Trabajar y estudiar ¿Falta de oportunidades que afecta a una generación?

por Revista Hechos&Crónicas

Los jóvenes entre 18 y 25 años están en medio de una encrucijada laboral y académica, tras salir del colegio el panorama educativo se complica debido a los altos costos de la educación en uno de los países más desiguales del continente mientras que la necesidad,  en gran parte, los lleva a navegar por un mercado laboral cada vez más complicado debido a la falta de experiencia y a los niveles educativos requeridos para poder ser elegido a un empleo. Trabajar y estudiar al mismo tiempo ¿El destino manifiesto de los millenials para poder vivir?

La Biblia señala en las Sagradas Escrituras que el trabajo del hombre es una bendición y que con este se ganará su sustento, como lo señala Génesis 3:19a: Te ganarás el pan con el sudor de tu frente. Lo que reafirma en el Nuevo Testamento en 2 Tesalonicenses 3:10 porque, incluso cuando estábamos con ustedes, les ordenamos: «El que no quiera trabajar, que tampoco coma».

En cuanto al estudio, la Biblia señala en Proverbios 3:13: Dichoso el que halla sabiduría, el que adquiere inteligencia. Y más adelante en Proverbios 4:5 invita al lector a estudiar: Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; no olvides mis palabras ni te apartes de ellas.

Sin embargo, las Sagradas Escrituras ordenan en Éxodo 20:9-10 dejar de trabajar para guardar un día de descanso: Trabaja seis días, y haz en ellos todo lo que tengas que hacer, pero el día séptimo será un día de reposo para honrar al Señor tu Dios. No hagas en ese día ningún trabajo, ni tampoco tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu  esclava, ni tus animales, ni tampoco los extranjeros que vivan en tus ciudades. Algo que no sucede cuando un joven combina el trabajo, estudio y otros factores socio-económicos al mismo tiempo.

Sin embargo, en la actualidad uno de los factores que más afectan a los millenials son la educación y el empleo para jóvenes. El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) reveló que “para el mes de enero de 2019 la tasa de desempleo fue 12,8%, lo que representó un aumento de 1,0 puntos porcentuales respecto al mismo mes de 2018 (11,8%)”, lo que significa el índice más alto desde el 2011. En este  aspecto, este departamento informó que “el desempleo juvenil llegó a 18,1%, superior al 16,8% de enero de 2018”, cifras que año tras año aumentan en Colombia.

A propósito del tema, La Universidad Libre elaboro un informe en abril del 2018 sobre el panorama del desempleo juvenil en Colombia y las conclusiones no fueron muy halagadoras. Allí se indica que “actualmente hay cerca de tres millones 400 mil jóvenes desocupados que viven en medio de la disyuntiva entre la esperanza de conseguir un empleo y la frustración de no alcanzarlo, por su falta de experiencia. Encuestas recientes del Ministerio de Trabajo, señalan que el 82% de esta población, es decir unos 10 millones 400 mil adolescentes, considera una paradoja que se les pida experiencia laboral previa para acceder a un primer empleo formal”.

Este panorama lleva a que los jóvenes, que en buena parte no cuenta con el dinero para pagar una carrera y que cuenta con gran y valioso potencial, no encuentren las herramientas para explotar dicho talento por diversas razones socioeconómicas y por lo cual les toca escoger cualquier trabajo o una informal para poder vivir y/o sostener a sus familias.

Trabajar y estudiar: difícil más no imposible pero con consecuencias

Una encuesta elaborada por trabajando.com en 2011, indicó que el 52% de los colombianos aseguró estudiar y trabajar a la vez. De este porcentaje, un 42% asegura cursar los primeros años de su carrera, un 26% cursa su último año de carrera, un 21% una carrera nueva, un 6% prepara su tesis o examen de grado y un 5% hace un posgrado, maestría o MBA.

Por otro lado, la investigación “Millennials en América Latina y el Caribe: ¿trabajar o estudiar?” realizada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y publicada a finales del 2018, reveló que en la región “el 41% de los jóvenes de la región se dedica solamente a estudiar o capacitarse, el 21% trabaja, un 17% realiza ambas actividades y el 21% restante pertenece al grupo de los ninis, es decir, aquellos que ni estudian ni trabajan”.

Este fenómeno del trabajo y estudio, que cada día crece, ya está afectando a toda una generación. El informe del BID indica que “los integrantes de esta nueva generación de trabajadores muestran rezagos en sus habilidades cognitivas y técnicas: alrededor de un 40% de los jóvenes no es capaz de realizar correctamente cálculos matemáticos muy sencillos y menos de la cuarta parte declara hablar inglés con fluidez. Por el contrario, exhiben niveles altos en sus habilidades socioemocionales, como la perseverancia o la autoestima, que cada vez son más valoradas en el mercado laboral”, explica el documento en relación con América Latina y el Caribe.

En cuanto a la decisión de estudiar, en Colombia una de las principales razones para no hacerlo es la dificultad económica por lo cual se opta por el trabajo como el medio para obtener los medios para vivir pero sin capacitarse ni actualizar conocimientos empíricos.

“La principal razón reportada por los jóvenes para no estudiar es la dificultad económica, seguida de la necesidad de trabajar y del servicio militar. Casi la mitad de los hombres señalaron que no estudian por razones económicas: mientras que uno de cada tres reportó que no estudiaba porque necesitaba trabajar y, en menor medida, un 27,7% explicó que no lo hacía porque estaba prestando el servicio militar”, indican las cifras de la encuesta realizada por el BID.

Lo que ocurre está estrechamente ligado a las condiciones socio-económicas de los jóvenes entre 18 a 25 años “en concreto, proceder del estrato uno está fuertemente asociado con las decisiones que toman los jóvenes varones, que tienen menos probabilidades (22 puntos porcentuales, menos) de dedicarse únicamente a estudiar que sus pares menos vulnerables”.

Esto a pesar de que según el Banco Mundial la cobertura en educación superior haya  mejorado ya que en América Latina los adolescentes entre 14 y 24 años que asisten a una universidad pasaron del 21% en el 2000 a 43% en 2017, aún existen importantes retos con relación a la educación para el trabajo, según las conclusiones y las cifras recogidas por la Universidad Libre.

Esta es una de las principales opciones para mejorar el fenómeno de la deserción académica y el fácil acceso a un buen empleo. El mejoramiento de los planes educativos que promuevan competencias asociadas con la autoeficacia, perseverancia, autoestima, paciencia y la capacidad de formular planes de vida y ejecutarlos. Así como el desarrollo, seguimiento y evolución de políticas públicas enfocadas al primer empleo y la flexibilización de los requerimientos para estimular el empleo juvenil.

Foto: 123RF

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