El gen gay no existe

por Revista Hechos&Crónicas

Desde más de dos décadas se han publicado diversos informes científicos con el fin de descubrir los supuestos orígenes biológicos de la homosexualidad ¿Qué han arrojado los últimos hallazgos? ¿Qué tan cierto o falso es que una persona nazca con el “gen gay”?

1991, el neuro-biologista americano, Simón LeVay, del Instituto Salk de Estudios Biológicos en San Diego, California, había anunciado la detección de una pequeña diferencia entre el cerebro de hombres homosexuales y los heterosexuales. Esta fue una de las primeras “pruebas científicas” de algo que muchos homosexuales creen: que su orientación sexual es algo innato, que está profundamente inscrito en su ser.

Otras hipótesis sostienen que la homosexualidad se gesta durante la etapa intrauterina, es decir, antes del nacimiento del bebé, y que está ligada a los cambios hormonales en el cuerpo de la madre, porque según los científicos, los niveles de testosterona influyen en el desarrollo de ciertas áreas cerebrales implicadas parcialmente en la atracción sexual.

Un estudio publicado en 2014 realizado por la Universidad de Chicago, que analizó el ADN de más de 400 parejas de hermanos, ambos homosexuales, aseguró encontrar dos secuencias del mismo ligadas a la homosexualidad, en las que, posiblemente, estarían involucradas multitud de genes.

¿Qué pasó con estos estudios? ¡Nada! Hasta el momento nadie ha podido desmentir lo que dice Génesis 5:1b-2a: Cuando Dios creó al ser humano, lo hizo a semejanza de Dios mismo. Los creó hombre y mujer, y los bendijo.

De supuestos a la verdad

En 2008, la Asociación Norteamericana de Psicología dijo que a pesar de las varias investigaciones sobre las posibles causas genéti cas, biológicas u hormonales de la orientación sexual, no ha habido descubrimientos contundentes que les permitan a los científicos llegar a la conclusión de que la orientación sexual esté determinada por uno o varios factores particulares.

Precisamente, el pasado 29 de agosto de este año se publicó en la reconocida revista Science, el estudio de ADN más grande jamás realizado donde se confirma con pruebas que no se nace homosexual.

Luego de haber analizado a casi 500 mil personas, se determinó que no existe el denominado “gen homosexual” o “gen gay”.

Andrea Ganna, genetista del Broad Institute of MIT and Harvard in Cambridge, Massachusetts, que codirigió al equipo de investigadores, aseguró a la prestigiosa revista científica que  “no hay gen gay”, refiriéndose a que el análisis realizado mostró que el comportamiento sexual es influenciado grandemente por factores culturales y ambientales.

“Cuando los investigadores combinaron todas las variantes que midieron en todo el genoma, estimaron que la genética puede explicar entre el 8% y el 25% del comportamiento no heterosexual. El resto, dicen, se explica por las influencias ambientales, que pueden variar desde la exposición a hormonas en el útero hasta las influencias sociales más adelante en la vida”, indicó Science.

El estudio utilizó dos bases de datos. Una de 410.000 personas de entre 40 y 70 años del Biobank de Reino Unido y otras 68.500 de los archivos de la empresa estadounidense 23and-Me, con un promedio de edad de 51 años.

Si menos de un tercio del comportamiento sexual de una población está relacionado con la genética, ¿de dónde viene el resto? “El medio ambiente,

la cultura y otros factores pueden jugar un papel importante”, dijo Benjamin Neale, genetista del Broad Institute of MIT y Harvard, y uno de los directores del estudio, según Los Angeles Times.

Las conclusiones más contundentes de la investigación determinan que “la base genética que subyace a la conducta homosexual es amplia, poligénica. Ciertamente, es bien conocido que no existe un único determinante genético –a veces denominado ‘gen gay’ en los medios de comunicación– que cause esa tendencia, ese  rasgo. No existe un determinismo genético que haga que, como a veces se dice, algunos ‘nazcan homosexuales’”, explican los científicos.

Los autores demuestran que la homosexualidad es mayor en hombres que en mujeres. “De hecho, la mayoría de ellas son bisexuales, y posiblemente se deba a lo que generalmente se ha pensado: en las mujeres la homosexualidad tiene un fuerte componente psicológico de rechazo al varón, en la mayoría de los casos por haber sufrido abuso sexual; se suele hablar de un deseo, en ellas, de experimentar “su lado masculino”. La proporción de hombres exclusivamente homosexuales es considerablemente mayor”, señala el estudio.

