¿Para qué volver a casa?

por Revista Hechos&Crónicas

La comodidad y ante todo la virtualidad se volvieron las “excusas perfectas” para no asistir al templo. Ahora uno escucha comentarios como: “En mi cama es más rico ver la prédica”, “mientras cocino pongo el sermón en mi celular y listo”, “Prefiero poner el audio de la enseñanza dominical en mi carro porque así aprovecho el tiempo en los trancones”.

¿Hasta dónde hemos llegado? Si Dios dice en su Palabra que no dejemos de congregarnos, ¿por qué muchos han caído en la trampa de la comodidad? Es tiempo de despertarnos, dejar a un lado la pereza y estar juntos en armonía adorando al Rey de Reyes y Señor de Señores.

No hay duda que la virtualidad llegó para quedarse y es una bendición conectarnos al culto si nos encontramos enfermos o estamos de viaje; pero no es lo mismo estar en el templo que estar en casa. El evangelista y editor estadounidense Dwight L. Moody dijo: “La asistencia a la iglesia es tan vital para un discípulo como lo es una transfusión de sangre sana para un hombre enfermo”.

¿Para qué volver a casa?

Hace unas semanas, en uno de los cultos dominicales de Casa Sobre la Roca, el pastor Franklin Peña, respondió este interrogante en su sermón titulado “Anhelo volver a casa” (teniendo en cuenta la premisa de inicio de año: “2023, al templo otra vez”) donde precisamente explica las bendiciones que Dios nos permite disfrutar cuando vamos a la iglesia, según el Salmo 84.

Para experimentar el esplendor de su morada

¡Cuán hermosas son tus moradas, Señor Todopoderoso! Salmo 84:1.

“Morada también se traduce como tabernáculo. Los levitas amaban estar en la casa de Dios así fuera una tienda o un templo permanente”, explica el pastor Peña.

Para disfrutar la alabanza

Dichoso el que habita en tu templo, pues siempre te está alabando. Salmo 84:4.

No podemos negar que el tiempo de alabanza en congregación es poderoso. Cuando estamos juntos somos un gran ejército proclamando victoria, restauración, sanidad, liberación. La presencia de Dios se siente como una llama ardiente.

“El versículo dice: dichoso el que habita, no el que está de paso. Dios escogió nuestro corazón para ser su morada permanente”, comenta el pastor.

Para cantar al Dios de la vida

Anhelo con el alma los atrios del Señor; casi agonizo por estar en ellos. Con el corazón, con todo el cuerpo, canto alegre al Dios de la vida. Salmo 84:2.

“A algunos hay que rogarles que asistan al templo, y precisamente en este pasaje el salmista anhela en la casa de Dios. ¿Saben qué significa –anhela-? Según el pastor inglés Thomas Brooks, esta palabra («grita» en el original) procede de «Ramag», que significa lanzar gritos agudos, en alta voz, como los soldados al comenzar la batalla:  « ¡Adelante, adelante!»; o bien cuando gritan después de ganar: «¡Victoria, victoria, victoria!» La palabra hebrea denota un grito resonante, como el de un niño que llora porque tiene hambre; cuando esto ocurre, el niño completo llora: lloran las manos, el rostro, los pies.

Esto que explica Brooks es lo que debemos transmitir a los que no están: gozo, pasión, deseo de estar en el templo no de manera religiosa, sino que los demás quieran llenarse de lo que estamos llenos tú y yo”, anota el pastor Franklin.

Para estar cerca de Dios

Señor Todopoderoso, rey mío y Dios mío, aun el gorrión halla casa cerca de tus altares; también la golondrina hace allí su nido, para poner sus polluelos. Salmo 84:3.

En este punto, Peña enseña que “el anhelo de David por estar cerca de Dios era tan impresionante, que su deseo de ir y adorar en la casa de Dios era inmenso. Su ansia era parecida al de aquella mujer con el flujo de sangre cuando dijo: -Si tan solo pudiera tocar el borde de su vestido- para adorar a Dios”.

Para caminar de la mano de Dios

Dichoso el que tiene en ti su fortaleza, que solo piensa en recorrer tus sendas. Salmo 84:5.

“Para las personas que están pensando en otras cosas no será placentero ni provechoso el orar, ni el alabar, ni el oír la Palabra. Un grupo de peregrinos que hubiera dejado sus corazones en casa no sería mejor que una caravana de cadáveres, por completo inadecuados para estar con santos vivos y que adoran a un Dios vivo”: Charles Spurgeon.

