¡Es cuestión de principios!

por Revista Hechos&Crónicas

Las elecciones realizadas el pasado 27 de octubre oxigenaron un poco el ambiente político ya que muchos de los que se consideraban ganadores perdieron frente a candidatos independientes con nuevas formas de pensar y hacer política. ¿Cómo afectará esto a los cristianos? ¿Qué dicen las Escrituras sobre nuestro deber como gobernados?

Tras conocerse los resultados de las elecciones para alcaldes y gobernadores, cientos de cristianos salieron a expresar sus opiniones sobre muchos de los elegidos. Sin embargo, muchas de ellas fueron irrespetuosas, denigrantes y llenas de odio.

Al analizar las Sagradas Escrituras con respecto a la obediencia, bendición y respeto, muchos de esos mensajes no pasaron el filtro que señala Filipenses 4: 8–9: Por último, hermanos, consideren bien todo lo verdadero, todo lo respetable, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo digno de admiración, en fin, todo lo que sea excelente o merezca elogio. Pongan en práctica lo que de mí han aprendido, recibido y oído, y lo que han visto en mí, y el Dios de paz estará con ustedes. Sin olvidar lo que concluye contundentemente el apóstol Pablo en Romanos 13:1: Todos deben someterse a las autoridades públicas, pues no hay autoridad que Dios no haya dispuesto, así que las que existen fueron establecidas por él.

La Biblia es muy clara: todos deben someterse a las autoridades públicas. La Palabra de Dios no dice “si te gusta, debes someterte” “si piensa igual que tú, debes someterte”. No lo dice, sino que advierte en varios versículos que TODOS deben hacerlo porque son establecidas por Él. Uno de estos versículos es 1 Pedro 2:13-16: Sométanse por causa del Señor a toda autoridad humana, ya sea al rey como suprema autoridad, o a los gobernadores que él envía para castigar a los que hacen el mal y reconocer a los que hacen el bien.

Los nuevos alcaldes y gobernadores ya están posesionados, y su labor como mandatarios locales y regionales ya inició, así no estemos de acuerdo con ellos en su orientación sexual, filiación política, creencia y modo de pensar, sin embargo, esto no autoriza ningún creyente a rebelarse contra la autoridad, tal como lo advierte 1 Pedro 2:15-17 Porque esta es la voluntad de Dios: que, practicando el bien, hagan callar la ignorancia de los insensatos. Eso es actuar como personas libres que no se valen de su libertad para disimular la maldad, sino que viven como siervos de Dios. Den a todos el debido respeto: amen a los hermanos, teman a Dios, respeten al rey.

Por otro lado, esto no nos exime de la responsabilidad de ser veedores de su gestión y de las decisiones que tome porque nos afectan a todos. Y en el caso de que se intente imponer algún tipo de decisión que abiertamente viole nuestras creencias y libertades como creyentes, es deber del cristiano manifestarse, protestar y buscar las formas que existen en nuestro ordenamiento jurídico para reversar tal decisión porque —¡Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres! —respondieron Pedro y los demás apóstoles—. Hechos 5:29. Y eso aplica para todos los nuevos alcaldes y gobernadores y para todo lo que vaya en contra de lo ordenado por las Sagradas Escrituras como el robo, la corrupción, el abuso y demás.

“Una costumbre malsana es vivir criticando a los gobernantes. Dios dice que debemos someternos a ellos. Y esto no es cuestión de opiniones políticas, sino un mandamiento del Señor. Pero, un momento. ¿Podemos expresar criterios contrarios a lo que hacen los gobiernos? Terminantemente sí, pero con respeto. Otra pregunta clave: ¿Puede un cristiano desobedecer a las autoridades gubernamentales en la tierra? Sí, bajo ciertas circunstancias.

Si la autoridad gubernamental nos quiere obligar a hacer algo contrario a la voluntad de Dios, no solamente tenemos el derecho sino la obligación de rebelarnos”, subraya el pastor Darío Silva –Silva en su libro Las Llaves del Poder.

¿Qué hacer por nuestras autoridades?

Orar por ellos

Así que recomiendo, ante todo, que se hagan plegarias, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos, especialmente por los gobernantes y por todas las autoridades, para que tengamos paz y tranquilidad, y llevemos una vida piadosa y digna.

Esto es bueno y agradable a Dios nuestro Salvador, pues él quiere que todos sean salvos y lleguen a conocer la verdad. 1 Timoteo 2: 1-4. Estas plegarias no deben ser únicamente por el gobernante de turno sino también por su equipo de trabajo y para que Dios les provea sabiduría y bendición para tomar las mejores decisiones.

Dar testimonio y ser buen ciudadano

“Un buen cristiano es un buen ciudadano” es un dicho que el pastor Silva –Silva le recuerda a su congregación y tiene mucha razón, recuerda una de las labores de las autoridades públicas: Porque los gobernantes no están para infundir terror a los que hacen lo bueno, sino a los que hacen lo malo. ¿Quieres librarte del miedo a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás su aprobación, pues está al servicio de Dios para tu bien. Pero, si haces lo malo, entonces debes tener miedo. No en vano lleva la espada, pues está al servicio de Dios para impartir justicia y castigar al malhechor. Romanos 13:3- 4.

Puede que no se compartan posiciones religiosas, políticas, sociales y culturales con la autoridad, pero no se pueden olvidar las palabras de Jesús: —Entonces denle al césar lo que es del césar y a Dios lo que es de Dios. Mateo 22:5b. Romanos 3:6-7 recalca: Por eso mismo pagan ustedes impuestos, pues las autoridades están al servicio de Dios, dedicadas precisamente a gobernar. Paguen a cada uno lo que le corresponda: si deben impuestos, paguen los impuestos; si deben contribuciones, paguen las contribuciones; al que deban respeto, muéstrenle respeto; al que deban honor, ríndanle honor.

Foto: Miguel Bruna / Unsplash

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