¿Cómo son los amigos que te rodean? Me imagino que unos serán buenos y otros no tanto. Si estás terminando el colegio o estás empezando la universidad, te habrás dado cuenta que a tu alrededor hay más de un joven sin identidad que ahoga sus momentos difíciles o fracasos en el alcohol, la droga, o sencillamente va planeando sus últimos días para acabar con su vida porque dio cabida a la depresión. ¿Conoces alguno así?
Y ni hablar de aquellos que usan las redes para expresar lo que sienten: frases, meses, reflexiones, etc., que son una forma de llamar la atención para recibir unos cuantos “likes” o “manitos arriba” con el fin de sentirse bien. ¿Estás dentro de este grupo? ¿Quién es el centro de tu identidad? Aunque suene muy “aleluya o pandereto”, tu identidad debe estar cimentada en Jesús. Sé diferente, brilla con luz propia y ten claro estos conceptos que todo joven cristiano debe saber.
– Recuerda que no siempre tienes la razón.
– El mundo está aburrido de personas que hablan cosas sin saber. No comas cuento, investiga, sé mejor que eso.
– La voluntad de Dios no siempre será como crees. No metas a Dios en una caja, mejor déjate sorprender, pues Su voluntad es buena, agradable y perfecta.
– La iglesia está cansada de aquellos que quieren ser importantes. Por favor, sé útil y sirve con amor.
– Jamás arruines una disculpa con una excusa.
– No gastes tus energías tratando de ser alguien que no eres. Eres único e irrepetible.
– Siente envidia cuando no tienes a Jesús.
– Los mejores sermones no se predican con la boca, se predican con acciones.
– No le prives a las personas lo mejor de ti.
– Acrecienta tu fe, evita que se derrumbe. Dios quiere que lo ames con todo tu ser y toda tu mente. Déjate abrumar por Su grandeza.
– La preocupación no soluciona las cosas.
– En vez de esperar a que Dios te revele el futuro inmediato, confía en Él, ten fe y lee su Palabra.
– Cuando no estés de acuerdo con alguien, ¡no pelees!, trata al otro con respeto.
– Cuando no puedas dormir, no prendas el celular, aprovecha para hablar con Dios. Medita en su amor.
– No andes con cara de “tote”, sé feliz.
– La gente de alrededor ve la forma en que tratas a los demás. Si quieres que las personas vean a Jesús en ti, trátalas como quieres que te traten.
– No naciste para amar las cosas y usar a las personas. Naciste para amar a las personas y usar las cosas.
– No inicies tu día sin orar. Siempre necesitarás de Dios… no lo dejes para lo último.
– El hecho de que algo aparentemente suene bien y reciba aplausos, no significa que sea cierto y muchos menos edificante.
– Si eres de aquellos que te la pasas criticando tu iglesia injustamente y con mala intención, es porque sencillamente has dejado de formar parte de ella.
– Se vale aprender de las personas que han logrado grandes cosas, pero por favor, no te compares con ellas.
– Tu papel no debe ser el de impresionar a otros, sino el de impactar vidas.
– No pagues a otro mal por mal.
– No dejes de congregarte, ven a la iglesia, conoce personas que te ayuden a crecer espiritualmente.
– Los héroes de la fe no están únicamente en Hebreos 11. A lo largo de los años han existido muchos que pueden ser de inspiración para tu vida.
– No entierres tus dones y talentos, ¡úsalos!
– Deja el orgullo y admite tus errores. Eso te hará grande.
– No te preocupes por lo que la gente piense de ti, sino por lo que Dios piensa de ti.
– No comas entero. Estudia la Palabra de Dios, necesitas herramientas para defender tu fe.
– Si vas a corregir a alguien, ten cuidado cómo lo dices para no herir a la persona.
– – Si tienes a Jesús en tu vida, sabrás cuál es el paso siguiente que debes dar.
– Si quieres conocerte más, fíjate en lo que publicas y buscas en internet.
– Ama y perdona como lo hizo Jesús por ti.
– Cuida tu corazón. No te ennovies porque sí.
– No te afanes… todo tiene su tiempo.
– Respeta tus prioridades.
– Por favor deja la pereza, sé alguien en la vida, esfuérzate y sé valiente.
– Cuando juzgas a alguien no habla de quién es esa persona, define quién eres tú.
– Honra a tus padres para alargar tus días. Ámalos y respétalos.
– Que no te de pena hablar de Jesús. Hazlo con sabiduría sin hostigar a la gente.
– Las cosas pequeñas también son regalos de Dios.
– Nunca pidas disculpas por ser sincero, pero no olvides pedir disculpas por ser imprudente.
– No seas egoísta.
– Si tienes problemas, si estás con depresión o con pensamientos negativos, no te calles, ¡busca ayuda!
Foto: Kelly Sikkema – Unsplash