La clave del éxito

por Revista Hechos&Crónicas

Sin embargo, todo aquello que para mí era ganancia, ahora lo considero pérdida por causa de Cristo. Es más, todo lo considero pérdida por razón del incomparable valor de conocer a Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo he perdido todo, y lo tengo por estiércol, a fin de ganar a Cristo y encontrarme unido a él. No quiero mi propia justicia que procede de la ley, sino la que se obtiene mediante la fe en Cristo, la justicia que procede de Dios, basada en la fe. Lo he perdido todo a fin de conocer a Cristo, experimentar el poder que se manifestó en su resurrección, participar en sus sufrimientos y llegar a ser semejante a él en su muerte. Así espero alcanzar la resurrección de entre los muertos.

No es que ya lo haya conseguido todo, o que ya sea perfecto. Sin embargo, sigo adelante esperando alcanzar aquello para lo cual Cristo Jesús me alcanzó a mí. Hermanos, no pienso que yo mismo lo haya logrado ya. Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece mediante su llamamiento celestial en Cristo Jesús. Filipenses 3:7-14.

¿Cuáles serían tres objetivos que propondría para su vida si supiera que pudiera lograrlos? ¿Alguno de ellos sería de naturaleza espiritual? El apóstol Pablo era una persona orientada a las metas (incluso antes de hacerse cristiano), y entendía cuáles eran las más importantes. Su principal ambición era conocer a Cristo y el poder de su resurrección, junto con la participación de sus padecimientos (Filipenses 3:10).

Todos haríamos bien en adoptar estos objetivos, pero parecen demasiado enormes. ¿Cómo podemos ponerlos en práctica? Primero, es importante comprender que una meta es un propósito o una dirección hacia la cual nos movemos. Este concepto es bastante fácil de entender cuando hablamos de objetivos específicos, como son acostarse más temprano o lavar los platos todos los días, pero ¿qué pasos necesitaría usted tomar para lograr metas espirituales, como las del apóstol Pablo?

El éxito requiere elegir pasos que sean específicos, razonables y medibles. Por ejemplo, si usted desea conocer a Cristo mejor, puede empezar por pasar quince minutos cada día orando y leyendo la Palabra. Después de crear su plan y los pasos para llevarlo a cabo, ponga su deseo en acción. Si no toma los pasos necesarios, eso solo seguirá siendo un deseo. Nadie se acerca a Cristo con solo buenas intenciones; se necesita compromiso, diligencia y perseverancia.

Si siente que a su fe le falta vitalidad, es posible que haya perdido de vista su meta. Nadie hace planes de caer en la autocomplacencia. Pero a menos que usted se fije metas específicas y se esfuerce por lograrlas, irá a la deriva por la vida y perderá la recompensa: conocer a Cristo de una manera cercana y personal.

Por: Charles Stanley, fundador de In Touch Ministries. Su popular programa de radio y televisión. En Contacto puede escucharse en todo el mundo en más de 50 idiomas.

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