El drama de la pobreza

por Editor

La pobreza, entendida como la escasez o carencia de lo necesario para vivir, es en Colombia un drama que aun no se supera, aunque ha tenido ciertos avances.

La meta es una nación con pobreza cero, pero aun nos hace falta para llegar hasta allá.

Jairo Parada, profesor del Ieec de Uninorte, afirma que en la distribución del ingreso y la pobreza, pesa mucho la distribución de los activos de los hogares y el nivel educativo, así como la naturaleza de los sectores a los cuales están vinculados.

Cuando se considera la pobreza multidimensional –es decir, se tienen en cuenta las condiciones educativas del hogar, condiciones de la niñez y juventud, salud, trabajo y acceso a los servicios públicos domiciliarios y condiciones de vivienda–, el país tuvo una disminución en la población considerada pobre: pasó de ser 20,2% en 2015 a 17,8%. Este tipo de pobreza fue tres veces mayor en los sectores rurales (37,6%) que en las principales cabeceras urbanas (12,1%).

Para Andrés Vargas, director del Ocsa (Observatorio de Condiciones Socioeconómicas del Atlántico) de Uninorte, los pobladores rurales adquieren en promedio menos años de educación, la proporción de niños y jóvenes con atraso escolar es mayor, el analfabetismo es más frecuente, y una proporción mayor de hogares no cuenta con acceso a fuentes de agua adecuadas ni a sistemas idóneos para la eliminación de excretas.

“La reducción de las brechas pasan entonces por atacar, a través de políticas focalizadas y  transversales, las causas que impiden un avance sustancial en los aspectos atrás mencionados”, dice Vargas.

Si bien en el país aumentó la pobreza monetaria durante este último año, la desigualdad de los ingresos, medida por el coeficiente de Gini, se redujo: pasó de 0,522 en 2015 a 0,517 en 2016. A nivel regional, Barranquilla presentó un Gini de 0,433 (1,3 p.p más que el año anterior). La ciudad se mantiene como de menor desigualdad en la región, mientras que Riohacha, con un Gini 0,520, fue la más desigual en la región; solo superada por Quibdó, con un Gini de 0,536, que fue la ciudad con más desigualdad.

Ciudades como Bogotá, Manizales y Medellín, si bien presentaron niveles de pobreza bajos, en comparación con las ciudades de la región, tuvieron niveles de desigualdad similares al Caribe, con 0,499 y 0,476, respectivamente; mientras que los menores niveles los obtuvieron Bucaramanga con 0,399 y Pereira con 0,411.

José Luis Ramos, profesor del Ieec de Uninorte, señala que los resultados registran una disminución de la pobreza, pero una sociedad más desigual. “La propuesta es generar soluciones que permitan crear capacidades individuales en las personas por la vía de la educación y las empresas, y los gobiernos locales, en asocio con el nacional, generen las capacidades compuestas que se necesitan para desarrollar intelectual y laboralmente a las personas formadas y educadas” ( Ver “Así está la pobreza en Colombia”, El Heraldo 26 de marzo de 2017).

Aunque la pobreza disminuye, la desigualdad incrementa; lo que refleja que aún es necesaria una sociedad que ofrezca más oportunidades, superación de la pobreza, y reducción de la desigualdad.

La Biblia nos enseña que Dios desea que seamos prósperos y fructíferos

El plan de Dios no es la pobreza sino la abundancia. En 3ra de Juan 2 encontramos: Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos tus asuntos y goces de buena salud, así como prosperas espiritualmente. El apóstol Juan ora para que a su hermano le vaya bien, prospere en todos sus asuntos, expresando así el deseo de Dios de que prosperemos en cada área de nuestras vidas.

Este deseo de Dios de que el hombre prospere también se puede ver en la creación del ser humano, en donde Dios bendice a su creación humana con estas palabras: …Sean fructíferos y multiplíquense, llenen la tierra y sométanla. Génesis 1:28. Dios dice al ser humano que sea prospero, que fructifique y que domine o gobierne sobre la creación.

En el Antiguo Testamento vemos cómo Dios dice que no se debe tomar hasta el último grano de los campos, sino que lo que quede de la cosecha se debe dejar para que los pobres lo recojan y tengan para su sustento. No solo Dios quiere que el ser humano prospere, sino que también desea que ayudemos a los que están en condición de pobreza. Como creyentes debemos ayudar a los que pasan necesidades con nuestra oración y con nuestras ayudas materiales pues esto responde al gran mandamiento dado por Dios nuestro Padre de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

En la iglesia primitiva no había pobres, pues todo lo compartían y ninguno pasaba necesidad. La iglesia fue eficaz en el pasado en tratar con el problema de la pobreza y debe seguir siendo relevante hoy en día para buscar que sus miembros prosperen y que a los pobres se les ayude a salir de su situación de pobreza.

Igualmente, es necesario que con luz de la Palabra, el poder de Dios y la misericordia de Jesús en nosotros podamos ser una respuesta a ese 28% de colombianos que vive en la pobreza.

Por: Felipe Rangel Gómez – @FelipeRangel81

Foto: Defensoría del Pueblo

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