esa persona que empiezas a darte ilusión de que algo puede pasar. Pero de la nada, deja de responder tus mensajes, ya no se ven como antes y de pronto tienes en tu corazón un vacío que no sentías antes. Te preguntas: ¿qué pasó? ¿qué hice mal? ¿por qué me dejó de hablar?  ¿no soy suficiente?

Menos excusas, más amor

Desaparecer sin dar explicaciones se está convirtiendo en la forma más fácil y común para terminar una relación romántica o amistosa, pero al y cabo, el ghosting es una de las tantas excusas que nos inventamos para eludir nuestra responsabilidad afectiva. Otra excusa común es romper una relación por internet. Según un estudio realizado por YouGov, una firma que analiza datos, el 61 % de la población de entre 18 y 34 años ha puesto fin a una relación a través de una llamada telefónica o WhatsApp, lo mismo le ocurre al 52 % de las personas entre 35 y 54 años y al 27 % de 55 años.

Y la verdad es que vivimos en una sociedad hiperconectada que cada vez está más desconectada de las personas y de las emociones. Nos han enfocado tanto en poner en primer lugar nuestra salud mental, que olvidamos que también podemos arruinar a otros con nuestra falta de compromiso emocional. Al mundo le falta amor, y sin amor no hay responsabilidad afectiva.

En una palabra: empatía

La psicóloga Silvia Santos conversó con Hechos&Crónicas sobre el término. “La responsabilidad afectiva habla de esa responsabilidad a nivel emocional que debemos tener para reconocer al otro y sus emociones, así como respetar las tuyas. Las emociones hacen parte de nosotros porque son necesarios, por eso, primero debe haber una reflexión y una gestión adecuada de las propias emociones para que ahí sí se pueda aplicar la responsabilidad afectiva con los demás”.

“Si tú no respetas ni reconoces tus emociones, no podrás reconocer las del otro, porque eso es la responsabilidad afectiva: conocer que el otro también tiene situaciones, emociones y sentimientos. Es ser empático, porque la empatía es ser responsables con las emociones del otro, para entender que, en una relación interpersonal, va a haber situaciones, actos, palabras o cosas que pueden afectar al otro”, comparte Santos.

Según la psicóloga, estas son algunas claves para empezar a activarla:

1. Tener claridad con tus emociones, respetarlas y dejarlas fluir.

2. No puede evitar sentir el dolor o el sufrimiento, pero hay dolores y sufrimientos que son innecesarios y que puedes evitar que otro experimente. Por eso, los límites y el respeto son necesarios.

3. Ser consciente de qué cosas influyen o afectan de forma positiva o negativamente a la otra persona y ser responsable.

4. Ser claros y transparentes con las intenciones y con lo que queremos comunicar. Nadie sabe lo que otro piensa, entonces siempre debes comunicar lo que te molesta lo que no, el cuidado y el respeto a la otra persona.

5. Decir las cosas con amor no es solo decir cosas positivas, sino ser claro también es decir cosas con lo que no se están de acuerdo, comunicando las cosas con amor.

Reconocer el valor que Dios nos da

Hay relaciones familiares, amistades y noviazgos que no prosperan por no darle prioridad a lo que ocurre en nuestro interior. Por eso, recurrimos a las excusas del mundo para esconder lo que pensamos y sentimos por temor a ser heridos, pero terminamos hiriendo al otro. “La responsabilidad afectiva debe ser prioridad para cada persona. El desconocer la importancia de esto ha ocasionado que muchos llamen estar bien algo que naturalmente no lo está”, expresó Camila Chaparro, líder juvenil de Casa Sobre la Roca, iglesia cristiana integral. “Validar lo que sentimos sin miedo a las opiniones externas es primordial para desarrollarnos en un entorno social”.

“Es importante hallar valor en lo que Dios nos ha dado a cada uno de nosotros: nuestros sentimientos, dones, talentos e ideas, porque el estar conscientes de cada una de estas cosas que nos conforman, tendremos salud en nuestra mente, en las emociones e incluso en nuestro físico. La responsabilidad afectiva primeramente debe ser hacia nosotros mismos y luego hacia nuestro círculo más cercano como lo es la familia, los amigos y la iglesia”, concluye Chaparro.

Así mismo, la psicóloga Santo complementa lo anterior. “La Biblia nos habla mucho de la honra y de la importancia de honrar a los demás. La honra es reconocer la dignidad humana y cuando la reconoces, tratas a la otra persona con respeto y con cuidado y ahí es donde entra la responsabilidad afectiva”.

Por: Elizabeth Pinzón.

Foto: Rawpixel  (Foto usada bajo Licencia Creative Commons)

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