Primeros auxilios para socorrer un alma rota

por Revista Hechos&Crónicas

Muchas veces, sin darnos cuenta, pasamos por alto el dolor de las personas. Creemos que todo está bien hasta que alguien es vulnerable ante nosotros. Es ahí cuando nos preguntamos: ¿cómo no vi su dolor y su angustia antes?, ¿qué debo hacer ahora para ayudarla y levantarla? Para ello, hemos consultado cuáles son los primeros auxilios psicológicos y espirituales a tener en cuenta a la hora de socorrer en un momento de crisis.

Ser la primera persona en actuar para auxiliar a alguien que está sufriendo es una tarea que requiere de mucha responsabilidad. Cualquier persona puede tener un momento de vulnerabilidad inesperado, y quien esté a su lado debe tener en cuenta algunos elementos básicos para asistirle  y acompañarle mientras se busca una ayuda profesional.

Por eso, la psicología ha dado a conocer algunos primeros auxilios psicológicos y emocionales que son útiles para cualquier persona que vaya a acompañar al que sufre. El escritor y psicólogo Diego Núñez las define como “la ayuda inmediata e intervención que se ofrece a las víctimas o personas afectadas”. “Nuestra intervención ayudará a  que la persona pueda adaptarse lo mejor posible a la situación, y el invalorable apoyo ofrecido por nosotros brinda como resultado que lo que se está experimentando, produzca un efecto de feedback (ida y vuelta), de sentirse acompañada, de contar con la posibilidad y la oportunidad de la “esperanza”, y así re asociarse emocionalmente e ir fortaleciéndose de a poco”, explica Núñez.

Asimismo, Gepsiba Herrera Ramírez, psicóloga especialista en psicología clínica y autoeficacia personal y miembro del grupo de alabanza de Casa Sobre la Roca, dice que: “La crisis es una visita inesperada. ¿Qué debemos de hacer? Servir de puente, referir a profesionales o acompañar mientras llega la persona idónea”. Herrera comparte algunos primeros auxilios que puedes usar y las cosas que no debes hacer a la hora de ayudar a alguien está pasando por una crisis.

Estos primeros auxilios permiten proporcionar apoyo, brindar seguridad y alivio emocional de forma inmediata y ser un nexo. La psicóloga indica que la intervención debe consistir en “realizar el contacto psicológico, examinar las dimensiones del problema, analizar las posibles soluciones, asistir en la ejecución de una acción concreta y hacer seguimiento”. De igual forma, “en la intervención debe haber empatía, que invite a la persona a hablar de sus necesidades”.

Esta escucha responsable involucra analizar eventos presentes, pasados y el futuro inmediato, para “ayudar a la persona a ejecutar alguna acción concreta para manejar la crisis y afrontarla. El objetivo es dar un siguiente paso, el mejor que se pueda dada la situación” concluye la psicóloga.

Acompañamiento espiritual

Para ayudar a gestionar estos estados de ansiedad y de angustia de manera integral, no se puede dejar a un lado la parte espiritual. Es por ello que, María Claudia Gechen, consejera de la iglesia Casa Sobre la Roca, da una serie de recomendaciones para hacer un buen acompañamiento antes, durante y después de la crisis.

El primer paso es “no minimizar el dolor de las personas. Siempre decimos ‘eso no es tan grave’, pero para esa persona es algo importante. Cada uno vive su proceso de manera diferente y cada uno enfrenta su dificultad de una manera distinta. A veces ocurre algo pequeño, pero eso pudo ser la gota que derramó el vaso. Por eso es importante entender a la persona, escucharla”.

Otro paso importante es llevar a la persona a afrontar la situación, por más difícil que sea. “La persona que está pasando por una crisis no ve una salida, entonces hay que llevarla a que vea y reconozca que hay otra salida. Cuando tenemos tantos problemas, no encontramos la solución. La vergüenza y el qué dirán pesan mucho sobre la carga que llevan. Es por eso que, en consejería usamos el tip de los “cinco porqués”. Ejemplo: Estoy deprimido. ¿Por qué? Porque tengo deudas. ¿Por qué? Porque mi esposo se fue de la casa. ¿Por qué? (…) Normalmente al tercer porqué ya empiezas a encontrar la raíz del problema. Esto ayuda a que las personas reconozcan qué pasa y vean que el problema es otro, para que ahora lo puedan afrontar”.

Cosas que puedes hacer

  • Realiza contacto.
  • Muestra interés por comunicarte e invita a la persona a hablar.
  • Mantén el contacto visual.
  • Analiza el problema.
  • Examina el pasado, presente y futuro inmediatos de la persona. Identifica los problemas que necesitan tratarse de forma inmediata y cuáles pueden dejarse para después.
  • Analiza las posibles soluciones.
  • Averigua los intentos previos de solución.
  • Propón nuevas alternativas.

Cosas que no debes hacer

  • Contar tu propia historia.
  • Ignorar los hechos y sentimientos de la otra persona.
  • Visión de túnel.
  • No observar detenidamente el contexto.
  • Intentar resolver todo ahora.
  • Tomar decisiones obligatorias a largo plazo.
  • Dejar detalles al aire o suponer que la persona continuará con el plan bajo su propia responsabilidad. (No seguimiento).

Si quieres ayudar a alguien, la mejor herramienta es la oración

“La oración es clave, porque ataca esos pensamientos que Satanás ha puesto en primera persona como “soy insuficiente, no voy a salir de esa”. Nosotros que somos espirituales entendemos que hay una guerra espiritual que hay que batallar. Cada vez que vaya a hablar con esa persona, ora y pídele a Dios que te de sabiduría y al Espíritu Santo que te de discernimiento, para saber hablar, tener el tono adecuado, que te ponga Sus palabras, las que esa persona necesita. Obviamente no puedes pelear la batalla por ella, pero sí le puedes dar armas espirituales para que la pelee”.

También es importante cubrir a la persona que acompaña. Es por eso que la Biblia nos advierte que tenemos que fortalecernos para batallar la guerra espiritual. Efesios 6:10-18 habla de la armadura de Dios. Por último, fortalézcanse con el gran poder del Señor. Pónganse toda la armadura de Dios para que puedan hacer frente a las artimañas del diablo. Porque nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales. Por lo tanto, pónganse toda la armadura de Dios, para que cuando llegue el día malo puedan  resistir hasta el fin con firmeza. Algunas de las armas que menciona este capítulo son: verdad, justicia, paz, fe, Palabra de Dios y oración.

Principios básicos de los primeros auxilios psicológicos

– Escucha responsable.

– Transmitir aceptación.

– Atmosfera de confianza y empatía.

– Proporcionar información. Permitir libre expresión.

¿Soy la persona capacitada para ayudar?

La consejera responde: “Dios te puso a ti con propósito. Te escogió a ti. Él capacita a los llamados, no llama a los capacitados. Él te va a capacitar. La Biblia también va hablando y por eso debemos tener los ojos y oídos abiertos para ser asertivos en las cosas que leemos y hablamos. No hay que tener miedo, sino coger las armas y apoderarse de ellas. Como soldados en la batalla tenemos que estar preparados”.

Por eso, confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz. Santiago 5:16.

Por: Elizabeth Pinzón. – norma.pinzon@revistahyc.com

Foto: Claudio Schwarz – Unsplash (Foto usada bajo licencia Creative Commons)

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