Masturbación, no es como la pintan

por Editor

¿Y cómo la pintan? Preguntará usted en este momento. Mientras unos dicen que es la mejor terapia y una práctica normal tanto en hombres como mujeres, otros hablan de los peligros que esta produce en el área física, espiritual y en la matrimonial.

¿Qué es?

Uno de los temas de los que poco se habla es la masturbación, y sí que es difícil escribir sobre esto en una revista cristiana, pero no se alarme por lo que leerá a continuación, más bien entérese e infórmese sobre esta práctica que es tan adictiva como la droga.

Según Sigmund Freud, la masturbación es algo común y empieza en la infancia. Los diferentes términos para denominar esta actividad son: autoerotismo, ipsación, onanismo, entre otros. Según Wikipedia, el origen del vocablo masturbación es incierto. Sin embargo, Marcial, poeta satírico hispanorromano del siglo I de la era cristiana, dijo que esta palabra podría derivarse de la raíz latina: mas, “hombre” y turbatio, “(per)turbación”, “intranquilidad”, “confusión” o “excitación”, con lo que masturbación significaría “excitación masculina”. Algunos sugieren que “mas” podría provenir de manus, “mano”, lo que se interpretaría como: “excitar con la mano”. Otros afirman que podría proceder de manus stuprare: “profanar/violar con la mano”.

¿Es buena?

Son cientos los sitios de internet, libros y hasta investigaciones que afirman que la autoexcitación es una práctica buena, sana y recomendable para todos, y que además trae muchos beneficios. Investigando sobre el tema, en un informe de la BBC se decía que la masturbación sirve para aliviar problemas menstruales, fortalece el sistema inmune, evita infecciones, mejora el sueño, genera sensación de bienestar y que mejora las relaciones de pareja. Mejor dicho, que es lo máximo.

Pero aquí viene mi pregunta: Si es tan bueno ¿por qué su efecto es pasajero? ¿Por qué hay que hacerlo a escondidas? ¿Por qué la persona necesita más y más para encontrar satisfacción? ¿Por qué causa a largo plazo afecciones sexuales? ¿Por qué la Biblia no lo permite?

Edwin Bello, en su blog sobre pureza sexual hizo la siguiente confesión: “Recuerdo el sentimiento de escapatoria anestesiante que me produjo descubrirla. Me vi en otro mundo, a mil años luz de mis problemas, inmune al dolor, inmune al miedo, inmune a todo lo malo que podía pasarme. Había encontrado la cura para todas mis heridas carnales y espirituales. La masturbación se convirtió en mi cura milagrosa, en mi diosa, en la inseparable amiga que siempre me esperaba para complacerme, consolarme y hacerme olvidar cualquier quebranto.

Pero con el paso del tiempo, la masturbación iba perdiendo su poder. Como si mi cuerpo desarrollara anticuerpos y defensas contra mi medicina favorita, el abuso y la violencia de mi carne me causaban un desgaste. En lugar de liberarme, la masturbación me aprisionaba en una búsqueda descontrolada. Me di cuenta que tenía que aumentar los niveles de lujuria y perversión para sentir el mismo estupor anestesiante. El resultado fue que mi cuerpo no aguantó. Era un niño con un cuerpo envejecido; un cuerpo gastado por la lujuria sexual. Así crecí, atado a la masturbación por media vida. Combinándola con pornografía y otro tipo de conductas sexuales que me lanzaban –ya como adulto– desde la soledad de mi cuarto hasta los peligros de la calle para poder buscar más experiencias anestesiantes”.

Masturbación, compañero culpable de la pornografía

El libro “La verdad desnuda”, de Josh McDowell con Erin Davis habla claro sobre el tema: Masturbación y pornografía, van casi siempre de la mano. Al aumentar la exposición a la pornografía, aumenta la aceptación a la auto-gratificación como forma de satisfacer deseos sexuales en incremento. Este es un problema por el que me preguntan cada vez más. Además, algunas voces culturales de influencia han hecho declaraciones recientes diciendo que la masturbación es una práctica “saludable” para los jóvenes. La cultura puede alentar al uso de la pornografía y la masturbación como una alternativa astuta para el coito, pero eso no la convierte en una decisión sabia.

