Usados por Dios

por Revista Hechos&Crónicas

Somos hijos de Dios. Recibimos a Jesucristo en nuestros corazones y somos salvos. ¿Qué sigue? Simple, transmitir el amor de Dios y dejarnos usar para Sus más altos propósitos.

Hace unos meses estaba escribiendo un artículo sobre la crisis en Venezuela y el éxodo de venezolanos hacia Colombia. Dentro de mi investigación, contacté a una mujer venezolana que hace poco más de un año había llegado con su familia a nuestro país. Como buena periodista, investigué todo lo que pude sobre ella y me conseguí su teléfono. Estaba dispuesta a escuchar un no a la entrevista que le iba a proponer, pero no estaba preparada para lo que me dijo.

Esta mujer se incomodó bastante con mi llamada. Me dijo que si era de parte de “esa mujer”, por favor la dejara en paz. El esposo había sido infiel con una mujer que la buscaba insistentemente para que lo dejara. Le hacía mucho daño pues constantemente la llamaba para insultarla y decirle “lo bien que la había pasado con su marido”. Era una tortura para ella. Yo intenté explicarle que no tenía nada que ver con el tema y que solo quería su testimonio para una revista cristiana. Ella comenzó a llorar. Me dijo que estaba sufriendo mucho porque su familia se estaba destruyendo y que mi llamada era una respuesta a sus oraciones. Llevaba varios meses buscando una iglesia donde congregarse, así que la contacté con los pastores de Casa Sobre la Roca Barranquilla (ciudad donde vive), los horarios de las reuniones y cómo podía pedir una consejería.

Mantuvimos el contacto vía WhatsApp por unos días. Ella no conocía a mucha gente en Colombia, así que me escribía cada vez que necesitaba desahogarse. Comenzó a asistir a las reuniones en la iglesia y al grupo de casados con su esposo. Fueron juntos a consejería y tiempo después me contó que Dios había reconstruido su matrimonio.

Tuve la oportunidad de contarle a uno de los líderes del grupo de parejas al que asisto y su respuesta me sorprendió: “Felicitaciones, fuiste usada por Dios. Cuando Él comienza, no termina, así que capacítate”.

Dios no llama a los capacitados, capacita a los llamados

En una casa grande no solo hay vasos de oro y de plata, sino también de madera y de barro, unos para los usos más nobles y otros para los usos más bajos. Si alguien se mantiene limpio, llegará a ser un vaso noble, santificado, útil para el Señor y preparado para toda obra buena. 2 Timoteo 2:20-21.

Dios tiene un propósito con cada uno de nosotros; lo cumplirá en nuestras vidas y usará a otros para que esto ocurra. ¿Cuántos hemos escuchado el testimonio de personas que en su momento de mayor necesidad recibieron una llamada con la solución a sus problemas? Todos queremos ser quien recibe la llamada, pero qué bueno ser quien hace la llamada. Qué bueno ser de bendición para quien lo necesita. Dios nos dará los recursos, los talentos y las oportunidades para cumplir Su propósito.

Hermanos, consideren su propio llamamiento: No muchos de ustedes son sabios, según criterios meramente humanos; ni son muchos los poderosos ni muchos los de noble cuna. Pero Dios escogió lo insensato del mundo para avergonzar a los sabios, y escogió lo débil del mundo para avergonzar a los poderosos. También escogió Dios lo más bajo y despreciado, y lo que no es nada, para anular lo que es, a fin de que en su presencia nadie pueda jactarse. 1 Corintios 1:26-30.

Nada de esto es gratuito. Es cierto que Dios usará hasta las piedras para que prediquen Su Palabra, pero si sabemos que Dios se complació en tomarnos como Sus instrumentos de bendición, tomémonos el tiempo de prepararnos. Hechos&Crónicas trae cuatro prácticos consejos:

1- Edifícate

Estudia la Palabra de Dios, renueva tu mente. Aprende para que puedas transmitir un mensaje confiable y no tengas mancha delante de Dios.

Esfuérzate por presentarte a Dios aprobado, como obrero que no tiene de qué avergonzarse y que interpreta rectamente la palabra de verdad. 2 Timoteo 2:15.

2- Mantén un corazón limpio

Dios se fija en las intenciones del corazón. Servirle no debe ser para engrandecernos, ni para resaltar o que nos feliciten. Debe ser para honrar a Dios y cumplir Su propósito.

Huye de las malas pasiones de la juventud, y esmérate en seguir la justicia, la fe, el amor y la paz, junto con los que invocan al Señor con un corazón limpio. 2 Timoteo 2:22.

3- Sé amable con todos

No conocemos las luchas, los problemas o las razones de los demás. Como dicen por ahí… Dios nos llamó a ganar almas para Su reino, no discusiones. Que sea nuestro ejemplo lo que edifique a otros, nuestra correcta manera de actuar, no nuestras vanas palabras.

Y un siervo del Señor no debe andar peleando; más bien, debe ser amable con todos, capaz de enseñar y no propenso a irritarse. 2 Timoteo 2:24.

4- Mantente firme en la verdad

No importan las turbulencias que la vida nos presente, somos llamados, elegidos y capacitados por Dios para Sus obras. Él nos conoce, así que no nos apartemos ni por un segundo de su fundamento ni dejemos de alabar Su nombre.

A pesar de todo, el fundamento de Dios es sólido y se mantiene firme, pues está sellado con esta inscripción: «El Señor conoce a los suyos», y esta otra: «Que se aparte de la maldad todo el que invoca el nombre del Señor».2 Timoteo 2:19.

Por: María Isabel Jaramillo – @MaiaJaramillo

Foto: 123RF

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