Facetas desconocidas de Jesús

por Revista Hechos&Crónicas

El hijo de Dios es una de las personas más fascinantes de la historia de la humanidad, su vida fue amplio abanico de enseñanzas, testimonios y una vida íntegra. Sin embargo, Jesús en su paso por la tierra fue tan humano como cualquiera de nosotros y desarrolló facetas durante su ministerio que muy pocos conocen.

Maestro, Carpintero, Profeta, Maestro y Sanador, todas estas son facetas muy conocidas de Jesús pero más allá del hijo de Dios, a Jesucristo le dio sed, hambre, sueño y tenía todas las necesidades humanas. Asimismo, Jesús pasaba tiempo con sus amigos, se divertía con sus discípulos, le gustaba tener tiempo para él así como para compartir con los demás, era tan humano como cada uno de nosotros.

Hechos&Crónicas le presenta algunas de las facetas más humanas e incluso desconocidas de Jesús, el salvador de la humanidad:

Jesús, el cantante

Al hijo de Dios le encantaba entonar himnos y alabanza en adoración al Señor. En Mateo 26: 30 y Marcos 14:26 retrata que Jesús y sus discípulos: Después de cantar los salmos, salieron al monte de los Olivos.

En este sentido, Jesús conocía y disfrutaba del canto, la alabanza y la música. En Mateo 21:16, Jesús enseña a los creyentes: —Claro que sí —respondió Jesús—; ¿no han leído nunca: »“En los labios de los pequeñitos y de los niños de pecho has puesto tu alabanza”?».

Jesús, el estudioso

Conociendo parte de los detalles de su ministerio, Jesús fue un estudioso a profundidad de las Sagradas Escrituras desde muy pequeño hasta llegada la hora de su ministerio. Lucas señala que niño Jesús estudiaba la Biblia y maravillaba a los maestros:

Y aconteció que tres días después le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores de la ley, oyéndoles y preguntándoles. 47 Y todos los que le oían, se maravillaban de su inteligencia y de sus respuestas. Lucas 2:46 – 47.

Pero esta no fue la única vez que Jesucristo acudía al templo a aprender y enseñar, el Jesús adulto acudió en varias oportunidades al templo para estudiar a profundidad las Sagradas Escrituras.

Jesús entró en el Templo y, mientras enseñaba, se acercaron los jefes de los sacerdotes y los líderes religiosos del pueblo. —¿Con qué autoridad haces esto? —lo interrogaron—. ¿Quién te dio esa autoridad? Mateo 21: 23

En otra situación, Jesús salió muy temprano a aprender y enseñar en el templo. Jesús se fue al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el Templo. Toda la gente se le acercó, y él se sentó a enseñarlesJuan 8:1-2.

Jesús, el periodista

A pesar de que no existe ningún libro de la Biblia escrito por el mismo Jesús, en los cuatro evangelios es evidente que el hijo de Dios dominada ampliamente la palabra y fue un experto para hablar en público, estar informado de la actualidad de su entorno y era especialista en analizar audiencias para enviar el mensaje correcto.

 Los Cuatro Evangelios nos dejan ver que Jesús transmitió buena parte de sus enseñanzas a través del uso de las parábolas, una figura de comparación extendida que a través de historias cortas con el fin enseñar o responder una pregunta. El uso de este tipo de historias, como el buen samaritano o la moneda pérdida, fue el preciso pata que el pueblo de Israel y mundo comprendiera más sobre el Evangelio y deja ver que Jesús conocía muy bien audiencia para enviar el mensaje perfecto en el momento indicado. Una de las frases más repetitivas de Jesús en los Evangelios era: “El que tenga oídos, que oiga”.

Lucas 10:23-24 deja ver como Jesucristo conocía al dedillo a su audiencia en aquella época: Volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven! Les digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven, pero no lo vieron; quisieron oír lo que ustedes oyen, pero no lo oyeron».

Jesús, el emocional

Igual que cualquier ser humano, Jesucristo tenía emociones y no dudaba en expresarlas más allá de cualquier persona o situación. La Biblia enumera distintas situaciones donde el hijo de Dios no sólo lloró sino también expreso su enojo, preocupación y se conmovió con diversos actos de sus amigos y de quienes lo escuchaban.

Al ver llorar a María y los judíos que lo habían acompañado, Jesús se turbó y se conmovió profundamente, señala Juan 11:32.

A esto se le suma, que las Sagradas Escrituras enumeran que Jesucristo lloró en tres ocasiones:

Por sus amigos: Jesús lloró.  —¡Miren cuánto lo quería! —dijeron los judíos. Juan 11: 35-36.

Por Jerusalén: Cuando se acercaba a Jerusalén, Jesús vio la ciudad y lloró por ella. Lucas 19: 41.

Por su muerte y todo el dolor que soportaría: Hebreos 5:7 señala: En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte y fue escuchado por su temor reverente.

Más allá de su poder como hijo de Dios, Él tenía claro el propósito de su ministerio y todo lo que tenía que atravesar en su camino a la salvación de la humanidad. Sin embargo, esto traía angustia a la vida de Jesús, tal como el mismo lo manifiesta en Mateo 26: 36-38: Luego fue Jesús con sus discípulos a un lugar llamado Getsemaní y dijo: «Siéntense aquí mientras voy más allá a orar». Se llevó a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo y comenzó a sentirse triste y angustiado. «Es tal la angustia que me invade que me siento morir —dijo—. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo».

Foto: Freepik (Foto usada bajo licencia Creative Commons)

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1 comentario

Carlos harle malpica García 29 de octubre de 2023 - 00:17

felicitarlos por esta revista tan exelente
Doy gracias a Dios por usarlos grandemente para expandir el evangelio

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