Hipocondríacos ¿enfermos de verdad?

por Revista Hechos&Crónicas

“Entre 20 y 80% de pacientes que acuden al médico son hipocondríacos”. (Kellner. 1985).

En el foro virtual para mujeres enfemenino.com se leen estas historias:

  • “Hola, me pregunto si mi caso es poco habitual o si hay gente que sea hipocondriaca como yo. No puedo escuchar ninguna noticia relacionada con enfermedad o síntomas graves porque entonces ya empiezo a creer que me pasa o me va a pasar… Me siento tonta por todo esto, pienso demasiado en el sentido de la existencia, y de tanto pensar me olvido de vivir y disfrutar…”. Por Aina78.
  • “Mi marido está enfadado por mis enfermedades imaginarias, dice que todo es mental pero le digo que de verdad algo me está pasando. Todo es mentira, mi doctor dice que estoy sana…”. Por Flordeundía1.
  • “Hace un año me dio por pensar que tenía un tumor en la cabeza, empecé a sentir mareo todo el día. Visité a un médico y a una psicóloga, me dijeron que no era real. Poco a poco fue desapareciendo el síntoma, pero a veces vuelve. No sé qué hacer”. Por Atsua.
  • “Trabajo en un hospital con personas discapacitadas y se me pegan todos los síntomas habidos y por haber, pienso que me voy a enfermar, tengo miedo de las cosas más insólitas”. Por Gabrielita1.

Perfil de un hipocondriaco

  • Vigila su salud todo el tiempo.
  • Tiene temor persistente, injustificado y excesivo a la enfermedad o a la muerte.
  • Se alarma con los síntomas.
  • Egocéntrico.
  • Narcisista.
  • No le interesan las necesidades de los demás.
  • Obstinado.
  • Escrupuloso.
  • Piensa compulsivamente sobre enfermedades.
  • Desconfiado.
  • Hipersensible a las críticas de los demás.
  • Se sugestiona por todo.
  • Le cuenta sus síntomas a todos.
  • Se queja.

¿Hipocondría?

¿Sabe qué tienen en común Andy Warhol, Charles Darwin, Woody Allen, Marcel Proust y Adolf Hitler? Que además de ser personajes conocidos de la historia, todos se caracterizaron por ser hipocondriacos.

La Real Academia de la Lengua Española define esta palabra así: “(De hipocondrio). Afección caracterizada por una gran sensibilidad del sistema nervioso con tristeza habitual y preocupación constante y angustiosa por la salud”.

El Diccionario Médico de la Universidad de Salamanca dice: “Trastorno que consiste en el miedo por el convencimiento de padecer una enfermedad importante basándose en una mala interpretación de los síntomas somáticos; conduce a búsqueda continua de consultas, pruebas y tratamientos; a pesar de lo cual siempre persiste la idea”.

Kellner (1985) afirma que “entre 20 y 80% de pacientes que acuden al médico, son hipocondríacos. Las cifras más altas corresponderían a las consultas de los cardiólogos. Este trastorno podría ser más frecuente en mujeres que en hombres, pues ellas consultan más al médico”.

En Colombia, “Las mujeres entre 15 y 44 años son las que más acuden al médico. En 2010 se registraron más de 12 millones de consultas para mujeres y más de 5 millones para hombres”, asegura la publicación de cifras e indicadores de Servicios de Salud elaborada por ACEMI. ¿Cuántas de estas visitas serán de hipocondriacos?

¿Enfermos imaginarios?

Mientras que para una persona “normal” un dolor de cabeza es algo común e inofensivo que puede tratarse con un calmante, para los hipocondriacos, este mismo dolor pueden asociarlo con una enfermedad potencialmente mortal.

Los especialistas aseguran que la hipocondría puede iniciarse a cualquier edad, sin embargo, es común en los primeros años de vida adulta. Generalmente es un trastorno crónico con períodos de mayor o menor intensidad.

“Los hipocondriacos no están mintiendo, porque no están inventando los síntomas que experimentan; tan solo les dan una interpretación exagerada para convencerse a sí mismos de que están real y seriamente enfermos. Esta certeza los impulsa a visitar distintos médicos para confirmar que están en lo cierto. Pero hay una verdad que no se puede ocultar, lo que pasa es que no pueden controlar el miedo a morir que les embarga”, describe el Diario Las Américas, de Miami, EE. UU.

Consultas al “doctor” Google

“Cada vez que debo hacerme exámenes de rutina como, por ejemplo, el cuadro hemático, espero con ansias los resultados. Tan pronto los tengo en mano, consulto si todo está bien con mi doctor de cabecera: el “doctor” Google. Casi siempre me llevo unos sustos terribles porque todo indicaría que tengo enfermedades graves, pero llego al médico real y me dice que todo está bien. Creo que somos varios los que caemos en el error de consultar a Google”, cuenta Mario Sandoval a Hechos&Crónicas.

Los psiquiatras aseguran que internet es una enorme fuente de información sobre salud, “el problema es que cuando el paciente consulta, la lectura que se hace es subjetiva y saca conclusiones incorrectas. El “doctor Google” tiene gran multitud de facetas y una de ellas es la falta de criterio científico. Aproximadamente ocho de cada 10 personas consultan en la red”.

¿Podrán creerme ahora?

Por duodécima vez el hombre de 32 años de edad, un mecánico de autos, hizo la misma pregunta: “¿Usted no me cree, doctor?” Y por duodécima vez recibió la misma respuesta: “Usted no tiene ningún mal del corazón, amigo”. Howard Peckham, de Dallas, Texas se quejaba de dolores cardíacos.

¡Qué interesante el caso de este hombre! No era un hipocondríaco que sentía una enfermedad imaginaria. Ni era una persona despreocupada que no le prestaba atención a ningún síntoma. Él sabía que estaba enfermo. Pero los análisis de laboratorio, las auscultaciones y las radiografías nada revelaban. Cuando murió, pusieron sobre su tumba el epitafio que él pidió: “¿Podrán creerme ahora?”.

Hay muchas personas que sienten algo, o que algo les falta, o que algo no anda bien, o les afecta, pero es para ellos un enigma que no pueden descifrar. Y lo peor es que no hallan a nadie que les crea, que les ponga atención o les preste ayuda.

Existen males del alma, enfermedades morales y espirituales que afectan todo el ser, y muchas veces quien sufre no sabe qué tiene ni por qué sufre. Síntomas como estos revelan un solo mal: el pecado…

…¿Dónde está el médico? ¿Quién puede librar a la víctima del pecado? Sólo Jesucristo. He aquí sus palabras: …yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia. Juan 10:10b. Vida es salud. Vida es entusiasmo. Vida es confianza. Vida es fe. Quien tiene a Cristo y vive sometido a su divina voluntad, tiene vida abundante.

Llevémosle nuestra intranquilidad, nuestra perturbación y nuestro dolor a Cristo. Él es el Médico divino que sanará todo nuestro ser. Cristo es la solución.

Esta reflexión fue escrita por Pablo Edwin Finkenbinder, más conocido como el Hermano Pablo, destacado por su programa Un Mensaje a la Conciencia. Falleció el 27 de enero de 2012.

Foto: Storyset – Freepik (Foto usada bajo licencia Creative Commons)

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