Mateo Barón, diseño más allá de los estigmas

por Revista Hechos&Crónicas

El mundo de Mateo Barón está lleno de creatividad, diseño y moda. Un mundo donde lo imposible es posible con ayuda de sus padres y de Dios. A pesar de tener hemiparesia del lado izquierdo, Mateo tiene una marca de ropa inclusiva conocida por brindar comodidad y funcionalidad para todo tipo de personas. Hechos&Crónicas conoció su historia.

Aunque fue diagnosticado a los ocho años con epilepsia, (la cual es controlada con medicamentos) y de tener hemiparesia del lado izquierdo desde su nacimiento, se graduó del colegio Nuevo Gimnasio Cristiano, terminó sus estudios como diseñador de modas y en el 2019 lanzó su primera línea de ropa.

Mateo conoció el mundo de la moda desde muy pequeño, porque su familia era comercializadora de marcas de ropa y porque disfrutaba diseñarse sus propias prendas como hobby. “Comencé primero a personalizarlas y cada vez que llevaba las prendas a la iglesia, me decían “están muy bacanas, deberías hacer una marca”, pero en ese momento era algo muy lejano, pensaba como: “sería chévere, yo como diseñador, teniendo una marca, estando en las grandes pasarelas”, comparte con Hechos&Crónicas.

“Mateo siempre estuvo inmerso en la moda”, dice Luis Augusto Barón, el papá de Mateo. “A mí me encantó cuando él dijo que iba a ser Diseñador de Moda, pero no cuando dijo que iba a hacer la marca de ropa, porque era consciente de que competir en este medio es complicado, por eso en algún momento le dije: Mateo, tu marca debe tener un valor agregado porque si no, será más complicado, no imposible, pero sí más difícil”. Fue entonces cuando Mateo y su familia empezaron a investigar cómo podían ayudar a personas que sufren de alguna discapacidad.

La única discapacidad está en la mente

Tener una discapacidad “es un poco complicado y complejo por el rechazo, la discriminación de la sociedad y más en el mundo de la moda, pero eso no me limita para salir adelante a pesar de mis condiciones de discapacidad”, cuenta Mateo, “Yo digo que nadie tiene ninguna discapacidad, la única condición está en la mente”.

Mateo Barón nació el 6 de diciembre de 1994. Aunque le dieron de alta como a un neonato normal, en cuestión de días su historia cambió. “Fue una falla médica porque le dieron de alta y tal vez no hicieron los protocolos que debieron hacer, pues a los ocho días Mateo presentó un cambio fuerte en sus bilirrubinas. Lo llevamos a la clínica y se dieron cuenta que había sufrido un infarto cerebral, el cual afectó bastante su vida como consecuencia de la hemiparesia, que es una parálisis del lado izquierdo de su cuerpo”, explica su padre. “El médico nos dio un concepto muy desesperanzador: ‘La vida de su hijo va a ser una cama o una silla de ruedas porque él no va a poder hacer nada’. Obviamente nosotros como padres decidimos cambiar de médico y empezar a trabajar por el futuro de Mateo. Fue así como buscamos darle la mejor educación a nuestro hijo y verlo crecer como un niño normal”.

Mateo entró a Chispitas para hacer su Kindergarden y luego al Nuevo Gimnasio Cristiano, un colegio de la iglesia Casa Sobre la Roca que le abrió sus puertas. “Tuve terapias de aprendizaje porque claramente por mi hemiparesia se me dificultaron algunas cosas del aprendizaje, más que todo en la parte matemática. Entré al Nuevo Gimnasio Cristiano y allá me brindaron todos los apoyos para estudiar como un niño normal”, recuerda Mateo.

Sin embargo, por recomendación de uno de los profesores, Mateo tuvo que retirarse por un tiempo. “Decidimos que Mateo fuera a un colegio especial, al colegio de Los Robles, donde estuvo más o menos tres años, pero realmente no vimos progreso, por el contrario, veíamos como que se iba ralentizando y sus procesos no avanzaban, entonces un amigo me dijo: “Mateo tiene que estar en un colegio donde le exijan con muchachos que tengan mayores capacidades que él y que le exijan tanto socialmente, como motrizmente, para que él se desarrolle”. Así lo hicimos y acudimos nuevamente al Nuevo Gimnasio Cristiano, donde de corazón nos abrieron las puertas e hicieron el primer proceso de inclusión que ha habido en el colegio”.

