Las drogas acechan los colegios

por Revista Hechos&Crónicas

Las vemos en televisión y en cine nacional e internacional. Colombia se ha vuelto tristemente popular por alcanzar gran éxito en producciones audiovisuales que abordan el tema del consumo de drogas y la proliferación de la delincuencia. Televidentes de Latinoamérica y el mundo se deleitan con series sobre capos de la droga, grandes traficantes, reales o irreales, que hacen carrera en Colombia. Esta, sin embargo, es una situación que, lejos de entretenernos, debería llamarnos a reflexionar.

El consumo de sustancias estimulantes es un problema crítico. De acuerdo con el Observatorio de Drogas de Colombia (ODC), se revela un sistemático aumento del tráfico de estas, lo que convierte esto en un asunto complejo con serias repercusiones en lo social y en salud pública. “El consumo de drogas ilícitas crece en el país no solo porque más personas las consumen sino porque el mercado es cada vez más amplio y diverso”.

Esta es una realidad que a todos nos preocupa. Pero, para quienes somos padres y vemos en las noticias y en los diarios la violencia que genera este mercado y su incidencia en las escuelas, la drogadicción nos despierta mucha angustia.

Nuestros hijos están constantemente expuestos a información que no siempre resulta apropiada u oportuna. El cine y la televisión muestran el consumo de sustancias ilegales como algo normal, entretenido, que confiere dinero y poder, difundiendo así una serie de antivalores que puede socavar las enseñanzas que tratamos de inculcar  en el hogar. Y si a ello sumamos la realidad del día a día y la cada vez mayor población joven que consume drogas, no es de extrañar que muchos de los que tenemos niños pensemos que es una situación delicada de seguridad social que se debe atender sin más dilaciones.

A la salida del colegio ¡cuídese!

Los jóvenes de Colombia se enfrentan a un monstruo silencioso que, en caso de atraparlos en sus redes, puede arruinar sus sueños, su futuro y todas las expectativas familiares. Según el informe de 2016 “Estudio Nacional de Consumo de Sustancias Psicoactivas en Población Escolar-Colombia”, el 8,2% opina que es fácil conseguir alguna sustancia ilícita, como Popper, cocaína o ácidos.

Un artículo publicado en el diario El Tiempo en junio de 2018 señala que al menos 520 mil estudiantes de colegio, cuyas edades oscilan entre 12 y 18 años, han consumido drogas por lo menos una vez en su vida. Esa cifra representa 15,9% de los escolares del  país entre los grados séptimo y 11 (uno de cada seis) y confirma cómo el consumo se convirtió hace tiempo en un problema de salud en Colombia.

“Los datos están contenidos en el reciente informe de consumo de sustancias psicoactivas en población escolar en Colombia, revela que mientras el consumo de alcohol y tabaco en niños y adolescentes bajó, el de sustancias ilegales, incluidos el éxtasis y la cocaína, va en aumento sostenido. La muestra, cuyos datos se recabaron a finales del 2016, consultó a más de 80 mil jóvenes a quienes les preguntaron por el conocimiento de los riesgos y el eventual consumo de sustancias como la marihuana, la cocaína, el basuco, el éxtasis, la heroína, el LSD y otros alucinógenos, incluidos solventes y pegantes. 11% de los consultados dijo que el consumo se hizo en el último año, y 6,1% consumió en el último mes”.

Un dato aún más aterrador es que uno de cada 10 niños de séptimo grado admitió haber usado alguna sustancia ilícita al menos una vez en la vida. Y aunque el problema de las drogas afecta a todos los rincones de Colombia, la mayor prevalencia, según los Ministerios de Justicia  y Salud, está registrada en Caldas (27,9%), Antioquia (26,6%); Risaralda (26,1%); Quindío (23,7%); Orinoquía (22%); Bogotá (21,5%), y Amazonía (20,4%).

Esta encuesta muestra, a su vez, que el problema de la drogadicción afecta por igual a hombres y mujeres, pero la tasa de consumo ha sufrido una elevación considerable en la población femenina, si se comparan las cifras actuales con las que arrojó el informe de 2011.

