En casa… ¿con o sin zapatos?

por Jennifer Barreto

Un estudio de la Universidad de Arizona mostró que cuando usamos unos zapatos por dos semanas, se pueden encontrar más de 420.000 bacterias en el exterior de los zapatos. Para que te des una idea de este panorama: el inodoro tiene menos de mil, ¿te imaginas?

¿Qué contaminantes llegan a casa a través de los zapatos?

Si eres de los que pasa el 90 % del tiempo en espacios interiores, no es tan trivial. El problema es cuando tienes largas caminatas y te la pasas de un lugar a otro. Según los investigadores Mark Patrick Taylor, científico ambiental en jefe de la Autoridad de Protección Ambiental de Victoria en Australia; y Gabriel Filippelli, profesor rector de ciencias de la tierra en la Universidad de Indiana (EE.UU.), la lista de microorganismos y patógenos presentes en los zapatos es larga:

– Productos químicos desinfectantes en el entorno doméstico.

– Genes resistentes a los antibióticos (genes que hacen que las bacterias sean resistentes a los antibióticos).

– Microplásticos.

– Elementos radiactivos.

– La bacteria E.coli también está presente. Un artículo del Wall Street Journal asegura que esta bacteria peligrosa asociada con los excrementos, y que se desarrolla en los intestinos de muchos mamíferos, incluidos los humanos, está tan ampliamente distribuida que está prácticamente en todas partes. Por lo tanto no debería sorprendernos que se detecte en el 96 % de las suelas de los zapatos, como señala el autor en el reportaje.

– Productos químicos perfluorados (también conocidos como PFAS o ‘químicos para siempre’, debido a su tendencia a permanecer en el cuerpo y no descomponerse) que se utilizan en una multitud de productos industriales, domésticos y de envasado de alimentos.

Ventajas de quitarse los zapatos

  • Tendrás que limpiar menos tu casa.
  • El calzado durará más tiempo.
  • Y si en casa viven niños pequeños, ellos podrán jugar en el piso sin preocupación.

90% en los zapatos pueden ser eliminadas con jabones, detergentes o antibacteriales.

¿Piensas que al descalzarte te olvidas de los gérmenes al 100%?

La verdad, no. Los pies tienen 250.000 glándulas del sudor y por eso sudan más que otras partes del cuerpo, de ahí viene el tema de la fastidiosa podobromhidrosis, más conocida como la olorosa pecueca, pues en el talón se pueden generar al menos 80 tipos de hongos.

96% de los zapatos tienen bacterias coliformes, entre ellas, presencia de heces.

¿Qué problemas a la salud causan estos patógenos?

Infecciones en ojos, pulmones y estómago. Lo más asombroso de esto es que esas bacterias son tan pero tan resistentes que pueden sobrevivir en tus zapatos durante días o incluso semanas.

27% del calzado presenta E. coli.

Consejos…

– Quítate los zapatos antes de entrar a casa.

– No andes descalzo.

– Usa pantuflas o unos zapatos cómodos que solo uses para estar en casa.

– Cuida tu higiene.

– Desodoriza tus zapatos y mantenlos limpios.

Calzado en la Biblia

En el Antiguo Testamento, el zapato se utiliza para simbolizar algo sin valor o poco valor. En el Nuevo Testamento, el acto de descalzarse simboliza la servidumbre. Los antiguos pueblos de habla judaica consideraban el acto de quitarse los zapatos como señal de reverencia al acercarse a una persona o lugar sagrado. Un ejemplo claro lo vemos en el libro de Éxodo, cuando Moisés recibe instrucciones de quitarse los zapatos antes de acercarse a la zarza ardiente: —No te acerques más —le dijo Dios—. Quítate las sandalias, porque estás pisando tierra santa. Éxodo 3:5b.

Por: Jennifer Barreto – jennifer.barreto@revistahyc.com

Foto: Sebastian Pociecha – Unsplash (Foto usada bajo licencia Creative Commons)

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