Estrés: seis pasos para eliminarlo

por Revista Hechos&Crónicas

¿Crees que tu tensión y ansiedad empiezan a horadar en tu sistema nervioso, que tu pulso y palpitaciones se aceleran al ritmo de una carrera de San Remo mientras tu mente se dispersa por acá y por allá mientras tú crees que te estás desesperando? Entonces… ¡Alto ahí! ¡Frena! ¡Stop!

1 – Detente un momento

Cuando estás estresado es probable que empieces a actuar en forma acelerada y errática, como si estuvieras corriendo en dirección a mil puntos al tiempo pero sin avanzar.

Confía en tus amigos, aquellos de tu lejana infancia. No importa lo acelerado que estés ni lo que debas hacer ni el tiempo o los pocos minutos que tengas para hacerlo. Siempre es mejor detenerse por un momento, así sean unos pocos minutos convertidos en oro.

Si estás muy ansioso o acelerado, puedes hablar contigo mismo y definir tu rumbo y no continuar corriendo desesperadamente en mil direcciones sin saber para dónde, vas pues quien no sabe para dónde va con seguridad termina en otra parte.

2 – Respira profundo

En los momentos de estrés, nuestro ritmo cardíaco aumenta en forma notable y se vuelve errático, lo cual afecta la respiración al tomarla más rápida y menos profunda, pero tú tienes la facilidad de variar la respiración y volverla más consciente y calmada.

Luego de detenerte unos instantes, concéntrate en tu respiración y aspira profundamente tres veces. Cuando inhales, hazlo despacio… y contén la respiración por dos segundos, exhala lo más despacio que puedas y procura tomarte casi el doble del tiempo que te tomó inhalar.

Si quieres ir un paso más allá, cierra los ojos mientras tanto y verás que, de inmediato, empezarás a sentirte más tranquilo. Es como una mini concentración con todos sus beneficios, sin detenerte.

3 – Haz una afirmación de serenidad

Luego de detenerte y respirar profundo tres veces con los ojos cerrados, haz en voz baja una afirmación de bienestar y tranquilidad. Y bien podrías entonar una oración como la siguiente: Que el amor de Dios nos proteja, así siempre estaremos a salvo y sobre seguros. Todo irá bien, estamos y estaremos bien. La anterior afirmación es maravillosa porque genera bienestar en muchos casos y diferentes circunstancias de estrés. Además, es muy versátil pues quien quiera podría agregar otros pensamientos si necesita calma.

Si la causa de tu estrés es porque supones que no te alcanzará el tiempo para lo que harás, recurra la siguiente afirmación compuesta: el amor de Dios nos protege, siempre estaremos a salvo. Todo marcha bien, somos parte de la eternidad y porque el Señor lo quiere, nos sobrará tiempo.

Si la causa de tu estrés es porque tienes una entrevista, o una reunión o una cita importante y estás nervioso bien puedes emplear esta afirmación al orar: Me encuentro muy bien, puedo comunicarme fácil y alegremente. De manera que repitas las afirmaciones que escojas cuantas veces lo desees porque, además, te estás comunicando con Dios a través de tu corazón. Recordemos que las palabras tienen poder, así que aprovecha esa circunstancia que rueda a tu favor.

4 – Ánimo, mucho ánimo

Cuando hayas expresado tus afirmaciones y ya te sientes más tranquilo, anímate y así te energizas, te enfocas en lo que debes y te motivas a seguir adelante. Si sabes darte ánimo, hazlo; si aún no has encontrado las palabras (sustantivos) adecuados, podrías decirte algunas de las siguientes frases: confío en mí mismo. Soy capaz de lograr lo que quiero, soy creativo, puedo resolver estas circunstancias fácilmente, me merezco, si Dios quiere, lo mejor de la vida.

El punto es subirte el ánimo y llenarte de energía positiva para seguir adelante y lograr lo que buscas con el apoyo del Señor.

5 – Sonríe

El cerebro de cada quien asocia sus propias expresiones faciales con aquellas emociones que sentimos: sorpresa, tristeza, alegría, un tris o mucha ira, etc. Por tal motivo, cada emoción produce una expresión facial determinada. Lo interesante es que de la misma forma, una expresión facial específica también genera su propia emoción lo cual significa que si quieres cambiar tu estado de ánimo, podrás producir una emoción, si quieres cambiar tu ánimo, podrás lograrlo cambiando tu expresión.

Así que sonríe cuantas veces quieras sin importar qué tan estresado o qué tan desanimado te encuentras en este preciso momento. Si empiezas a sonreír, deberás enviar a tu cerebro una señal de bienestar y, así, tu cerebro producirá el bienestar asociado con esa expresión.

6 – ¿Qué harás? ¿Cómo? ¡Arranca ya!

Tan pronto hayas realizado los ejercicios anteriores, tu nivel de estrés empezará a bajar, tu cuerpo se sentirá mejor y tu mente estará más serena. Es el momento para reorganizarte y decidir el rumbo a seguir.

Pregúntate: ¿Qué debo hacer para hacerlo bien? ¿Quién podrá ayudarme a hacerlo mejor y más rápido? Con tus propias respuestas podrás hilvanar una lista de tareas a desarrollar priorizando las más urgentes y definir una ruta inteligente para que todo te salga bien. Así, avanzarás por los caminos que el Señor te ha trazado.

Nunca subestimes tu poder para cambiar tu estado de ánimo. Toma un poco de buena voluntad y un par de minutos y podrás empezar a sentirte mucho mejor a partir de este instante, ¡desde ahora mismo! No pierdas ni un minuto más. Todos queremos gozar viendo tus sonrisas.

Foto: Mohamed Nohassi – Unsplash (Foto usada bajo Licencia Creative Commons)

Artículos relacionados

Dejar comentario

Are you sure want to unlock this post?
Unlock left : 0
Are you sure want to cancel subscription?
¿Chatea con nosotros?