“Con este estudio, podemos concluir que la pregunta que se propone y se debate con frecuencia, de si la persona homosexual ‘nace o se hace’, está mal planteada. La respuesta confirmada es que ni nace, ni se hace, sin más. A la predisposición genética con que nace se suma la vida”, explica la doctora Natalia López Moratalla, catedrática de Bioquímica y Biología Molecular, en la Universidad de Navarra, España.

Investigaciones y aberraciones

El pastor Darío Silva-Silva en su libro “Sexo en la Biblia”, explica lo siguiente respecto al tema: “Salen mal librados también quienes pretenden vender la idea de que el 10% de la población mundial está formado por gays. Tal estadística se fundamenta en inmorales y fraudulentos trabajos realizados por el doctor Alfred C. Kinsey, un reconocido pederasta que no era psiquiatra, ni sexólogo, sino experto en clasificación de insectos de la Universidad de Indiana. Investigadores serios demostraron que el censo de Kinsey se realizó entre sujetos que eran o habían sido prisioneros, asistentes a seminarios sobre problemas de sexualidad y practicantes de la prostitución. La muestra no tomó en cuenta otra clase de personas, por ejemplo, las que asistí an a iglesias o llevaban vidas normales de trabajo.

Por el contrario, los últimos estudios sobre el tema, realizados por otros individuos y entidades, todos independientes y de reconocida probidad, como el Alan Guttmacher Institute Journal, muestran que apenas un 2% de la población puede calificarse como homosexual. Se trata, pues, solamente de una minoría bulliciosa.

Durante buen tiempo se consideró al homosexualismo como una psicopatía, pero no hace mucho la American Psychiatric Associati on lo retiró de ese catálogo. A poco andar, investigadores acuciosos se entusiasmaron por atribuirle una base genética, hormonal, neurológica o cerebral y llegaron a afirmar que se podía nacer homosexual. Analizaremos las respuestas científicas ofrecidas hoy con seriedad a tales aseveraciones. Los doctores Paul Billing y Jonathan Beckwith, de autoridad científica mundialmente reconocida, demostraron que la diferencia observada entre los cerebros de los sujetos investigados para tal efecto no era congénita, sino ocasionada por la conducta.

La genética del comportamiento demuestra que el homosexual no nace sino se hace, y quienes consideran innata esta aberración, sencillamente confunden el efecto con la causa. En algún momento de la vida, casi siempre durante la primera infancia, una experiencia homoerótica desencadena el proceso que desemboca en la prácti ca del homosexualismo.

El doctor Simón LeVay, quien previamente se había declarado homosexual, produjo mucho escándalo al publicar un estudio en la revista Science en el cual mostraba evidentes diferencias en cerebros de hombres heterosexuales y homosexuales. Lo que ni LeVay ni sus corifeos dijeron entonces (1991) ni han aceptado después, es que los 41 cadáveres examinados eran de homosexuales que habían muerto de Sida, enfermedad que afecta el tejido cerebral. En otra investigación, realizada por los doctores Bailey y Pillard, se quiso demostrar el origen genético de tal desviación mediante el análisis de mellizos homosexuales; pero pronto la doctora Anne Fausto-Sterling, de Brown University, dijo que se trata de una mala interpretación genética que ha debido realizarse en mellizos criados aparte, pues los que crecen juntos tendrán parecidas experiencias familiares y ambientales, no solo genes idénticos.

Un estudio más, pretendía concluir que el origen de la homosexualidad se encuentra en el gen XQ28, proveniente de la madre; pero hasta hoy tal gen solo existe en teoría, pues nadie ha tenido el honor de conocerlo, y ya pasa al archivo de mitos inservibles junto al eslabón perdido de los evolucionistas. No se ha podido, pues, demostrar que la homosexualidad sea resultado de alguna causa biológica, genética o neuro-hormonal; estas pueden, en efecto, inclinar a unas personas más que a otras pero no obligarlas a tal práctica, y, de todas maneras, ha sido demostrado con creces que, quienes buscan ayuda profesional y espiritual adecuada, se curan de tal perversión. Bien conocidas son las declaraciones de la doctora Ana Freud, hija del ilustre Sigmund, sobre el éxito obtenido por ella en la rehabilitación de homosexuales a través de la psicoterapia. Peter Kolosimo, por su parte, declara:

‘La psicoterapia ha logrado, desde luego, que homosexuales se dirigiesen establemente hacia las relaciones heterosexuales; si la homosexualidad fuese determinada por factores hormonales, la psicoterapia no tendría poder alguno’”.

Por: Jennifer Barreto – @BarretoJenn

Foto: Archivo particular.

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