«El león falleció,¡triste desgracia!
Y fueron, por vivir en democracia,
a nombrar nuevo rey los animales.
Aunque a algunos les parezca bobo,
las ovejas votaron por el lobo;
como son unos buenos corazones,
por el gato votaron los ratones,
y a pesar de su fama de ladinas
por la zorra votaron las gallinas.
La paloma, inocente,votó por la serpiente;
las moscas, nada hurañas,
decidieron que reinaran
las arañas.
No tuvo el topo duda,
como tampoco queja,
mientras votaba por la comadreja;
los peces, que sucumben por la boca,
entusiastas votaron por la foca.
Por no poder encaminarse al trote,
un pobre asno quejumbroso y triste
se arrastró a dejar su voto por el buitre;
el caballo y el perro,
no os asombre,como siempre,
votaron por el hombre.
Amigo lector,
¿qué inconsecuencias notas?
Dime,¿no haces tú lo mismo cuando votas?».
Este poema de Guillermo Aguirre y Fierro, escrito en 1926, no pierde actualidad.
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