Lo que no sirve, que no estorbe

por Editor

¿Es usted de aquellos que ama guardar y coleccionar de todo un poco y le cuesta tirar a la basura lo que no sirve? ¿Destina su closet y todos los cajones y gavetas de su casa para guardar chucherías? ¿Tiene el famoso “cuarto de san Alejo” a punto de reventar porque cree que todo lo que hay allí tiene valor sentimental”? Si contesto Sí a estas preguntas, podría estar al borde de convertirse en acumulador compulsivo.

El caso de Adriana

El problema que tengo es realmente triste e inaguantable. Soy la hija mayor y desde que tengo uso de razón mi mamá acumula cosas. Todo empezó por su obsesión de acumular artículos de periódicos, cada vez que leía alguno que le interesaba, lo recortaba y lo dejaba en la sala o estudio. Todo se fue llenando poco a poco de papeles.

Años después empezó con la ropa, yo, entonces, tendría ocho años. Iba al centro comercial y siempre me traía algo. A mí me gustaba porque me daba lo que yo quería. Un día fuimos a una tienda donde ella comparaba en repetidas veces y se llevó 14 pantalones iguales, además de la ropa que mis hermanas y yo habíamos elegido. Ese día, pensé que mi mamá se había dado cuenta de que no había sido normal su necesidad de proveernos de tanta ropa que no necesitábamos en ese momento. Le pregunté: ¿mamá para qué tanta ropa?, ella respondió: “lo hago para no salir a comprar rápidamente cada vez que necesitemos”. A partir de esto, no he vuelto a salir con ella a comprar, la casa está llena de ropa, tenemos dos cuartos que no usamos y están llenos de mil cosas.

No te imaginas lo molesto que es no poder limpiar mi cuarto, para hacerlo, tendría que quitar la ropa y mi mamá se enfadaría si muevo sus cosas… por eso prefiero dejar eso así para no pelear y evitar que se siga arruinando mi familia. Esa sensación de saber que nada de lo que tienes es tuyo, que no hay orden, y ver que tú misma y tu familia se desmoronan es horrible. Mi hermana del medio no ve el problema porque se ha adaptado a él, sabe que no es normal, pero le da igual; mi hermana pequeña tiene un leve retraso mental (que no es por este problema) y mi madre es la única que la cuida, porque no nos deja a nosotras, no sabemos por qué.

Todo esto me ha llevado a sufrir ataques de ansiedad, hay mil cosas que me he callado. Me preocupan mucho mis hermanas. Cuando peleo con mi mamá o le digo algo por su desorden se desata la tormenta, entonces me odia, me empuja y grito, grito mucho, para no oírla, para que me deje en paz, para que no me empuje…Cuando pasa todo, mi mamá me pide perdón, pero al otro día, la historia se repite.

No quiero juzgar a mi madre, sé que me ama y que este problema va más allá. No es su culpa no darse cuenta de su obsesión por la ropa. Ella me dice que la ropa, sus colores y texturas, le ayudan a llenar el vacío que siente tras su separación con mi padre cuando yo tenía siete años. Sé que debo ser prudente con esta situación, pero créanme, este es un problema serio y social. No debemos dar la espalda, estos trapos sucios no se pueden lavar en casa y por eso cuento abiertamente lo que pasa en mi hogar… Solo espero que ella pueda llenar ese vacío conociendo de Dios. Oro para que algún día mi sueño se cumpla y mi madre pueda ser libre en el Nombre de Jesús.

Trastorno mundial

“Se estima que 6% de la población mundial está afectada por el síndrome de acumulación compulsiva que consiste en guardar cosas en casa por si algún día resultaran necesarias, además se caracteriza por la dificultad de deshacerse de estos objetos inservibles”, asegura un estudio realizado por el departamento de psiquiatría del hospital de Bellvitge de l’hospitalet (Barcelona) y el Instituto de Psiquiatría de Londres, publicado en la revista científica American Journal of Psychiatry.

Otros estudios psiquiátricos agregan que aproximadamente siete de cada 10 afectados sufren trastornos de humor o ansiedad y que también son frecuentes problemas de déficit de atención e hiperactividad.

Según el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-5), el problema es más frecuente en adultos con 6% y 2% en adolescentes.

Niveles de acumulación

Nivel uno: el hogar es limpio, habitable, la acumulación no es excesiva y se encuentra contenida en un ambiente. Quizá haya olores ocasionales de animales domésticos, podría haber alguna evidencia de plagas o invasión de hormigas. Todas las puertas y escaleras de la casa son accesibles.

