Pataletas y rabietas

por Revista Hechos&Crónicas

Me gusta escuchar experiencias del día a día de mis amigas, en especial de aquellas que tienen niños pequeños. Al compartir con una de ellas, conocí la siguiente historia:

“Una mañana como de costumbre, me dispuse a realizar las labores del hogar, preparé el desayuno de mi esposo y mi hijo mayor; cuando se fueron, le llevé el biberón a mi pequeña princesa de 18 meses que estaba en la cuna. Con ella la crianza era más relajada porque al ser mi segundo hijo me sentía más tranquila, al quitarle la pijama noté un comportamiento inusual en ella, empezó a llorar fuertemente y a decir “¡no, no!”. Se bajó de la cuna se sentó y comenzó a darse golpes en la cabeza contra el piso, en mi desconcierto y asombro no supe qué hacer, consulté a la pediatra sobre su actitud y le dije que con mi hijo mayor no era sí. Esta fue su respuesta: “Como la niña se está acercando a los dos años, está presentando su primer cambio hormonal”. No me dio más explicación con respecto al tema, empecé a orar y a pedir sabiduría… me di a la tarea de buscar información en libros y videos especializados para aprender cómo manejar sus pataletas”.

¿Por qué tienen los niños pataletas y rabietas?

La pediatra, Olga Francisca Salazar Blanco, profesora de la Universidad de Antioquia, explica que “según lo explica el psicoanalista alemán Erikson, las pataletas suelen ocurrir en niños de 18 a 36 meses, etapa de desarrollo de la autonomía, Vs. vergüenza y duda, en la cual el niño, mediante la interacción con los adultos va a adquirir el control de sus músculos, el control de sus impulsos y va a ser capaz de controlarse y quererse a sí mismo.

Sin embargo, esto es un proceso, durante el cual pueden surgir dudas y vergüenza por sentirse dependiente, temeroso de sobrepasar los límites de su capacidad para hacer las cosas o cumplir las normas impuestas por los adultos, cuya actitud es fundamental para facilitar el buen desarrollo de su autonomía, dándole la oportunidad de que haga todo lo que pueda y quiera hacer, a su propio ritmo, en el momento y sitio precisos y con los límites necesarios”.

¿Cómo manejarlas?

En esta etapa, el niño aprende a decir “NO”, lo cual le da la capacidad de negarse y actuar sobre su entorno, como una forma de reafirmar el poder que tienen sobre sí mismos y los demás, si no se maneja adecuadamente puede derivar en niños muy hostiles y desafiante. Al respecto la psicóloga Zulme Lomelli Pérez en su blog “Psicóloga S.O.S” da las siguientes pautas para el manejo de las pataletas:

  1. En tu tarea por enseñar disciplina con amor observa a tu niño para identificar en primera instancia la causa posible del porqué del berrinche: frustración, algo que se le quitó, ira, hambre, sueño o si más bien solo es manipulación.
  2. Llévalo a un lugar seguro en el que se pueda desahogar. Abrázalo, cárgalo y sácalo del sitio donde inició la rabieta. A esta técnica se le conoce como “tiempo fuera”. Hazle entender que estará ahí hasta el momento que se sienta más tranquilo.
  3. Háblale mientras se desahoga. Esta es una manera de educar en valores. pues le transmites que entiendes su molestia, pero que solo le prestarás atención cuando se calme. Esto ayuda a los niños a distinguir sus sensaciones y emociones durante y después del berrinche. En su momento, él o ella aprenderán a expresarse cuando sientan frustración.
  4. Apenas notes que su estado es de calma, felicítalo. Aprovecha para describirle la sensación de bienestar que tiene en ese instante. Dile: “estabas muy bravo y te sentías mal, ahora estás tranquilo, te sientes mejor, ¿verdad? Ya todo pasó”.
  5. La disciplina con amor incluye mantener la calma a la hora de hablarle, de lo contrario, todos, incluidos niños y padres, entrarán en una lucha de poder. Los más pequeños recurren a todo tipo de rabieta para llamar la atención de quienes lo rodean. Háblale con voz suave y muéstrale a tu hijo que no vas a permitir que su comportamiento te afecte. Esta importante estar relajado. Si tú gritas, él gritará.

Recuerde que es ideal hablarle al pequeño mirándolo a los ojos, ubíquese siempre a su altura y mantenga una postura corporal firme. Esta es una buena forma para hablar con su hijo.

La disciplina con amor y sabiduría a tiempo favorecen la salud emocional, el desarrollo y el bienestar del niño, les da tranquilidad a sus padres en la correcta educación. Recuerde siempre que este es un proceso que debe acompañarse con paciencia, firmeza y calma, teniendo en cuenta que el adulto es el que marca los límites y reglas a seguir.

No se deje manipular

– No le des a tu hijo lo que pide. Tiene que entender que su petición es inaceptable.

– Deja que grite y llore en un lugar seguro. Se cansará y se calmará.

– Ten paciencia y constancia. No caigas en agresiones físicas contra él o ella. Si pasa por tu mente, salte a respirar y regresa luego.

– Póngase de acuerdo con su nana, maestra de escuela u otra persona que lo cuide para que manejen los berrinches con la misma técnica que utilizas. Si tú como su mamá decides una cosa, y otro adulto la anula, el niño entenderá que contigo puede montar un “show”. Los pequeños quieren y necesitan saber por qué no pueden hacer lo siempre quieren.

– Es necesario razonar con los niños y dejar en claro qué se espera de ellos.

Por: Hilda Cristina López Carvajal

Foto: Sandra Molina – Unsplash

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