En ese ir y venir al colegio, Mateo vivió momentos difíciles donde el bullying y la baja autoestima dificultaron su paso escolar. “A pesar de que el colegio es cristiano y todo, uno alcanza a ver de todo. Entre décimo y once tuve momentos de tristeza, pensamientos de suicidio, cosas así, porque no es fácil rodearse más que todo de los hombres que no tienen ninguna condición limitante, porque con cosas como mi brazo, fue motivo para que me molestaran”.

Por eso, el colegio le brindó acompañamiento escolar y psicológico y estuvo ahí hasta que se graduó. Su padre también recuerda esa experiencia. “El colegio nos ayudó adaptándole la educación a Mateo para que pudiera graduarse como bachiller. El proceso fue interesante porque aprendimos mucho como padres, como colegio y como alumnos porque Mateo sufrió mucho bullying en el colegio”, dice Luis Augusto Barón. “Para nosotros la iglesia Casa Sobre la Roca, como institución educativa, cristiana y social ha sido un apoyo fundamental en el desarrollo de Mateo, porque gracias a la iglesia Mateo pudo salir bachiller”.

Quiero ser diseñador de modas

Luego de terminar su bachillerato, Mateo intentó entrar a la universidad para cumplir su sueño de estudiar diseño de modas. “Resulta que cuando quiso entrar a la universidad, no pudo porque no cumplía con todos los créditos. En ese momento empezamos a buscar otra alternativa de formación particular para Mateo y golpeando muchas puertas, llegamos a la Escuela de Diseño y Mercadeo de Moda Arturo Tejada, donde una señora nos dijo: “he tenido la oportunidad de trabajar con personas en condición de discapacidad y en ninguna universidad lo van a recibir porque la ley que no permite que un alumno se gradúe si no ha completado el 95 % o más de los créditos”. Obviamente Mateo tenía algunos créditos que no podía cumplir por su tema de la hemiparesia, entonces esta señora nos recomendó a la profesora Fanny Carrillo, que adaptó un programa más visual y lo capacitó durante más o menos tres años y medio”.

“Cuando la profesora nos dijo que Mateo quería hacer una marca de ropa, nosotros dijimos: ¿cómo así?, ¿una marca de ropa? Es una locura”. Pero empezamos a trabajar en la marca y decidimos que debería tener un valor agregado, ser algo especial para que pudiera sobresalir entre tantos diseñadores y marcas buenas que tenemos en Colombia”, explica el padre de Mateo “Empezamos a investigar, encontramos unos imanes en Alemania, encontramos una cremallera en Estados Unidos y empezamos a darle forma al proyecto Mateo Barón como marca de ropa adaptada para mejorar la calidad de vida de todos, porque no es solamente para personas en condición de discapacidad sino para cualquier individuo que le guste la practicidad o que tenga una necesidad especial en al ámbito deportivo o sencillamente alguien que quiera estar cómodo”.

La oportunidad de brillar

Cuando lanzó su marca en la pasarela de “El alma no tiene color” con Belky Arizala en el 2019, su trabajo como diseñador se impulsó. “Después del evento de inclusión que se hizo en el centro comercial Plaza Imperial, su vida cambió, ahora es una persona más segura y sociable. Desde entonces estamos trabajando por su marca, para llegar a las personas en condición de discapacidad, para crear una fundación que le brinde la oportunidad a los chicos de ingresar a la universidad para que puedan sacar un sueño y salir adelante”, comenta Luis Augusto Barón.

“Hay gente que lo tiene todo y aun cree que no vale la pena luchar, pero si tiene a Dios en su corazón que es lo más importante, todo es mucho más fácil”, dice Mateo. “No podemos solos, necesitamos ayuda de nuestro círculo social, amigos, familiares, lo más cercano, pero como dicen por ahí, con Dios ya es suficiente. Cuando se pasa por momentos difíciles yo creo que se debe primero, confi ar en Dios; segundo, rodearse de su círculo social, y tercero, amarse a uno mismo, incluso con una discapacidad”.

La marca Mateo Barón sigue creciendo por su mensaje y por lo innovadora que es. “En vez de las cremalleras convencionales que conocemos habitualmente, tenemos la cremallera imanada, que facilita el diario vestir de todas las personas, no necesariamente en condición de discapacidad. También manejamos imanes en vez de botones, es lo que llamamos tecnología magnética, que ayuda a facilitar el vestir de todas las personas. Cada producto tiene una referencia, el nombre de una persona en condición de discapacidad que, a pesar de su discapacidad ha sobresalido mundialmente. También tengo un camibuso, que tiene mi referencia con mi propio mensaje: “Con esfuerzo y amor, todo lo puedes lograr”.

Fotos: Archivo particular. 

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