Nivel dos: el desorden y acumulación se extiende en dos o más ambientes; uno o más electrodomésticos no funcionan, hay menos limpieza. Se presentan olores desagradables ligeros; se ve moho (ligero a medio) en cocinas y baños, y sobre las superficies de preparación de alimentos. Hay además olores provenientes de las mascotas, y evidencias de heces y orina.

Nivel tres: el desorden y acumulación se extienden de piso a techo, incluye zonas al aire libre. Dos o más electrodomésticos no funcionan. La higiene de las mascotas se ha descuidado, no hay evidencia de que se haya barrido o aspirado recientemente. La zona de preparación de alimentos es muy sucia y la basura hiede. El desorden interior bloquea acceso a ventanas o puertas, un dormitorio o baño no es totalmente utilizable para su propósito.

Nivel cuatro: la acumulación se extiende a través de la residencia, se presentan daños estructurales como fugas o ventanas rotas, baños inutilizables e infestaciones de plagas. El dormitorio es inutilizable, hay descomposición de alimentos y conservas viejas, no hay utensilios limpios en la cocina. Hay moho y hongos en varios lugares de la residencia. Hay (varias) mascotas en malas condiciones higiénicas.

Nivel cinco: la acumulación y la desatención personal llevan a un caos tal como el habitar sin servicios básicos, puede haber heces humanas, las mascotas representan un peligro sanitario, hay daños estructurales a la residencia. Algunas personas deben dejar su vivienda pues ya no queda espacio para ellos.

Lo que no sirve, que no estorbe

¿Ha calculado cuánto dinero ha gastado en cosas que no necesita? ¿todo lo que tiene en su casa es vital para su existencia? ¿Por qué le gusta acumular cosas? ¿Qué problemas del pasado lo han llevado a caer en esto? Estas son solo algunas preguntas que los acumuladores no quieren contestar y evaden diariamente.

Especialistas aseguran que este síndrome puede asociarse con una falta de equilibrio mental, emocional y espiritual. Se estima que ocho de cada 10 cosas que compran los acumuladores están intactas en el empaque y guardadas en algún armario, en espera del momento de ser estrenados. En un alto grado, ese día nunca llega. El pensamiento distorsionado de estas personas funciona más o menos así: “No, mejor no abriré mis plazos nuevos. Aunque los que tengo actualmente ya están viejitos y desportillados, guardare los nuevo porque son muy bonitos y finos y no quiero que se me dañen”.

Acumulación, ¿Problema espiritual?

Si usted tiene este problema, no lo pase por alto. Es momento de liberarse y tomar la decisión de organizar su vida. No crea que esto solo le pasa a usted, hay más personas luchando por este trastorno que desgasta, frustra y desordena de manera agresiva la vida espiritual de las personas. Muchas de ellas acumulan poco a poco frustraciones, enojos, odio, desanimo, entre otras, que se convierten en inmensos estorbos y ataduras, capaces de acabar con la vida de cualquiera.

Usted se preguntará…

1. Reconozca su problema delante de Dios: Jesús es la única respuesta a sus problemas, Él sólo pide que lo busque y conozca. Si le pide ayuda, el Señor brindará su auxilio que viene del cielo.

2. Ponga su vida en orden: Que Dios sea el primer lugar. No se centre en sus acumulaciones y obsesiones, invite a Dios a que sea el centro de su vida.

3. Pida perdón: Si afirmamos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no tenemos la verdad. Si confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonará y nos limpiará de toda maldad. 1 Juan 1:8-9.

4. Reconozca delante de su familia su problema: Una de las formas de liberarse es aceptar que tiene un problema y que necesita el apoyo de su familia.

5. Tome la decisión de decir NO MÁS a la acumulación: Hay dos cosas que deberá hacer, la primera, es desapegarse emocionalmente de los objetos (nuevos o acumulados); y la segunda, clasificarlos y deshacerse de ellos. Sea generoso y done lo que pueda servirle a otros.

6. Busque a Dios y ore: No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Filipenses 4:6.

7. Si definitivamente el trastorno acumulador lo domina y se ha convertido en un imposible en su vida… Es recomendable buscar ayuda profesional, muchas veces es necesario que la persona empiece un proceso de consejería, ayuda psicológica e incluso, tratamiento médico.

Por: Jennifer Barreto – @BarretoJenn

Foto: Archivo Particular – Usada bajo licencia Creative Commons

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