No nos dejes caer en tentación / Rev. Esteban Fernández

por Editor

Cuando recordamos la oración que Jesús nos enseñó, recitamos: “Señor, no nos dejes caer en tentación”. Pero no podemos dejar toda la carga a Dios y olvidar aquello que nos corresponde a nosotros: huir de la tentación.

Algunos seguramente dirían que para vencer las tentaciones hay que dedicar la vida a Dios. Sí, pero no del todo. Estar en la obra de Dios quizás nos pueda mantener un poco alejados, pero las tentaciones vendrán.

Sansón fue consagrado al Señor desde su niñez. Estuvo dedicado a la obra de Dios pero cayó porque no supo vencer la tentación. Yo sería un hipócrita si como ministro de Dios no reconozco que tengo que luchar con mis propias tentaciones. Dedicando nuestra vida a Dios, no se vencen las tentaciones.

Otros dirán que la clave es usar bien la Biblia, estudiar la Palabra, alabar a Dios. No es verdad. Usted no se libra de las tentaciones por hacer buen uso de la Biblia. Ayuda, pero no lo es todo.

David fue un hombre ungido de manera especial. No solamente conocía la Escritura, sino que escribió muchos capítulos de ella. Llegó a ser uno de los personajes más famosos de la Biblia. Sin embargo, un día cedió a la tentación. No cortó a tiempo y tuvo que enfrentar grandes consecuencias. (2 Samuel 11:1-25).

Otros dirían “usando sabiduría, comportándome con cordura”. Está bien, pero no es suficiente. Buscar la sabiduría nos puede apartar un poco de la tentación, pero no es suficiente. Salomón era un hombre sabio, a quien se le había pedido que no se juntara con mujeres extrañas que apartaran su corazón de Dios, pero cedió a la tentación. (1 Reyes 11:1-13).

Entonces las tentaciones vienen de los demonios. No en todos los casos. Cuando Jesucristo se paró frente a la mujer adúltera, no reprendió ningún demonio, simplemente dijo: “anda y no peques más”. (Juan 8:11).

Quizás otros piensen que ser tentado es hereditario. Buen intento, pero no. Ezequiel 18:20 dice: Todo el que peque, merece la muerte, pero ningún hijo cargará con la culpa de su padre, ni ningún padre con la del hijo.

¿Cuál es el secreto para las tentaciones? ¡CORRER!

Lo que enseña la Palabra es: “Tienes piernas, úsalas y corre en el nombre de Jesús”. Tenemos ejemplos en la Biblia de gente que ha huido de la tentación y ha salvado a toda una generación.

En Génesis 39, José usó las piernas y salvó a todo su pueblo. Él fue tentado, como usted y como yo. Fue tentado por una mujer con poder, pero huyó. Pablo dijo a Timoteo: “Huye de las pasiones, huye de las tentaciones”. (2 Timoteo 2:22-26). Es mejor que digan «aquí corrió que aquí murió». ¿La ventaja? Jesús está con nosotros.

Cuando esté frente a la tentación, recuerde que Jesús es una persona real que lo acompaña a todas partes. Piense que Él tiene una cámara con la que filma todo lo que usted está haciendo en privado y está dispuesto a mostrarla a todos. Así que corra en el nombre de Jesús. Huya y resistirá. Haga uso de todo lo que tiene y no se canse de hacer el bien.

Si ya falló y no quiere ser avergonzado, éste es el mejor día para arrepentirse y pedir perdón. Dios tomará la grabación que tiene de cuando usted cayó y la destruirá. Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. 1 Juan 1:9.

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