Liderazgo: cambios en nuestro estilo

por Revista Hechos&Crónicas

La espiritualidad aplicada al liderazgo debe suponer cambios positivos en ciertas áreas de nuestro estilo: planificación, recursos, estrategia y conducción.

Planificación adecuada

Es fundamental para tener éxito en cualquier proyecto. Se trata del punto de partida. Toda buena planificación debe comenzar por nuestro espíritu y el Espíritu Santo, como dice La Palabra.  No debemos dejar a Dios fuera de nuestros planes: El corazón humano genera muchos proyectos, pero al final prevalecen los designios del SEÑOR. Proverbios 19:21.

Además debe hacerse con excelencia. Para esto es importante no limitarse a la zona fácil o de conformidad, partiendo de la premisa de que “lo bueno” es el primer enemigo de “lo mejor”. Es primordial que un líder tenga a quién rendirle cuentas, como forma de alcanzar la excelencia y asegurar la supervivencia del plan.

Recursos

Más valen dos que uno, porque obtienen más fruto de su esfuerzo, si caen, uno levanta al otro. ¡Ay del que cae y no tiene quien lo levante! Eclesiastés 4:10.

Tal como Dios lo indica, los líderes siempre deberían contar con alguien a su lado. Un estudio realizado por Jim Collins en su libro Good to Great, mostró que contrario a lo que se cree, los líderes que transformaron sus organizaciones de buenas a excelentes, no pensaron primero por dónde conducir el bus, sino a quién iban a subir en él.

El viejo adagio “La gente es tu activo más importante” es inexacto. La gente no es tu activo más importante, la gente correcta sí lo es. Es por eso que el líder sabio traza planes, desde el comienzo de su liderazgo para el momento cuando ya no esté. Su primera tarea es asegurarse de capacitar a la mejor persona posible para que lo reemplace cuando se retire.

Jesús preparó a sus discípulos casi desde el mismo momento en que los llamó, diciéndoles que no estaría siempre con ellos. Él capacitó y preparó al equipo de líderes más exitoso de todos los tiempos.

Además, el “reconocimiento” por parte del líder a sus colaboradores es de vital importancia. La ingratitud duele, más cuando se ha hecho un gran esfuerzo. Un buen líder debe saber decir “Gracias”. Les rogamos que sean considerados y se muestren  agradecidos con los que trabajan arduamente entre ustedes. 1 Tesalonicenses 5:12.

Estrategia

Como estrategia para alcanzar resultados, un líder debe preocuparse por fomentar ciertas herramientas de su carácter tales como la paciencia, vigencia y constancia, el hecho de estar actualizado y conservarse en buen estado físico y espiritual, sin malgastar los recursos y talentos dados por El Creador. Además, hacer lo que deba hacer, a pesar de las críticas que viene solo con el afán de detener sus planes.

Conducción

Al conducir un proyecto exitoso, un líder debe tratar con respeto a los colegas, entendiendo que “Lo que tú haces, siempre repercute en los demás”. La resistencia ante los problemas y circunstancias, es otro ingrediente fundamental, que logra que cuando el agua nos llegue al cuello, no nos sentemos simplemente a quejarnos, sino que más bien comencemos a nadar.

Por último, para conducir cualquier proyecto exitoso se necesita determinación, ese empuje que nos ayudará a dar pasos de fe al estar seguros que Dios nos habló —puso carga en nuestro corazón, envió hermanos, abrió y cerró puertas— en la confianza de que Dios ha de bendecir dichos pasos de fe.

Foto: Eduardo Zapata / Revista Hechos&Crónicas

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