La Gran Comisión en el siglo XXI

por Revista Hechos&Crónicas

Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. Mateo 28:19-20.

Sin duda, este pasaje habla directamente al corazón de todo creyente y su gran responsabilidad espiritual y social de ser un portavoz de las buenas nuevas del mensaje del evangelio de nuestro Señor Jesucristo en todas las épocas y para todas las generaciones. Esta porción siempre ha confrontado el alcance de mi cristianismo y el cumplimiento a esta orden dada directamente por Jesús.

En medio de un mundo globalizado y el avance gigantesco de la tecnología en todos los campos de la humanidad, Jesucristo me recuerda que uno de los propósitos de mi vida cristiana es extender

Su Reino en mi entorno profesional, social, deportivo, familiar y que no puedo dejar de lado la tarea de evangelizar a los diferentes grupos humanos que necesitan conocer el tesoro eterno de la salvación.

¿Qué tener en cuenta para cumplir la gran comisión?

– Para la labor misionera es necesario tener disposición física, emocional, intelectual y espiritual de desplazarnos a los lugares donde el Espíritu de Dios nos guíe con el fin de ganar las almas sin importar si los lugares son cómodos o no. La iglesia tiene que salir de la “zona de confort” y llevar las buenas nuevas a sitios que buscan respuestas todos los días y que solo el evangelio las puede dar.

– En el cristianismo no solo es importante el ser sino el hacer. Este concepto implica tomar acciones concretas y eficaces para el cumplimiento de la gran comisión bíblica en el cual todo creyente bajo la guía divina requerirá un “plan estratégico” para compartir de una manera amorosa, sabia e inteligente el mensaje de salvación, verificando que la “semilla de la palabra de Dios” caiga en buen terreno como dice la parábola del sembrador descrita en el evangelio de Lucas 8:8.

– El principal objetivo de la gran comisión estipulada por el Señor Jesús es hacer discípulos de todas las naciones. Como discípulos de Cristo tenemos que prepararnos todos los días espiritualmente en oración, viviendo una vida íntegra, y siendo un buen testimonio de una vida transformada por el poder del evangelio, también tenemos que prepararnos teológicamente en el conocimiento de las Sagradas Escrituras, para no caer tristemente en la advertencia descrita por el profeta Oseas en el capítulo 4 versículo 6: pues por falta de conocimiento mi pueblo ha sido destruido. Es importante desarrollar un excelente discipulado con un conocimiento profundo de la palabra de Dios, y tengo que darle gracias al Señor por la existencia del Instituto Bíblico y la Facultad de Teología de nuestra iglesia Casa Sobre la Roca, donde no solamente adquirimos conocimientos bíblicos, sino una gran variedad de herramientas modernas de evangelización para llevar el mensaje de salvación a esta generación del siglo XXI.El cristianismo es esencialmente una religión misionera donde no deben existir barreras de ningún tipo, que impidan transmitir el mensaje de salvación a todos los terrenos de la sociedad humana como la política, la economía, la ciencia, el deporte, etc.

– La ordenanza y cumplimiento del bautismo en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, por parte del nuevo discípulo de Cristo es la manifestación pública de su fe en el Salvador eterno, guiado por un creyente maduro y comprometido con la causa del reino de los cielos. De esta manera los nuevos discípulos en el Señor recibirán las enseñanzas de la palabra de Dios, para obedecer todo lo que está escrito y empezar a vivir una vida nueva espiritualmente.

– La gran promesa para todos los hombres y mujeres valientes que están dispuestos a tomar en serio la orden de realizar la gran comisión por parte de Jesús, de que Él estará siempre con ellos hasta el final de los tiempos, sin importar las circunstancias más complejas y el sinnúmero de adversidades que estén viviendo. Esta gran promesa nos debería motivar a aprovechar toda oportunidad divina para compartir el evangelio, con la autoridad y el poder que Dios le ha otorgado a todo creyente para aumentar el número de sus discípulos.

¿La Gran Comisión es solo responsabilidad del liderazgo de la iglesia?

Una feligresía madura y comprometida con la causa del evangelio tiene claro la honrosa labor misionera de conquistar discípulos para el Señor Jesucristo, asumiendo la responsabilidad individual de cumplir a cabalidad esta tarea delegada por parte del Señor, teniendo claro que no es una responsabilidad exclusiva de los ministros y líderes del evangelio. Todo creyente tiene que entender que en esta tierra, todos somos “embajadores de Cristo” y esto significa que somos las manos, brazos, pies y labios del Señor Jesús para ser los instrumentos llamados a impactar este mundo caído y a transformar las sociedades y culturas.

En medio del secularismo, fenómeno advertido por el teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer y que consiste en la desaparición del nombre de Dios de todas las esferas de la sociedad actual, para darle paso al humanismo y al naturalismo, debería inquietarnos a todos los que somos discípulos de Jesucristo a tomar un plan de acción urgente, y atacar este peligroso fenómeno desde los diferentes campos de la sociedad humana, donde el Señor nos ha ubicado en este momento de nuestras vidas, para cumplir hoy más que nunca con gran diligencia la gran comisión y llevar el evangelio a toda criatura sin importar su condición social, intelectual, económica y étnica.

Hoy en día tenemos una sociedad que espiritualmente se encuentra en “cuidados intensivos”, y que requiere con prontitud la panacea para ese estado crítico, que solamente la puede brindar el mensaje del evangelio.

Finalmente, tomemos un momento para reflexionar respecto a este gran interrogante que nos hace el Señor: ¿Qué actitud voy a tomar frente al llamado del Señor para la gran comisión ordenada en su Palabra? La respuesta la sabe usted, estimado lector.

Por: Mario Humberto Garzón Melo

Foto: 123RF

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