Adictos a la aprobación

por Revista Hechos&Crónicas

Buscar impresionar al mundo es difícil, pero lo intentamos una y otra vez con tal de encajar en un círculo social, tener más seguidores y ser aceptados por la sociedad. Todo esto, ¿para qué? Es hora de quitarnos las máscaras y encontrar nuestra verdadera identidad.

¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo. Gálatas 1:10.

Muchas personas presumen una vida perfecta en redes y al ver esas historias, anhelamos tener todo lo que muestran. La ropa de marca, los títulos, la cuenta bancaria, el IPhone, la pareja, la cantidad de amigos y seguidores, todo eso es un disfraz para nuestras inseguridades.

Se nos incentiva a pensar que lo que importa es lo que se vea de ti, más no quién eres. Instagram es una de las redes en donde más se evidencia este tipo de situación, pues todo el tiempo vemos cosas hermosas con el fin de obtener la admiración de otros. Esta red social, que cuenta con más de 1.000 millones de usuarios, muestra que hay jóvenes y adultos que tienen problemas de ansiedad, depresión y algunos trastornos de conducta, por intentar imitar estos estilos de vida.

Así mismo, en un estudio de PISA encontró que los jóvenes que consumen durante mucho tiempo redes sociales tienen una menor satisfacción con la vida, hacen comparaciones sociales negativas, tienen menor confianza en los demás y en sí mismos y no participan en eventos culturales.

“Necesito aprobación para ocultar mis inseguridades”

Cuando somos jóvenes aún no tenemos la identidad y el carácter tan firme. Por eso, esta búsqueda constante y excesiva por tener la aprobación de los demás puede llegar a ser una adicción, generada a causa de una baja autoestima, temores, falta de confianza o por haber experimentado bullying o rechazo en la vida real. Simplemente no nos sentimos dignos de las bendiciones de Dios y preferimos buscar validación en los lugares equivocados.

Cuando tu autoestima depende de lo que los demás piensan de ti, te conviertes en un adicto a su aprobación. Las personas inseguras, que han sido heridas o rechazadas, necesitan de alguien que los reafirme para vencer los sentimientos de baja autoestima. Si dicha aprobación no aparece, se ponen ansiosas hasta tanto sientan que son aceptadas de nuevo. Derivan su sentido de valor basándose en la aceptación de los demás en vez de la esencia de quienes son. Pero ¿cómo dejar de buscar nuestro valor en las cosas mundanas?

¿Dónde está mi valor?

Itiel Arroyo, predicador español, dijo en una prédica que “al mundo no nos presentamos como realmente somos, nos presentamos como nos gustaría ser. Proyectamos un personaje y casualmente ese personaje resulta ser más inteligente, más guapo, más feliz que tú, tiene una vida de éxito mejor que la tuya. Hasta queremos proyectar que somos más espirituales de lo que realmente somos”. Creemos que para ser alguien con valor en la sociedad de hoy, debemos aparentar y mostrarle al mundo que somos importantes.

En Lucas 4:9-13, Jesús es un claro ejemplo de que no podemos agradar al mundo solo para ser impresionantes. Satanás le dijo a Jesús que se tirara del pináculo del templo para que los ángeles lo recogieran a la vista de todos y pudiera ser reconocido por el mundo. Pero Jesús se rehusó a buscar la aprobación del mundo, porque tiene claro que es el Hijo de Dios y que no necesita de nadie para ser importante. Tampoco nosotros tenemos que impresionar a nadie, pues al seguir a Cristo y ser hijos de Dios, Él nos da el valor que nunca encontraremos en el mundo.

Vivir para satisfacer a los demás y no a ti mismo es una trampa. “Si vives para la aprobación de la gente un día vas a morir por su rechazo” dice Arroyo. Queremos sentir que somos importantes, queremos mostrarle al mundo que tenemos valor, cuando alguien ya demostró con su muerte lo mucho que vales. Tu valor no lo determina el mundo, sino Jesús. Recuerda, para Él eres digno, y esa es la única voz que debes seguir y agradar.

Etiquetas vs verdades

Etiqueta 1: Debes hacer cualquier cosa para ganarte el favor de la gente.

Verdad: Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo. Colosenses 3:23. 

Etiqueta 2: Si alguien te desaprueba, no perteneces a ningún lado.

Verdad: Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable. 1 Pedro 2:9.

Etiqueta 3: Para ser alguien valioso debes tener ropa de marca, cosas lujosas, el mejor cuerpo, ser exitoso.

Verdad: Pero el SEÑOR le dijo a Samuel: —No te dejes impresionar por su apariencia ni por su estatura, pues yo lo he rechazado. La gente se fi ja en las apariencias, pero yo me fijo en el corazón. 1 Samuel 16:7.

Etiqueta 4: Lo que dicen las personas es más importante que lo que dice Dios.

Verdad: No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta. Romanos 12:2.

Por: Norma Elizabeth Pinzón – norma.pinzon@revistahyc.com

Foto: Prateek Katyal – Unsplash (Foto usada bajo licencia Creative Commons)

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