Horóscopos, agüeros y otras formas de ocultismo

por María Isabel Jaramillo

Comienza 2023 y justamente en el primer mes, luego de las llamadas cábalas, encontramos el primero de dos viernes 13 que trae el año, día en que, por agüero, no se deben hacer ciertas cosas pues todo puede salir mal. Los agüeros y el ocultismo están a la orden del día.

Durante la noche de Año Nuevo y todo el mes de enero, en países como Colombia donde se encuentra presente la idolatría y la tergiversación de las creencias, muchas personas deciden realizar ciertas acciones para “atraer la prosperidad”: las 12 uvas, la ropa interior amarilla, el humo purificador, la papa, el huevo, las cábalas de los 12 primeros días del año, el horóscopo, las limpias, y otros muchos rituales… ¿Cómo surgieron? ¿Son buenos? ¿Qué dice la Biblia? Hechos&Crónicas le cuenta.

“Soy cristiana hace algunos años y asisto regularmente a la iglesia. Sin embargo, cada enero no puedo evitar poner en práctica algunos de los sencillos rituales para la prosperidad que me enseñó mi mamá. Además, como en el primer mes del año todos los medios se enfocan en ofrecer horóscopos, me detengo a leerlos solo para saber cómo será para mí el año que comienza. De todas maneras, creo que Dios no se molesta conmigo porque sigo congregándome en la iglesia y nunca he negado mi fe”.

Este sencillo testimonio resume el pensamiento de muchas personas- cristianas o no- que desconocen el poder y los alcances de la astrología y el ocultismo. Josh McDowell y Don Stewart, en su libro Demonios, brujería y ocultismo, aseguran que “todos deseamos algún tipo de respuesta definitiva a las preguntas básicas de la vida, y el mundo del ocultismo muy gustosamente ofrece respuestas. Sin embargo y aunque admitimos la realidad de lo sobrenatural, debemos tener cuidado. El ocultismo no es algo neutral en que se pueda entrar y salir sin sufrir efectos adversos. Hay siempre un precio por pagar por el uso de estos poderes prohibidos, tanto en este mundo como en el del más allá”.

Inicios

Es precisamente la Biblia la primera en hablar sobre la hechicería. Kurt E. Koch, en su libro Ocultismo y cura de almas, asegura: “sabemos por el Antiguo Testamento que existían conjuradores, hechiceros, intérpretes de señales, necromantas, zahorís y otros adivinos entre los cananeos. La Biblia también nos facilita material acerca de las raíces de la astrología. Es de comprender la astrología en el mundo religioso que consideraba los astros como potencias divinas. La segunda base de este sistema astrológico, son las doce señales del zodíaco; este es sus doce departamentos astrológicos, el lugar desde el cual los dioses planetas gobiernan”.

¿Qué dice la Biblia?

La astrología y el tarot, igual que los aparentemente inofensivos agüeros, deben dejar de verse como simples acciones para conocer el futuro, atraer la abundancia y la buena salud, ya que se trata de prácticas ocultistas que desafían directamente a Dios y que se encuentran condenadas categóricamente en la Biblia en Deuteronomio 18:9-14:

Cuando entres en la tierra que te da el Señor tu Dios, no imites las costumbres abominables de esas naciones. Nadie entre los tuyos deberá sacrificar a su hijo o hija en el fuego; ni practicar adivinación, brujería o hechicería; ni hacer conjuros, servir de médium espiritista o consultar a los muertos. Cualquiera que practique estas costumbres se hará abominable al Señor, y por causa de ellas el Señor tu Dios expulsará de tu presencia a esas naciones. 

No se trata de sencillos agüeros o de simples fenómenos culturales, sino de actitudes que pretenden suplantar a Dios, creyendo que se puede lograr el bienestar separados de Él y que enfatizan su fe en los astros, las cosas, acciones o palabras, que nada tienen que ver con los propósitos de bienestar que Dios tiene para sus hijos.

Claramente lo dice 1 Corintios 2:9: Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman.

Josh McDowell y Don Stewart, en su libro Demonios, brujería y ocultismo, aseguran que “dos de las preguntas más cruciales que obsesionan a la humanidad son: «¿quién soy yo?» y «¿qué sucederá en el futuro?». Muchas personas pierden el sueño preocupándose por el provenir, preguntándose qué sobrevendrá mañana. La astrología pretende tener la respuesta a estas preguntas básicas. La antigua práctica ocultista de la astrología se ha vuelto muy popular en la cultura de nuestros días. Pero la Biblia advierte a la gente que no confíe ni en los astrólogos ni en la astrología:

¡Los muchos consejos te han fatigado! Que se presenten tus astrólogos, los que observan las estrellas, los que hacen predicciones mes a mes, ¡que te salven de lo que viene sobre ti! ¡Míralos!

Son como la paja, y el fuego los consumirá. Ni a sí mismos pueden salvarse del poder de las llamas. Aquí no hay brasas para calentarse, ni fuego para sentarse ante él. Eso son para ti los hechiceros con quienes te has ejercitado, y con los que has negociado desde tu juventud. Cada uno sigue en su error; no habrá quien pueda salvarte. Isaías 47:13-15”.

A pesar de lo acertado que pueda parecerle el horóscopo, McDowell y Stewart aseguran que “existe una explicación para la llamada exactitud de las predicciones astrológicas. Si uno lee un horóscopo, aunque sea de manera superficial, notará la naturaleza general y ambigua de sus declaraciones. Hay tantas variantes y opciones en juego que hacen que el astrólogo siempre tenga la razón”. Sin embargo, “la astrología está en bancarrota, tanto bíblica como científicamente. Las Escrituras indican que todos tenemos la capacidad y la responsabilidad de escoger qué camino tomaremos en la vida. La astrología intenta denegarnos esa elección, y por tanto debe ser rechazada”, afirman.

 

Dios trae la prosperidad

Neil Anderson y Rich Miller, en su libro Llénate de luz, no de miedo afirman que los seres humanos “necesitamos desesperadamente la dirección de Dios. Solo Dios lo sabe todo. Solo Dios puede decidir con perfecta sabiduría, libre de cualquier influencia corruptora, nosotros no podemos. Dios solo conoce los beneficios o las consecuencias de cualquier acción que decidamos tomar. Isaías escribió estas palabras mientras Dios le revelaba una verdad que todos necesitamos recordar a diario. «Porque mis pensamientos no son los de ustedes, ni sus caminos son los míos —afirma el Señor—.   Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes; ¡más altos que los cielos sobre la tierra! Isaías 55:8-9.

Ya no estamos forzados a vivir solo mediante nuestras astucias, ni tenemos que tratar de adivinar lo que Dios quiere; podemos saberlo: ¿Cómo? ¡Llegando a depender más y más de Dios y permitiéndole que nos guíe mediante el Espíritu Santo y la Palabra! Él se deleita al revelar su voluntad y al revelarse a sí mismo a los que se quiten su orgullo y reconozcan que lo necesitan”.

Para tener absoluta certeza sobre las bienaventuranzas del futuro, la clave es sencilla: Más bien, busquen primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas les serán añadidas. Mateo 6:33.

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