La cultura no es la regla con la que deberíamos medir si un comportamiento está bien o mal. La Palabra de Dios es nuestro estándar para la verdad. Y por ella, podemos concluir que:

1. La masturbación es “reticente”: Efesios 5:3 define al estándar de Dios para la pureza. La masturbación crea la misma respuesta física que el coito. El hecho de que no involucre a otra persona no significa que no sea reticente al sexo.

2. La masturbación se basa en la lujuria: No hay duda de ello; el estándar de Dios para la pureza es alto. De hecho, Jesús nos dice que la pureza sexual involucra más que a nuestro comportamiento exterior; también incluye nuestros pensamientos. En Colosenses 3:5 encontramos evidencia de que la lujuria es un tema serio: Por tanto, hagan morir todo lo que es propio de la naturaleza terrenal… No entres en la lujuria. No experimentes en la lujuria. No entres en pasiones sexuales esperando que no haya repercusiones serias. Hazlas morir. Corre. Escapa. Detente.

3. La masturbación es sexo sin intimidad: Génesis 2 nos brinda una imagen hermosa del vínculo único entre el hombre y la mujer cuando se vuelven “un solo ser”. Ese es el poder único del sexo entre el esposo y esposa.

4. La masturbación no te une con nadie: Es una actividad solitaria y por lo general secreta. Al igual que la exposición a la pornografía, la masturbación puede ser altamente adictiva. Necesitarás más y más de la misma actividad para obtener la dosis de dopamina que quieres. Una vez que te casas, puedes experimentar disfunciones sexuales porque tu cuerpo ha sido entrenado a responder sin la conexión de una compañera o compañero.

Como resultado esto casi siempre conlleva una gran dosis de vergüenza. El sexo ha sido diseñado para ser un regalo compartido entre tú y tu esposa. ¿Por qué experimentar con el sexo bajo cualquier otra circunstancia?

¿Y por qué no si es una necesidad fisiológica?

El reconocido pastor y escritor Silvano Espíndola en su libro “Stop… sentimientos…noviazgo… y sexo” cuenta lo siguiente:

Esta es una expresión común de los hombres, una mentira que ha pasado de generación en generación, que tiene mucho de ignorancia.

– Pero… si no lo hago exploto-

– Eso no es cierto, los médicos lo han demostrado hasta la saciedad. Dios ha provisto varios conductos para que el hombre libere esa tensión sexual que se acumula constantemente:

El deporte: a través del deporte se libera de forma constante la tensión sexual, además es muy bueno para un joven de cualquier edad estar físicamente bien. Así que muchachos, a hacer ejercicio.

El estudio: Al igual que toda actividad que nos genera desgaste físico o mental, a través del estudio, Dios ha provisto otro desfogue para la tensión sexual.

Las poluciones nocturnas: Al parecer, estas hacen sentir mal a los jóvenes por la incomodidad obvia, y la familia (si se da cuenta) porque piensa que el muchacho se degeneró. Debemos entender que las poluciones nocturnas son un mecanismo natural e involuntario que Dios creó para que haya liberación de la tensión sexual en los jóvenes o en general en los hombres que atraviesan un periodo de incontinencia, cualquiera sea el motivo de esta. Nadie tiene que sentirse ni pensar mal, aunque es obvio que este no es un suceso para publicarlo en los periódicos, es algo normal durante la adolescencia y juventud, e incluso después si hay algún grado de incontinencia, pero hay que notar que es un hecho preferiblemente íntimo.

No caiga en la trampa

Tuve la oportunidad de hablar con Mario Santa, pastor de Casa Sobre la Roca Sabana Norte sobre la forma tan natural como “venden” la masturbación, asegurando que es una especie de terapia sana y efectiva. Lo que más me asombró es que reconocidos escritores cristianos como el doctor James Dobson, ven la masturbación como algo normal. ¿Qué se puede decir frente a ello?