Para sentir su victoria

Cuando pasa por el valle de las Lágrimas lo convierte en región de manantiales; también las lluvias tempranas cubren de bendiciones el valle. Según avanzan los peregrinos, cobran más fuerzas, y en Sión se presentan ante el Dios de dioses. Salmo 84:6-7.

En este punto el pastor Peña hace una interesante reflexión: “Diariamente vivimos entre el gozo y el llanto. Hay pruebas que sacuden el alma. Dolores y aflicciones que nos roban la paz, sin embargo, el deseo por la Casa del Señor y tener un encuentro con el Dios vivo, hacen que nuestro valle de lágrimas se convierta en una fuente”.

El comentarista bíblico, Mathew Henry dijo: “Ninguno de los peregrinos ha desfallecido ni abandonado el viaje. Así debe correr el creyente hacia la meta puesta delante de sí”.

Para estar en su presencia

Vale más pasar un día en tus atrios que mil fuera de ellos; prefiero cuidar la entrada de la casa de mi Dios que habitar entre los impíos. Salmo 84:10.

“El salmista comenzó con amor y añoranza por la casa de Dios, y ahora vuelve al pensamiento. El tiempo que pasaba en la casa de Dios era mejor y más valioso que el que pasaba en otra parte”, dice el pastor.

Mathew Henry dijo: “Prefiero ser portero en la casa de Dios, antes que príncipe en los lugares donde reina la maldad. En el templo como un mendigo, que en un palacio como potentado”.

Para tener comunión con el Señor

Oye mi oración, Señor Dios Todopoderoso; escúchame, Dios de Jacob. Oh Dios, escudo nuestro, pon sobre tu ungido tus ojos bondadosos. Salmo 84:8-9.

“Esta es una oración para que Dios ponga los ojos en su rey. Lo llaman -el escudo-, o sea, el defensor de la nación, el ungido de Dios”, cuenta Peña.

Para contar con su protección

El Señor es sol y escudo; Dios nos concede honor y gloria. El Señor brinda generosamente su bondad a los que se conducen sin tacha. Salmo 84:11.

El escritor inglés William Secker dijo: “¿Por qué ha de temer el creyente la oscuridad cuando tiene un Sol así que le ilumina y le guía? ¿Qué peligros pueden amedrentarle cuando tiene un escudo así que le guarda?

Para disfrutar de sus beneficios

Señor Todopoderoso, ¡dichosos los que en ti confían! Salmo 84:12.

“Qué bueno es pensar en un Dios que nos verá desde lejos y cuando vamos a su casa correrá a nuestro encuentro. Así como el hijo pródigo que después de estar tanto tiempo fuera del hogar paterno, regresó allí, y el Padre fue corriendo y le abrazó. ¿Cuántos anhelan volver a casa?”, pregunta el pastor Franklin Peña.

A pesar de… aun podemos congregarnos

Según la Lista Mundial de Persecución 2023, los 10 países más peligros para los cristianos son: Corea del Norte, Somalia, Yemen, Eritrea, Libia, Nigeria, Pakistán, Irán, Afganistán y Sudán… Si seguimos adelante, vemos que continúan India, Siria, Arabia Saudita, Myanmar, Maldivas, China, Malí, Irak, Argelia, Mauritania Uzbekistán y Colombia.

Así es, según el reporte de la organización Puertas Abiertas, nuestro país se ubica en el puesto número 20 de la lista (el número uno de América Latina), seguido de Burkina Faso, República Centroafricana, Vietnam y Turkmenistán. “Respecto a la lista del año pasado, Colombia subió ocho puestos en la Lista Mundial de Persecución 2023, por el aumento de la violencia, incluidos los asesinatos. También aumentó la presión, debido a las bandas criminales que atacan a los cristianos. En la sociedad colombiana en general aumentó la intolerancia hacia la religión”, explica el reporte.

Vale la pena aclarar que las zonas donde hay persecución religiosa en Colombia, “son aquellas que están controladas por grupos delictivos armados y líderes religiosos. Los cristianos de origen indígena o afrocolombianos se enfrentan a la presión y la violencia de la comunidad en la que viven”.

Aunque el panorama suena aterrador, en varias ciudades del país aun podemos disfrutar ir a la iglesia. Si tienes ese privilegio, da gracias a Dios por tu iglesia y vuelve a casa. Recuerda que la iglesia además de ser la Casa de Dios, es un lugar para conocer personas, hacer amistades, para aprender, para llevar a nuestros hijos a la iglesia infantil, para hacer comunidad y para sentirnos amados.

Por Jennifer Barreto – jennifer.barreto@revistahyc.com

Foto: Ismael Paramo – Unsplash (Foto usada bajo Licencia Creative Commons)

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