Tan oscuro panorama enciende las alarmas, pues están constantemente obligados a reforzar los programas de prevención. Y no en vano, desde luego. Es imposible ignorar que en Colombia hay unos 122 mil escolares que han usado drogas inhalables como ‘popper’, sustancia que se ha posicionado como la de mayor uso en el último año, de acuerdo con El Tiempo, con casi dos puntos porcentuales sobre otras de naturaleza ilícita.

¿Y las autoridades?

Uno de los entes que atiende esta crisis social es el Observatorio de Drogas de Colombia, que se constituye como un centro de conocimiento que permite una mejor comprensión de las diferentes manifestaciones del problema de las drogas en nuestro país y contribuye, asimismo, con la formulación de políticas, planes y programas en pro de erradicar el consumo de sustancias ilícitas. Su objetivo no es otro que proporcionar a la comunidad, tanto nacional como internacional, información objetiva y actualizada sobre la temática de las drogas, y una difusión oficial de las cifras, bajo la resolución 0006 del 8 de abril de 2005.

Otras entidades también participan en esta lucha conjunta para lograr la erradicación de las sustancias ilegales en nuestro territorio nacional. El Ministerio de Salud participa activamente en programas y proyectos que ayuden a atender esta crisis.

En 2014, el entonces Viceministro de Salud Pública y Prestación de Servicios. Fernando Ruíz Gómez, actuó en calidad de ponente en la 57ª reunión de la Comisión Mundial de Estupefacientes, en Viena (Austria), donde habló en favor de que exista un mayor compromiso por parte de la comunidad internacional para que se promuevan sistemas de control de drogas, bajo un esquema de salud y derechos humanos, en el que el uso ilícito no sea aceptado como una forma de vida.

“El consumo de sustancias psicoactivas está creciendo en Colombia desde 1992, tanto en el número de consumidores como en la diversidad de drogas disponibles. En 2008 se registró un aumento en el uso de sustancias ilegales al pasar de 1,6 a 2,7%. En relación a la diversificación de la oferta, todavía están presentes en el mercado nacional las sustancias consumidas hace décadas, como la marihuana y el LSD. Tenemos un reporte de 36 sustancias diferentes y ventas de sustancias bajo el nombre de moléculas distintas según la información del Sistema de Alertas Tempranas del Observatorio de Drogas de Colombia”, dijo el Viceministro, según publicó el Ministerio de Salud.

Ruíz Gómez también sostuvo que hemos fortalecido los centros de atención en drogadicción y servicios de farmacodependencia hospitalarios mediante capacitación y asistencia técnica para el proceso de habilitación y para el mejoramiento continuo. Finalmente, hemos avanzado en la construcción de evidencias a través del desarrollo estudios nacionales y la puesta en marcha del Sistema Único de Indicadores sobre Consumo de Sustancias Psicoactivas.

Sin embargo, desde nuestras casas y en el marco de la preocupación que impera por el bienestar físico, social y mental de nuestros niños y jóvenes, debe haber más que podamos hacer. Es por ello que la psicopedagoga colombo-venezolana Patricia  Herrera Pereira, licenciada en educación con especialización en dificultades de aprendizaje y retardo mental, egresada de la Universidad José María Vargas (Caracas), explica, en exclusiva para Hechos&Crónicas, las repercusiones del consumo de estas sustancias y qué medidas podemos tomar como padres y representantes para evitar que nuestros hijos tengan contacto con las drogas.

La especialista explica que, en la edad escolar, los niños son como esponjas que lo absorben todo. Los jóvenes están expuestos a la presión social y a una serie de cambios físicos y mentales que pueden hacerlos aún más vulnerables contra estas tentaciones. Las amistades no convenientes, el contenido que visualizan en internet y la televisión y otros factores pueden influir negativamente en su desarrollo.

“El mejor remedio contra todo esto o, más bien, la semilla que podemos hacer germinar con la finalidad de evitar que nuestros hijos sean víctimas de ese mundo de vicios, es la del amor, la dedicación y el tiempo. Lastimosamente, la tecnología se ha convertido en la compañía más recurrente de los niños, incluso con las madres presentes, que mandan a sus hijos a jugar o a ver la tele para tener tiempo para ellas mismas. El problema es que, cuando los niños y jóvenes pasan mucho tiempo solos y les demostramos que no tenemos tiempo para ellos, buscan las respuestas a partir de otra fuente, que puede no ser fiable y que quizá torcería la verdad. Todo cabe dentro de lo posible.