“Lo primero, es que uno ve con tristeza cómo algunos médicos, psicólogos y hasta consejeros cristianos, hablan de la masturbación como algo normal que se debe aceptar sobre todo en el hombre. Incluso les dicen a los padres que sí o sí eso va a pasar y debe ser normal aceptarlo”. Algunas veces se ha promovido como terapia en problemas de pareja o en algún tipo de disfuncionalidad en el área física. Vivimos en un mundo que piensa que ‘si te hace sentir bien, hazlo, déjate llevar por los sentimientos’.

Podríamos decir (no en todos los casos) que cuando la persona se masturba, normalmente se imagina a un hombre o mujer, una escena sexual, un cuerpo, y debemos recordar que el Señor dice que es igual de grave cometer el adulterio físico que cometerlo en la mente.

La autosatisfacción puede llevar a problemas de adicción y apatía sexual porque la pareja en vez de tener una relación sexual hombre-mujer, simplemente se autosatisface. Según la Biblia, el sexo es un deber conyugal, es decir, no es tanto lo que yo quiero, sino lo que mi pareja necesita, y aquí viene la discusión y muchos o muchas dicen: “es que no tengo ganas, no me hace falta” ahí es donde entra la autosatisfacción y entonces, cuando me hace falta, me masturbo y me olvido de mi pareja. Dios no quiere eso”.

Por otra parte, el pastor Andrey Molina, director de Jóvenes de Casa Sobre la Roca hizo las siguientes reflexiones sobre el tema:

“En los años de la primera infancia el autodescubrimiento es válido, es algo normal. Pero cuando un niño es consciente de lo que está haciendo y se da cuenta que hay algo que le causa placer se ponen en juego la moralidad y pureza sexual. Cuando nosotros tenemos ‘placer sexual’ por medio de la masturbación, fornicación, pornografía, etc., distorsionamos la imagen de Dios y la imagen de nosotros mismos.

El placer sexual funciona como una droga. Es decir, yo tengo dolor en mi alma y necesito calmarlo una y otra vez con esa droga. Lo que busca la masturbación es que quieras más y más. Sí hay placer, calma, sedación, pero es pasajero. Todo esto distorsiona la mente, ahí es cuando también pueden aparecer casos de bisexualismo, homosexualismo, lesbianismo, etc.”.

No más esclavitud

Continuemos con la historia de Edwin Bello: “Te preguntarás: ¿Cuándo murió esta sanguijuela que me succionaba la vida? Todo comenzó cuando me di cuenta que no podría vencer a la lujuria sexual a solas, en negación y justificándome, o echándole la culpa a otros. Necesitaba asumir mi responsabilidad; hablar y confesar mi atadura a otros hombres iguales que yo, que tuvieran las mismas marcas de mis sanguijuelas, pero ahora viviendo en libertad.

Sólo así, por la gracia de Dios, pude quitarme de encima una atadura que me atormentó por treinta años. Pero tuve que creer que el poder de Dios era –y todavía es– suficiente para limpiar la impureza de mis manos, dándome unas manos sin mancha. Y luego de creer, tuve que actuar con una fe exagerada y sin reservas. Por eso, es que si algo me atrevo a pedirte es lo siguiente: Por favor, nunca te olvides que la lujuria sexual no te dejará ir si asumes medidas mediocres y parciales en contra de ella. Sólo asumiendo posturas radicales, podrás erradicarla. La regla para la victoria depende de cuánto realmente la quieres fuera de tu vida.

Recuerda: Dios no te creó para que vivieras en esclavitud. Él no te creó para que sufrieras, lleno de heridas abiertas e infectadas de dolor y tristeza. Él entregó a Su Hijo para cargar todas tus heridas en su cuerpo crucificado para que todo ese dolor, toda esa tristeza, murieran con Él en la cruz y pudieras resucitar –también con Él– a una nueva vida restaurada. Estás a tiempo. Y cuando el lazo asfixiante de la masturbación te haga pensar que nunca podrás salir de la prisión, piensa en lo siguiente: En las manos perforadas del Salvador están todas tus masturbaciones. Jesús permitió que sobre Él cayera tal inmundicia para regalarte unas manos limpias y libres.

Por: Jennifer Barreto – @BarretoJenn

Foto: 123RF

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1 comentario

louise 13 de mayo de 2019 - 12:40

y a falta de hombres honestos y sinceros????

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