Somos nosotros, como padres y representantes, quienes debemos tomarnos el tiempo para educarlos, enseñarles los peligros del mundo y por qué, con sólo probar estas sustancias una vez, podrían destruir sus vidas”, dijo la licenciada Herrera Pereira.

Vieja droga, nueva perspectiva

“Sacó un cigarro algo extraño, de esos que te dan risa…” ¿Quién no ha escuchado esta famosa canción del cantante guatemalteco Ricardo Arjona? Este verso hace una clara alusión al consumo de marihuana, sustancia que ha sido motivo de gran polémica e intenso debate durante los recientes años.

De acuerdo con el ‘Reporte de Drogas 2017’, la marihuana es la droga más consumida. El 11,48% de las personas del estudio, con edades entre 12 y 65 años, reconoció haberla consumido alguna vez en su vida. El 3,23 por ciento dijo que usó alguna vez probó la cocaína, 1,18 lo hizo con el bazuco y el 0,71 ha consumido éxtasis. “Aunque el consumo de estas dos sustancias tiene prevalencias bajas, genera alto impacto en la salud pública”, señalaron los investigadores.

No obstante, la comunidad científica ha logrado que se le dé un nuevo enfoque y se abran nuevas puertas en el campo de la medicina, puesto que se ha sugerido que el cannabis o marihuana medicinal puede ser la respuesta para el tratamiento de numerosas enfermedades farmacorresistentes.

El consumo de marihuana es una costumbre ligada a la cultura, la religión y al arte en sus diferentes manifestaciones que desde hace décadas ha sido el centro de debates en muchos parlamentos a escala mundial, asegura telesurtv.net. En América Latina ya son varios los países donde el consumo de la hierba es legal.

La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (U.S. Food and Drug Administration, FDA) no ha reconocido ni aprobado la planta de marihuana como medicina, de acuerdo con un artículo publicado en 2017 por drugabuse.gov. No obstante, el estudio científico de las sustancias químicas de la marihuana, llamadas cannabinoides, ha llevado a la aprobación por parte de la FDA de dos medicamentos en forma de píldora que contienen cannabinoides. Es posible que, a medida que continúan las investigaciones, se aprueben más medicamentos.

En Colombia, desde el 11 de agosto de 2017 el Gobierno Nacional finalizó el proceso de reglamentación para la fabricación, uso de semillas y cultivo de cannabis para fines medicinales y científicos. El Ministerio de Salud y Protección Social tiene a su cargo la expedición de licencias de fabricación de derivados de cannabis.

Templo y morada del Espíritu Santo

Ciertamente les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado —respondió Jesús. Juan 8:34.

Puede que en las Escrituras no se haga ninguna mención directa de la cocaína, la heroína, el éxtasis (MDMA), o metanfetaminas, pero sí es enfática la advertencia contra los peligros que entraña la adicción. Todo aquello que se consume al margen de la ley y que atenta contra nuestra salud, es rechazado por Dios. Sí, no se dice nada contra inhalar, esnifar, tragar, fumar, inyectarse, lamer, o cualquier otro método de ingestión.

Pero, los cristianos estamos bajo el mandato de obedecer las leyes terrenales, indica Eclesiastés 8:2-5. La única circunstancia mediante la cual podemos violar este mandato es cuando las leyes de los hombres contradicen los preceptos del Señor, como bien explica Hechos 5:29.

Más allá de esto, al pensar en caer en las tentaciones del mundo, debemos tomar en cuenta que nuestros cuerpos son templo y morada del Espíritu Santo ¡Nuestras vidas no nos pertenecen, ni somos dueños absolutos de nuestros cuerpos, así que no tenemos el derecho de atentar contra nosotros mismos! Y al caer en las tentaciones del mundo, en el gusto porque aquello  que tan evidentemente nos hace mal, aceptamos ser esclavos de una sustancia, en lugar de abrazar la libertad que con tanto amor nos ofrece nuestro Salvador.

En definitiva, las drogas no son la respuesta y esto es algo que no podemos dejar de inculcar a nuestros hijos, porque ellos son el futuro de nuestro país. Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará. Proverbios 22:6.

Ilustración : Freepik

 

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